Estimado Patricio: muy bueno el artículo, se agradece. Saludos, Iván El 27 de septiembre de 2011 02:07, Patricio Chacon <pachamos@xxxxxxxxx>escribió: > ...sobre el danio del lucro y el mercado en la educacion. > > Me lo envio mi amigo Glencho -se le agradece muito-. > > Aparecio en El Perjurio hace un tiempo, pero esta disponible en > > http://red-academica.net/observatorio-academico/2011/07/27/manifiesto-sobre-la-educacion-superior-apuntes-acerca-de-la-universidad-en-tiempos-de-conflicto/ > > Por si las moscas, aqui va lo que le conteste: > ------- > Excelente Glencho, dan ganas de ir a hablar con él, en una de esas nos > recibe... > > Te acordarás que hice una maitrise en Etica, y que se basaba en > Piaget. Bueno, ese genio decía -en 1935- que la educacón mundial > estaba derivando a un desastre, pq llevada por la forma más fácil de > medir los aprendizajes -lo que se ha memorizado- reducía la enseñanza > a mera memorización, nada o casi de comprensión. > > Luego, 30 años después, decía que la tendencia era cada vez peor, > además agravado por el aumento constante de "contenidos" a memorizar, > y que nada iba a mejorar mientras no mejorara la comprensión de lo que > es en la base "aprender". > > Estoy convencido de que el viejo tenía y sigue teniendo toda la razón: > con las "mejoras" tecnológicas, es cada vez más fácil cargar la mano a > la memorización, dejando de lado la comprensión, posibilitando la > "producción en masa" siempre creciente de estudiantes "instruidos" > así. > > Hay hartas cosas más que van de mal en peor, pero es una lata tener > que escribirlas -otra vez, ya lo hice para la tesis y para otra > investigación sobre el autoritarismo en la educación-. > > Si te interesa, te digo dónde encontrarlas. > > Un abrazo > El Batracio > > ------- > Abajo va la copia pa los flojos. > Patricio > > Manifiesto sobre la Educación Superior: Apuntes acerca de la > universidad en tiempos de conflicto > By admin, on July 27th, 2011 > > Enrique Barros* y Arturo Fontaine** > Facultad de Derecho, y de Filosofía y Humanidades de la Universidad de > Chile > Publicado en el Blog de José Joaquín Brunner, julio 24, 2011 (El > Mercurio, julio 24, 2011) > > Es erróneo concebir la educación como un medio para mejorar la > productividad y contribuir al crecimiento económico. Una sociedad con > muchos enfermos es menos productiva que una con su población sana. Sin > embargo, la salud es un fin en sí misma, aunque también sea valiosa > por su aporte a la productividad. Algo análogo ocurre con la > educación. Los constructores de la biblioteca de Alejandría, los > monjes medievales que conservaron los folios de los clásicos, los > humanistas que leyeron esos textos y con ello, de algún modo, pusieron > en marcha el mundo moderno no lo hicieron para lograr un beneficio > ajeno al bien que por sí mismo representaba el saber y entender. > > ¿Qué movió a Darwin a plantearse sus reflexiones observando la fauna > de las Islas Galápagos? ¿Por qué nos atrae seguir su modo de razonar? > Simplemente porque nuestra natural curiosidad adquiere en la ciencia > por sí misma una justificación. Por cierto que la educación tiene como > un efecto colateral la mejoría de la productividad, pero esa no es su > finalidad. La educación nos importa porque en ella se pone en juego la > humanidad de lo humano. Cuando un niño pregunta de dónde nacen las > estrellas es movido por el asombro que, dice Aristóteles, está en el > origen del conocimiento. El Estado debe apostar a lo que nos hace > mejores seres humanos, porque es a partir de allí que cobran sentido > nuestra ciudadanía democrática y contenido las oportunidades que > ofrece el progreso material. > > La universidad es el lugar de ese asombro primordial, sin el cual no > hay amor al conocimiento. La creación y transmisión del conocimiento > en su más alto nivel dan sentido a la comunidad universitaria. Por > eso, el cultivo de las matemáticas, las ciencias, las humanidades y > las artes deben estar en el centro de su actividad. Es el estudio de > esas disciplinas matrices lo que luego permite, por ejemplo, tener > profesores de calidad en los liceos y colegios, es decir, profesores > capaces de inquietar, de abrir mentes y orientar personas. En última > instancia, el nivel de los departamentos de matemáticas de la > universidad determina el nivel de los profesores de matemáticas de la > media y la básica; y, en cascada, el de gran parte de nuestros > profesionales. > > Un profesor enseña porque intuye que entender es una experiencia > fascinante en sí misma, como contemplar un paisaje de singular belleza > o ver un gran partido de fútbol. Lo atractivo de ser profesor es > ayudar a entender. Eso hacemos los profesores en las clases. Esto no > es un sueño romántico, como le dijo a uno de nosotros hace unas > semanas un experto, quien, por cierto, no hace clases. Es lo que nos > ocurre a diario. Que ello cause sorpresa y escepticismo