Empecé besando al príncipe encantado, todo era mágico, besos suaves,
caricias románticas, citas al atardecer, noches de placer con tacto suave y
de repente desapareció como si la tierra se lo hubiera tragado, ya no
sabías que hacer y llega el príncipe malo, sólo con verle, podías sentir su
poder a lo lejos, te toma de la mano y te hala con tanta fuerza que hasta
puede lastimarte, intenta robarte un beso, pero lo esquivas justo a tiempo,
y eso le provoca placer y no sabes que has caído en su juego, pero ya es
tarde en la noche y sabes que luego de unos tragos puedes perderte a ti
mismo, se te acercan y esta vez el toque se siente tan suave, delicado y
caliente. Entonces te volteas y es el chico malo de traje oscuro, esta vez
su mirada ha cambiado y hasta puedes ver algo de dulzura en la suya, te
dicen al oído, ¡creo que es suficiente por esta noche!, le miras, te
volteas y sigues sin hacerle caso, pero usa su fuerza y termina llevandote
lejos, se detiene, luego te dice que no estás nada bien y que te acompaña a
casa, estás un poco mareado y solo asientas con la cabeza, entoces toma tu
brazo y lo coloca sobre su cuello y te ayuda a caminar, mientras van
caminando su voz sigue sin parar pero no entiendes sus palabras, por fin
llegas y recibes un beso en la frente y un buenas noches... al otro día
encuentras un papel en tu bolsillo con un número telefónico y un mensaje
que decía nunca nadie me ha rechazado un beso y por eso me gustas.