Malnombristas: Si la felicidad tuviera fecha, este 17 de diciembre se la habría robado. Recuerdo la llegada de Elián, cuando se bajó del avión. ¡Cómo uno puede ser tan feliz por gente que no es su familia o su amigo cercano! Es que de cierta forma ellos se convirtieron en un pedacito de uno por resolver, algo pendiente, un ansia reprimida. Entonces uno amanece hoy galletéandose porque ya se acabó; no más carteles, no más cintas amarillas, no más consignas. Saber que durmieron –si les fue posible- por primera vez, uno con Adriana, otro con Elizabeth, otro junto a Mirtha, Tonito y Maruchi, aquí en esta Habana de esta Cuba increíble para quienes no nos conocen de verdad. Juntamos todas las guerrillas hechas por Mal Nombre en 16 años y qué son ante una guerrilla día a día, noche a noche, lejos de todo lo que más uno quiere. Si les fuera poco el sacrifico, para colmo de utilidad, toda esa firmeza provocadora de ese inmenso desborde de solidaridad por ellos, empujó fuerte para cambiar en una fecha las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Nosotros los malnombristas nos creemos -porque es así- con una partecita especial. René, casi sin quitarse el polvo de un largo camino, fue a enfangarse con nosotros en el Caracas, por Chávez. Y ya Irmita era nuestra 10 años atrás. Nada, que tenemos el mejor fin de año que se pudiera ocurrir. Este Primero de Enero tendremos motivos para celebrar tantas cosas, que mejor divertirnos y ya, porque nos da la gana, robándole a Silvio aquello de “y quiero que me perdonen por este día los muertos de mi felicidad”. ¡Viva Cuba! Sandelis