en el experto > indica hasta qué punto es incomprendida hoy en Chile la profesión > docente. El principio es el mismo en las ciencias teóricas que en los > saberes prácticos. > > No es cierto que los beneficios de la universidad se agoten en los que > asisten y se gradúan en ella. La educación tiene un efecto expansivo > que alcanza a todos y, en especial, a los que vienen de hogares de > escasa tradición cultural y encuentran en la escuela la mejor > oportunidad de dar un salto cualitativo respecto de la anterior > generación. El interés por conocer se contagia desde la universidad y > desde allí por mil vasos comunicantes se reparte por el cuerpo social. > Los conflictos universitarios graves llegan a La Moneda porque > partimos de la base de que lo que ocurre en la universidad, tarde o > temprano, nos atañe a todos. > > Quizás haya que aceptar que sólo algunas universidades chilenas están > en condiciones, por ahora, de cumplir cabalmente esa misión. Esas > universidades son el pulmón que oxigena todo el sistema. Ellas deben > atraer a las mejores cabezas que tengan vocación por el estudio y > comprometerlas en una vida dedicada al conocimiento. Chile necesita > que los jóvenes más dotados e inclinados a investigar y enseñar puedan > consagrarse a esa tarea con entusiasmo y sin zozobras. Para ello, se > debe asegurar un financiamiento estable que lo haga posible. De lo > contrario, miles de jóvenes graduados en grandes universidades > extranjeras, gracias al programa Becas Chile, terminarán trabajando en > universidades fuera de Chile o irán al mercado profesional, a pesar de > sus vocaciones académicas. > > Universidades con fines de lucro y conflictos de interés > > Las que reconocemos como las mejores universidades se financian > fundamentalmente con aportes del Estado o una combinación del Estado > más cuantiosos fondos obtenidos de donaciones privadas. El aporte que > hacen las familias, vía matrícula diferenciada, alcanza en una > universidad como Harvard, sólo al 19 % de su presupuesto anual. En > cambio, los intereses de su fondo de inversiones representan un 35%. > Otras donaciones aportan un 7%. El Estado aporta un 17%. Harvard -como > tantas de las mejores universidades del mundo- es una corporación > privada sin fines de lucro y el grueso de su presupuesto proviene de > donaciones. > > Pareciera que en Chile están en deuda tanto el Estado como la empresa. > Pareciera que el paro prolongado, como lo muestra el proyecto que por > fin planteó el Presidente Piñera, ha logrado un grado de coincidencia. > El Estado ha fallado porque su aporte es bajo y su sistema de créditos > requiere cirugía mayor. Y las universidades con lucro encubierto han > sembrado la duda y la desconfianza. A su vez, ese esmog que se ha > levantado en torno a la educación superior privada también oscurece el > creciente aporte que están realizando universidades privadas sin fines > de lucro que progresan y mejoran día a día. > > La ley obliga a las universidades a constituirse como corporaciones o > fundaciones, esto es, como entidades sin fines de lucro. La norma > quiere evitar el conflicto de interés entre el cumplimiento de metas > estrictamente académicas y las típicas de una empresa comercial; por > ejemplo, entre la conveniencia de construir un laboratorio de física o > de idiomas y la expectativa de los dueños de una empresa de servicios > de extraer las utilidades que deja la operación. Los caminos > indirectos para obtener las rentas por otras vías son igualmente > ajenos al fin de esa norma. Por eso, si quienes gobiernan la > universidad retiran dividendos vinculados a su gestión, tal conflicto > reaparecería y la norma que prohíbe el lucro carecería de razón de > ser. La norma, que es preventiva y prudencial, quedaría en tal caso > sin efecto gracias a una martingala. > > Los conflictos potenciales son diversos. El más evidente apunta al > número de alumnos. La calidad de la enseñanza muchas veces mejora con > cursos más bien pequeños. Pero si la universidad es un negocio, por > obvias economías de escala convendrá hacer lo contrario, es decir, > aumentar al máximo el número de alumnos por profesor. Tampoco > convendrá tener profesores dedicados al estudio e investigación y con > tiempo para corregir con esmero y formar a sus alumnos. Y para enseñar > no se optará por expertos excepcionales, que tienen alternativas > promisorias en su vida académica o profesional, sino más bien por > secundones que se pasean repitiendo una letanía de aula en aula. > > La investigación en ciencias básicas rara vez es un negocio para un > inversionista, aunque indirectamente produzca beneficios económicos a > la sociedad. En Estados Unidos, el empresariado apostó tempranamente a > la cultura y a las ciencias. Las generosas donaciones que hacen las > empresas sostienen un sistema universitario mixto, estatal y privado, > sin fines de lucro, que se sitúa hoy en