[colombiamigra] Fw: [NIEM] Espanha .

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  • To: Colombiamigra <colombiamigra@xxxxxxxxxxxxx>
  • Date: Fri, 10 Apr 2015 14:51:01 +0000 (UTC)


----- Forwarded Message -----
From: "'niem.migr' NIEM.migr@xxxxxxxxx [niem_rj]" <niem_rj@xxxxxxxxxxxxxxxxxx>
To: niem_rj@xxxxxxxxxxxxxxxxxx
Sent: Tuesday, April 7, 2015 6:52 AM
Subject: [NIEM] Espanha .

 

http://www.eldiario.es/sociedad/duele-dolor-ajeno-muerto-inmigrante_0_229227228.html
¿Nos duele menos si los muertos son inmigrantes? La muerte de 15 subsaharianos
que intentaban entrar a España reabre el debate sobre la reacción de la
sociedad frente a este tipo de sucesos Migrantes, expertos y miembros de ONG
creen que la xenofobia y la idea de la competencia entre los excluidos explican
la ausencia de una reivindicación mayoritaria Ponen como ejemplo las
manifestaciones masivas por la sanidad pública que no llevaban entre sus lemas
la atención médica a los extranjeros irregularesPaz Vaello Olave 17/02/2014
Cuerpos de un grupo de inmigrantes que se ahogaron al intentar llegar a la
orilla de Sicilia, días antes del naufragio de Lampedusa. / AP

