"La wifi de mi barrio"
(Publicado en El Tropelaje No. 171)
La wifi de mi barrio "…es particular, cuando llueve se moja como las demás…" Es
particular y diferente y nada tiene que ver con el flamboyán florido que está
plantado en la misma entrada del parque, es por la gente misma que se acomodan
cada día para conectarse con el mundo, el pequeño parque de mi barrio ahora es
el lugar más importante que existe en esta zona de la ciudad y yo diría que se
ha convertido en un centro cultural, porque en Arroyo Naranjo… ¡no hay más
nada!. Hace un tiempo atrás los muchachos se agrupaban en el edificio de la
esquina y formaban lo suyo con el "conectifai" de los pobres: el zapya; la
monotonía solo se rompía alguna que otra vez cuando los chamas con su
escandalera en la noche sacaban de paso al vecino del segundo piso, que
calentaba el ambiente llamando a la policía; hoy la esquina está en calma
porque los muchachos están están…. ¡"pa' la wifi"!
De paso por la nueva plaza cultural encontrarás en la derecha del parque los
que se conectan con sus tarjetas nauta como Dios manda (ETECSA) y por la
izquierda los que se agrupan para conectarse con la tarifa de la señal furtiva
del tipo "break dance" (la que se congela) ideal para incautos, indisciplinados
y olvidadizos. Al llegar unos chamacos que trabajan por "cuentapropia" te darán
la bienvenida con un pregón cauteloso y respetuoso que dice así: ¡¡Puro tengo
tarjeta!! En nuestra wifi la gente siempre da muestra de una alta cultura
tecnológica, todo el mundo está en silencio conectado con los suyos, en rara
excepción algún novato rompegrupo suena en medio del silencio un…. ¿qué tú
dices?…. ¡aquí hay problema con la conexión!…. ¿cuándo tu vienes?….. ¡Acuérdate
del aparatico de los oídos…! la gente se da cuenta que al tipo le pasó lo mismo
que al violinista frente al león sordo de la selva.
Mi vecina de los bajos que es también vendedora por "cuentapropia" desde las
ocho de la noche en adelante pone un cartel en la ventana que dice: "no
moleste, estoy… pa la wifi" sin darse cuenta que deja sin cigarros y sin
"planchao" a los insistentes vecinos de la cuadra. Ya la china tiene una cuenta
en Facebook y puso en su perfil una foto bien sexy, así que difícilmente vuelva
a vender cigarros después de las ocho.
La wifi de mi barrio tiene cuatro bancos por cada cuatro metros cuadrados, por
eso la conexión se hace instantánea primero con la gente del banco de enfrente,
y después con la gente del lado de allá y no te puedes extrañar cuando una
persona que no conoces se acerca y te dice… “mi hija también vive en Las Vegas”.
Quizás dentro de unos meses la internet llegue a las casas del reparto o la
tenga en la pantalla de mi móvil, mientras tanto les aseguro que cada domingo
en la noche me verán sentado en el banco que está a la derecha del flamboyán de
la entrada, porque es un gusto estar conectado “desconectando” en la mejor
plaza cultural de mi barrio.
autor: Chami Castro