la vanguardia del conocimiento > en muchísimos campos. Esta es una importantísima fuente de > legitimación del capitalismo. En Chile, por el contrario, las > martingalas contribuyen a deslegitimarlo. > > Ya Tocqueville observó la significación que tenían las asociaciones > voluntarias sin fines de lucro en los Estados Unidos. Con los años, > ese rasgo cultural no ha hecho más que crecer y multiplicarse. En > Chile carecemos de esta fuerte tradición de que fines públicos sean > asumidos desde dentro de la sociedad civil. Así y todo, las donaciones > a las universidades han ido aumentando. Eso es muy esperanzador. Sin > embargo, los montos que se donan no guardan relación directa con la > calidad académica de la institución. Así, la Universidad de Chile, > pese a tener el mayor número de publicaciones en revistas > especializadas internacionales, no es la que recibe más donaciones. > > El difícil tema de las mediciones de calidad > > Un estudiante, por serlo, es un evaluador sumamente imperfecto de la > calidad de la docencia que recibe en su universidad. (¿Cuántos > semestres de cálculo necesita un administrador de empresas? ¿Dos, uno, > ninguno?) Cuando el joven entra a trabajar y cae en la cuenta de sus > falencias, ya es tarde (y muy caro) para empezar a estudiar de nuevo. > No ocurre lo mismo en el mercado de las camisas o de las corbatas. El > problema con los argumentos por analogía es saber hasta dónde llevar > la similitud y dónde marcar la diferencia. Si se parte por las > semejanzas, es evidente que el mercado universitario chileno no pasa > la prueba del consentimiento informado, que trata de cautelar el > derecho en los contratos con consumidores. Muchos de los jóvenes más > desventajados (y sus familias) toman decisiones cruciales respecto de > su educación tras el velo más denso de desinformación. > > Nuestro sistema universitario no asegura que los licenciados de las > universidades más mediocres tengan las habilidades y conocimientos > suficientes para desempeñarse en sus profesiones. Sin embargo, esos > grados les permiten obtener sin más la calificación profesional. Así, > se ve comprometida la confianza pública en las capacidades asociadas a > las profesiones. De hecho, a pesar de sus limitaciones, es probable > que se requiera un sistema público de controles externos para > comprobar que los egresados de las universidades tengan las aptitudes > para desempeñarse como abogados, arquitectos, constructores o > ingenieros (los médicos ya han avanzado en esta dirección). > > Los indicadores y las acreditaciones ayudan y son muy útiles, pero > deben administrarse con sentido de sus limitaciones. No son la panacea > que solucionará todas las fallas de la educación básica, media y > superior como a veces pareciera creerse. Por la compleja y sutil > multidimensionalidad de los procesos educativos, las mediciones son > siempre parciales. A menudo, las evaluaciones pueden ser sorteadas y > desvirtuadas desnaturalizando la docencia hasta hacer de ella un mero > adiestramiento para rendir una prueba. > > Además, hay indicios de que, por ejemplo, la empleabilidad y el nivel > de ingreso de un graduado chileno tienen más que ver con su medio > social que con sus notas. En consecuencia, es probable que ese > indicador premie a las universidades que capturen a jóvenes de mejor > situación económica y buenas redes. > > Por otro lado, existen grandes diferencias entre los escasos recursos > asignados a difundir información objetiva y las millonarias campañas > publicitarias de ciertas universidades. Tampoco están claras la > naturaleza y calidad de la información requerida. Los costos de > informarse bien son elevados para un joven de dieciocho años. > > En esta cuestión tan delicada, nada hay más ciego a la realidad que > suponer una racionalidad económica perfecta. Ese es un supuesto > utópico. En definitiva, aunque es obvio que resulta más compleja la > decisión por una carrera y una universidad que la de comprar unas > zapatillas, se protege mejor como consumidor al que compra un par de > zapatillas; poco se ha hecho por años para proteger al estudiante y a > su familia cuando se toma una decisión tanto más relevante. > > Aspectos importantísimos de la educación no admiten mediciones > cuantitativas. El año pasado en el CEP, James Heckman, Premio Nobel de > Economía, expuso un trabajo que indica que las habilidades que más > remunera el mercado del trabajo son las ¨habilidades blandas¨, las > vinculadas al carácter, y no los conocimientos duros, como las > matemáticas (ver www.cepchile.cl video y láminas “James Heckman en el > CEP”). El énfasis excesivo en lo medible pone el foco de la educación > en lo medido, en desmedro, muchas veces, de actividades más valiosas. > > Quienes favorecen la creación de universidades con fines de lucro > responden al argumento del conflicto de interés apelando a la > información y las mediciones que debería