El 5 de febrero murieron Ibrahim Keita, Armand Debordo Bakayoko, Oumar Ben
Sanda, Ousman Kenzo, Yves Martin Bilong, Daouda Dakole... Y así hasta 15
hombres, según las últimas informaciones oficiales. La mayoría eran de Camerún
y ninguno superaba los 26 años. Intentaban llegar a Ceuta a nado desde Tánger.
La Guardia Civil y unas bolas de goma se lo impidieron. Mientras se aclaran las
circunstancias, entre versiones que cambian y vídeos manipulados, queda el
dolor. Una semana después de la tragedia, cientos de personas se manifestaron
en varias ciudades del país para protestar por la actuación de las fuerzas del
orden y exigir que cesen las muertes en las fronteras. Allí estaban Djeumbe,
senegalés de 28 años, y su compatriota Mustafa, de 27. Aunque ahora los dos
tienen residencia legal, se conocieron en la Asociación de Sin Papeles de
Madrid, que trabaja por la integración de la gente migrante. Tristes e
indignados a partes iguales, coinciden en que, si los muertos hubieran sido
españoles, la movilización habría sido mucho mayor. "No solamente todos los
subsaharianos, sino toda la población tendría que haber estado allí, porque a
todos nos duele si se muere un familiar, y los muertos son familia de alguien,
son humanos. Nadie se merece esto", se lamenta Djeumbe. "Me duele que suceda
esta matanza, que nadie diga nada y que muchos medios de comunicación lo
escondan. Tenemos que darle visibilidad a esta tragedia. Un ser humano es un
ser humano, da igual de dónde venga", reivindica Mustafa. Ambos se quejan de
que ni los Gobiernos de los países de origen de los inmigrantes muertos ni el
Gobierno español digan nada. "Ellos son los primeros que tendrían que lamentar
esto", sentencia Djeumbe. Nadie responde ni llora por los muertos.
El discurso oficial: la 'guerra entre pobres'
Parece inevitable plantearse por qué no se llenan las calles de gente
exigiendo responsabilidades por la muerte de 15 personas en circunstancias,
como mínimo, confusas. ¿Nos duele menos el dolor de 'los de fuera'? ¿Estamos
tan centrados en nuestros propios problemas que los de los demás nos importan
menos? Ramón Muñagorri, abogado y secretario de la Coordinadora de ONG para el
Desarrollo, cree que "es indudable que en estos momentos una de las coartadas
del sistema es generar una especie de enfrentamiento entre los excluidos de
aquí y de allí, argumentando que no podemos ayudar a África cuando tenemos
pobreza aquí, diciéndonos que primero van los nuestros y después los otros".
"En Melilla hay una consigna no escrita en todos los niveles de la
Administración y es la de la no tolerancia; y, si se puede hacer la vida más
difícil al inmigrante, mejor, para que sepa que aquí no tiene sitio, que aquí
no le va a ir bien", sostiene José Palazón, profesor y miembro de la ONG
Prodein en la ciudad, que cuenta que esta idea recorre la ciudad: "Casi todo el
mundo aquí vive de la Administración, y está muy mal visto manifestarse a favor
de las personas inmigrantes. Prácticamente sólo se hacen manifestaciones en
contra". Palazón destaca la actitud racista de la policía: "Cuando vamos a
llevar comida a los inmigrantes que han entrado, siempre nos dicen con tono
despectivo: '¿Es para los negros?'. Y yo contesto: 'Es para los pobres; no me
había fijado en si eran blancos o negros". Débora Ávila es profesora de
Antropología en la Universidad Complutense de Madrid y participa en Ferrocarril
Clandestino, una "red de apoyo mutuo entre gente autóctona y gente migrante".
Junto con Marta Malo iniciaron dentro del grupo un proceso de reflexión
colectiva sobre las fronteras internas que nos separan dentro de las ciudades;
"los mecanismos, aparte de las fronteras visibles, que están generando que
gente que convive en un mismo barrio se encuentre dividida". Sostienen que
estas fronteras invisibles son en realidad la forma de gobierno del
neoliberalismo. A diferencia de lo que propone el Estado de bienestar, basado
en cierta idea de redistribución –"aunque nunca llegara a conseguirse"–, esta
forma de gobierno –hegemónica desde mucho antes de que estallara la crisis– "se
apoya en la diferencia como hecho natural para transformarla en desigualdad,
que es lo que se piensa que activa al ser humano, lo motiva a ser emprendedor,
a buscar soluciones individuales a sus problemas y a competir con los demás
para mejorar". "Si uno analiza cualquier política neoliberal –educativa,
sanitaria y, por supuesto, de extranjería–, se da cuenta de que las distintas
normativas van generando derechos diferentes para distintas categorías de
personas", continúa Ávila. Desde esa perspectiva de gobierno, la idea de la
redistribución, "que haya subsidios que compensen la desigualdad", resulta
negativa, "porque adormece el espíritu y rompe el juego natural de la
competencia. Por eso los recortes sociales tienen que ver con quitar estas
ayudas". En este contexto, la crisis es, según la antropóloga, un escenario
ideal "para dar otra vuelta de tuerca a unas políticas que llevan pensadas
mucho tiempo": si a la desigualdad se le suma "el discurso de la escasez", en
palabras de Ávila, "obtienes una sociedad en la que las personas de un grupo
quieren ser como las que están más arriba y ven a los de abajo como aquellos
que les quieren quitar su puesto". Una realidad que reconocen Djeumbe y
Mustafa, y que el primero resume así: "Al principio me llevaba muy bien con la
gente, pero al llegar la crisis muchos empezaron a culparnos de la situación y
a mirarnos con otros ojos. Es doloroso e injusto". Este tejido social
fragmentado que describe la antropóloga, sustentado en el miedo al otro y en la
rivalidad en lugar de en el apoyo, sería la razón de fondo para que los
problemas de las personas inmigrantes resultaran lejanos a una gran parte de la
población. A lo que, en el caso de las muertes de Ceuta, la profesora añade el
poso colonial, "que en España está muy presente", por el cual "no es lo mismo
que muera un negro a que muera un blanco".
La solidaridad a pie de calle
Para Palazón, esta guerra entre pobres, alimentada desde las autoridades y
exacerbada en tiempos de crisis, es "lo que se oye", pero la mayoría de la
gente en su vida cotidiana es muy solidaria. Y pone como ejemplo que en Melilla
es habitual que alguien le deje las llaves de su casa o del coche a un
inmigrante para que lo ayude en tareas domésticas a cambio de un dinero, "cosa
que creo que en la península no se hace mucho", comenta con sorna. Este
miembro de Prodein menciona especialmente lo sucedido en 2005, cuando, como
ahora, se vivieron situaciones muy violentas en la frontera: "Los inmigrantes
que habían saltado la valla corrían por la ciudad sangrando y llorando, y todo
el mundo empezó a meterlos en su casa y en sus coches" para protegerlos. "Es
como si hubiera un nivel de tolerancia de la violencia hasta el cual la gente
no reacciona, pero a partir del cual reacciona muy bien", concluye Palazón.
Muñagorri observa también esta dualidad entre la lógica oficial y la actitud de
una gran parte de la sociedad. Se muestra optimista cuando recuerda que, según
las encuestas, "los ciudadanos españoles siguen pensando que tiene que haber
una cooperación con países que están en procesos de desarrollo". Y va más allá.
Cree que esta crisis, "que está agudizando la desigualdad a nivel planetario
pero también dentro de los países que antes se llamaban desarrollados", está
teniendo como consecuencia un mayor grado de sensibilidad de la ciudadanía
hacia problemas que identifica como comunes. Doudou, de Senegal, en la
manifestación contra el Gobierno por las muertes en Ceuta. "Antes la gente
pensaba que los problemas estaban fuera, y que pequeñas ayudas eran suficientes
para tranquilizar la conciencia. Ahora vemos que la voracidad de este sistema
basado en la acumulación de riqueza y en la exclusión no tiene límites; expulsa
a la gente de sus tierras allí y de sus casas aquí", argumenta Muñagorri, que
ve en este proceso de asumir "que tenemos que enfrentar juntos problemas que
suceden en muchos sitios pero que nos afectan a todos" el germen de "una
conciencia ya no sólo asistencial, sino política" y de iniciativas solidarias
como las mareas. En la misma línea, la antropóloga apunta que "los movimientos
sociales han sabido aplicar una relectura de la crisis y elaborar un discurso
político que señala muy claramente al culpable: los bancos, la corrupción…".
Esta identificación de un enemigo común permite que funcionen ciertas redes de
solidaridad: "Como está claro que están desmontando la sanidad, ya no es el
inmigrante el que ocupa mi turno y me obliga a esperar".
Cuando el individualismo se impone
A pesar de estas iniciativas de solidaridad "que de alguna manera alumbran
puntos de esperanza", enfatiza Ávila, la lógica individualista de la
competencia está "muy dentro de nosotros". Lo que explicaría, por ejemplo, el
hecho de que habiendo una gran movilización en defensa de la sanidad pública no
sea una reivindicación principal la recuperación de la tarjeta sanitaria por
parte de los más de 800.000 inmigrantes sin papeles que se han quedado sin
atención médica. "Yo no creo que la gente pase", opina el secretario de la
Coordinadora de ONG para el Desarrollo, Ramón Muñagorri, sobre la falta de una
reacción mayoritaria ante las muertes en Ceuta o la expulsión de los sin
papeles de la asistencia sanitaria. "Para mí lo que hay es una sensación de
impotencia, de que es muy difícil combatir un sistema tan depredador, más el
hecho de que es complicado estar saliendo a la calle todos los días por cientos
de causas que nos están llamando". Esto, reconoce, podría justificar "ciertas
prioridades en la movilización". Los movimientos de contrapoder y de defensa
de derechos surgidos en los últimos años –propios de "una sociedad madura",
como la define Muñagorri– estarían evitando en España el ascenso de la