llevar a cabo el Estado. > Ahora bien, si la institución bajo evaluación tiene fines de lucro, > los incentivos para eludirla o tergiversarla serán mayores. Toda una > alambicada parafernalia de controles y evaluaciones de cientos de > carreras pasaría a ser responsabilidad del Estado y, en la práctica, > de funcionarios públicos que actúan en una estructura que no tiene > fines de lucro. Los defensores a ultranza de las empresas comerciales > de educación superior, al revés de lo que dicen, terminan depositando > enorme confianza en el Estado, en sus regulaciones y funcionarios. Si > son sinceros. > > Esto no impide que en el futuro pudieran permitirse universidades > organizadas como empresas de servicios, que deberían pagar impuestos > como cualquier empresa y no podrían recibir, claro, donaciones con los > beneficios tributarios de las que persiguen fines propiamente > universitarios. Por prudencia, dichas universidades tampoco deberían > recibir aportes del Estado. Los conflictos de interés ya mencionados > aconsejan extrema cautela. En Estados Unidos estas universidades > existen y hasta ahora se han orientado a una formación más bien > instrumental. En Brasil llenan un vacío que en países con un > capitalismo más maduro llenan el Estado e instituciones educacionales > sin fines de lucro. > > El Presidente es el patrono de la Universidad de Chile > > El gobierno reconoce que el aporte del Estado a la educación es > insuficiente en nuestro actual grado de desarrollo. Hay aquí una > oportunidad para que también la empresa privada refuerce sus > donaciones a entidades propiamente universitarias, impulsando a > nuestras universidades de mayor excelencia académica, que hoy > representan menos del 2% del presupuesto fiscal. La manera de > responder al descrédito del negocio de educación superior es mostrar > un empresariado generoso y con fe en la libertad de la cultura. > > Una de las palancas del crecimiento económico de la India es el > desarrollo de la informática que se concentra en Bangalore. Ese > fenómeno se explica, en parte, como una consecuencia indirecta de los > institutos tecnológicos de alto nivel, los Indian Institutes of > Technology (IIT), universidades estilo MIT, que se crearon en tiempos > de Nehru. Una de las empresas más exitosas en el rubro de la > informática es Infosys. Su fundador y CEO hasta el 2001, Narayan > Murthy, es uno de los principales donantes de IIT, donde obtuvo su > master. Desde su retiro, asumió la presidencia del directorio del > Indian Institute of Information Technology de Bangalore. “El poder del > dinero es el poder de dar”, ha dicho Murthy. Ese es el tipo de > relación que se establece en las economías modernas entre empresa y > universidad. > > El Presidente de Chile es el patrono de la Universidad de Chile. A > veces, como profesor, uno no siente ese afecto en las palabras y > gestos del Presidente; ese cuidado de la institución que es propio de > un patrono. Tampoco lo sentimos en los presidentes anteriores. > Recíprocamente, la Universidad de Chile tiene la responsabilidad de > darse un buen gobierno, tarea que es dificultada por una burocracia y > por un corporativismo que la asfixian. Pero, aun con sus dificultades, > la Universidad de Chile es un faro de la cultura chilena, porque en > ella late, al menos por aquí y por allá, el espíritu libre que respira > una universidad de excelencia. > > La universidad aspira a que en nuestros estudiantes se encarne una > tradición cultural, que ha de entenderse como una larga conversación > entre una muy larga secuencia de generaciones. Como en toda buena > conversación, hay en ella momentos mejores que otros, mutaciones y > contradicciones. Pero es siempre al interior de esa conversación > abierta que surge y fluye el tú, el yo, el nosotros. Esa conversación > que nos constituye como seres humanos, lo sepamos o no, adquiere una > particular densidad en la vida al interior de la universidad. No > podemos examinar nuestra cultura desde un punto de vista enteramente > exterior a ella. En el curso de ese río descubrimos la amistad, las > fallas morales y las virtudes, el abuso y la justicia, nuestros miedos > e incertidumbres, la belleza del conocimiento, y hasta las formas del > amor y el sentido del humor. Y presentimos el tamaño de nuestra > ignorancia. > > * Abogado, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de > Chile y miembro del Consejo Directivo del Centro de Estudios Públicos. > **Profesor del Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía y > Humanidades de la Universidad de Chile y director del Centro de > Estudios Públicos > > > > > -- > Patricio Chacon Moscatelli > Fono 56 9 96285304 > En Skype, "pachamos" > > http://web.archive.org/web/20050329193647/www.geocities.com/etica_piagetiana/ > http://piagetianmoraldevelopment.blogspot.com/ > http://sites.google.com/site/desarrollomoralpiaget/ > http://pachamos.googlepages.com > >