ultraderecha que están viviendo otros países europeos, a pesar de que esos
grupos "de ideología ultra o fascista, amparados en estas políticas
antiinmigración, están siempre ahí, muchos en el marco de partidos
conservadores". "Yo sí creo que el surgimiento del 15M y de las movilizaciones
sociales en respuesta a la crisis ha amortiguado un aumento del racismo que
temíamos en este contexto, como ha sucedido en Francia, Austria o Suiza",
coincide Ávila, que, sin embargo, avisa: "El problema es que esta manera de
gobernar cada vez nos empobrece más, y la competencia es mucho más exacerbada
entre los grupos sociales que están más cerca. Hay quien dice que después de
una crisis económica vienen 12 años de crisis social. Si efectivamente se
prolonga mucho la crisis social, y no hay una respuesta política por parte de
los movimientos sociales que cree un clima que pueda desactivar estos
discursos, no es impensable un repunte de las posturas xenófobas".  Antonio
Freijo, director de la ONG Karibú, que trabaja en la atención y acogida de los
inmigrantes subsaharianos, menciona a los 240 voluntarios que sostienen su
asociación para defender "que hay un espíritu de comprensión de la realidad en
la población", pero muestra una gran preocupación por cómo cala en ciertas
personas esta retórica que enfrenta a los de dentro con los que vienen de
fuera. Un argumento que este sacerdote considera injusto, ya que "la mayor
parte de la inmigración viene en la mejor edad para trabajar y aporta su
esfuerzo y su talento al desarrollo de este país como cualquier ciudadano".
Además, lo califica de irreal, porque decirle a un inmigrante africano que
nosotros también somos pobres "es insultarlo a la cara". Todos estos
razonamientos, según Freijo, se basan en la ignorancia, puesto que "nosotros
explotamos las riquezas de sus países, así que lo que puedan conseguir aquí no
es ningún regalo". Y propician actitudes poco razonables, como dejar enfermar a
una persona –que "en vez de un catarro tendrá más adelante una neumonía, mucho
más cara de curar"– en lugar de "exigir una asistencia sanitaria universal e
igualitaria".
El final de la historia
Freijo fue misionero en Burundi hasta que lo expulsaron, en 1987, y demuestra
conocer bien la realidad del continente africano cuando enumera los
enfrentamientos tribales, hambrunas, genocidios o guerras que se han ido
sucediendo allí y que han ido obligando a la población a huir a lo largo de las
últimas décadas. También cuando define una característica propia de la
inmigración africana: "Es muy individual. Las personas suelen venir solas para
buscar una salida para ellas, pero sobre todo para sus familias, que se quedan
en su país". Es el caso de Djeumbe, que llegó a España en cayuco en 2006, con
21 años, para "buscar una vida digna". Ha trabajado repartiendo publicidad y en
una agencia de figuración. Ahora no tiene empleo, así que no puede mandar
dinero a los suyos tan a menudo como le gustaría. "No estoy muy contento, pero
no me puedo quejar", asume con tono triste. Mustafa, en cambio, disfrutaba de
una vida algo más acomodada –"no nos faltaba para comer"– pero tenía un sueño:
ser futbolista. Por eso, como muchos otros chavales africanos, con 19 años
decidió dejar a su familia y su país y venirse a España cruzando el estrecho en
patera. Ha trabajado como jardinero y, cuando ha podido, ha seguido formándose.
Destina casi todo lo que gana a ayudar allí a sus tres hermanos en los
estudios, en Senegal. Como su compatriota, ahora mismo está sin trabajo. "No
suelo ser pesimista pero, tal como está todo, creo que tendré que irme",
reconoce decepcionado. Y cuenta que hasta en el Servicio Público de Empleo le
dicen que si sale algo se lo darán antes a un español que a él, cosa que "no
les pasa a los futbolistas famosos que vienen de fuera, que también son
inmigrantes", remata con cierta rabia.  Por lo que sabemos, Ibrahim, Armand,
Oumar y el resto de los hombres que perdieron la vida intentando entrar en
Ceuta venían también solos a buscar una vida mejor para ellos y para sus
familias. Probablemente sus historias sean muy similares a la del Pichi, mote
de un chaval que llegó a Melilla desde Malí. Cuenta Palazón que sus
circunstancias eran especialmente dramáticas: una de sus hijas había muerto de
una enfermedad común porque no tenían dinero para pagar a un médico. Mientras
estaba de camino, supo que su otra hija también había fallecido. Quedaban
esperándolo su mujer y un niño. Palazón recuerda la determinación en la cara
del Pichi, y que al charlar con él pensó: "A este chaval no lo para nadie". Se
lo encontró años después en Níjar, Almería. Estaba trabajando en un invernadero
y, aunque le contó que no ganaba mucho y que vivía mal, estaba contento porque
podía mantener a su familia en Malí. A Ibrahim, Armand, Oumar… los pararon unas
bolas de goma. Sus muertes merecen una explicación. Y nuestro dolor.

Exibir fonte
http://cadenaser.com/ser/2015/04/03/sociedad/1428012211_939510.html

España expulsa a más inmigrantes que ningún otro país europeo

Desde 2010 a 2014 el gobierno de nuestro país fletó con la agencia europea de
control de fronteras 31 vuelos “macro” con un coste superior a los 8 millones
de euros. En total, en esos cuatro años, España expulsó a casi 26291
inmigrantes en más de 250 vuelos, la gran mayoría con cargo a los presupuestos
generales del Estado y 31 financiados por la UE
Agentes de la Policía Nacional trasladan hasta el avión a un grupo de
inmigrantes desde Melilla un CETI de la Península / EFE/F.G. Guerrero
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NICOLÁS CASTELLANO MADRID 03/04/2015 - 08:22  CETSólo en 2014 España “lideró” 
la organización de 7 vuelos “macro”(aviones fletados expresamente para expulsar
a inmigrantes en situación irregular) en colaboración con la Agencia Europea de
Control de Fronteras (Frontex) para acabar deportando a 337 personas, que
fueron acompañadas por 675 policías que custodiaban los vuelos. El coste superó
el millón ochocientos cincuenta y seis mil euros, es decir, cada vuelo con una
media de 48 inmigrantes expulsados tuvo un coste medio de 265000 euros, aunque
por ejemplo, los vuelos a América Latina rondan el medio millón de euros cada
uno.De estos 7 vuelos realizados de manera conjunta con FRONTEX por parte de
las autoridades españolas dos tuvieron destino final enColombia, el primero
haciendo escala en República Dominicana para expulsa a 26 ciudadanos de ese
país y el otro hizo parada en Ecuadorpara repatriar a otro grupo de nacionales
del país andino. Otros dos vuelos tuvieron destino Pakistán, uno con 26
migrantes y 93 policías custodiándolos y el otro con 27 pakistaníes y 69
policías, cada uno con un coste superior a los 400.000 euros. Otros dos vuelos
macro de 2014 fueron Georgia, con uno de ellos dejando también en Albania a
ciudadanos de ese país, y el último a Serbia y Macedonia.Desde 2010, cuando
España comenzó a realizar vuelos de expulsión de inmigrantes en colaboración
con FRONTEX, hasta diciembre de 2014, ha “liderado” -en el argot de la agencia
europea de fronteras- 31 vuelos de repatriación, lo que nos sitúa como los
auténticos campeones de las deportaciones.10 de estos vuelos, tuvieron destino
Latinoamérica;Colombia, Ecuador y República Dominicana. 13 operaciones de
expulsión por vía aérea se dirigieron a Georgia y Ucrania, 4 a Pakistán, 1 a 
Albania, 1 a Nigeria y otro a Serbia y Macedonia.En este mismo período,
2010-2014 el Gobierno ha reconocido en una respuesta parlamentaria a Amaiur,
que “el número de expulsados por vía aérea desde el año 2010 hasta el presente
mes de diciembre han sido un total de 26.491 ciudadanos”, respondía por escrito
el ejecutivo hace sólo unas semanas, en una comunicación a la que ha tenido
accesola Cadena Ser. En estas cifras se incluyen todos los vuelos de
repatriación organizados por España directamente, más de 250 desde enero de
2010 a diciembre del año pasado. Son vuelos que el gobierno español ejecutó en
solitario, es decir, vuelos fletados directamente por el Ministerio del
Interior. Hay que señalar que sólo para el período mayo 2015- 2016 Interior
tiene reservados 12 millones de euros para licitar estos vuelos de expulsión de
ciudadanos extranjeros en situación irregular.Ningún otro país europeo se
acerca a nuestro Gobierno en número de operaciones de expulsión de
extranjeros.A España le seguiría, en este particular ranking de vuelos de
expulsión en colaboración con FRONTEX, Italia con 18 vuelos, todos a Nigeria,
es decir, pocos la mitad de los vuelos realizados por España a pesar de que a
Italia han llegado casi 20 veces más inmigrantes que a nuestro país en el mismo
período. Otro país, que desde hace 5 años es la principal vía de entrada
irregular de extranjeros a Europa junto a Italia es Grecia, pero sin embargo 
sólo organizó con FRONTEX 4 vuelos en esos 4 años de 2010 a 2014. Países con un
alto flujo migratorio en situación irregular comoReino Unido o Francia sólo
organizaron 6 y 2 vuelos respectivamente.2013 fue el año con más vuelos macro
de FRONTEX y España, 9 vuelos que costaron 2 millones 360 mil euros.4 a
Colombia ( 3 con escala en Ecuador y otro en República Dominicana) 2 a
Pakistán, 2 a Georgia y Ucrania y 1 a Nigeria. Sin embargo, ni en 2013 ni en
los vuelos de fechas anteriores, aparecen publicadas en la web de FRONTEX las
cifras de inmigrantes expulsados que sí están registrados en 2014 en los
archivos de operaciones colgados en su web. En 2012 fueron 5 vuelos, en 2011
tan sólo 4 y en 2010, cuando se comenzaron a realizar estos vuelos entre España
y la Unión Europea a través de FRONTEX, fueron 6 vuelos que tuvieron un coste
cercano a los 1,8 millones de euros.[enviado por Anna Stauffer]


http://www.eldiario.es/desalambre/Intentar-hacer-legal-ilegal_0_370963254.html
Devoluciones en caliente: decir que es legal lo ilegal Las devoluciones en
caliente impiden que personas como Samuel y Alain, potenciales refugiados,
pidan protección en España. Nos cuentan cómo les afectaron estas
expulsionesSamuel huía de Camerún porque las autoridades "descubrieron" que era
homosexual, un delito en su país: "La guardia española abrió la puerta de la
valla y me llevó de nuevo a Marruecos"Actualización del reportaje publicado en
enero en la revista monográfica de eldiario.es 'Fronteras y Mentiras'Laura
Olías 27/03/2015
Un agente de la Policía Nacional arrastra a un inmigrante herido al otro lado
de la valla de Melilla./ Blasco de Avellaneda

Samuel tocó suelo español tras dejar atrás la valla de Melilla. Quince veces se
había amarrado a la alambrada en busca de un país que "respetase el derecho a
amar", con el impulso de quien no puede volver atrás. "La policía y la gente de
mi pueblo me buscaba en Camerún porque descubrieron que soy gay", explica. La
alegría de Samuel no duró mucho. Ese día acabó soportando los golpes de la
policía alauí: "La guardia española abrió la puerta de la valla y me llevó de
nuevo a Marruecos". El nombre de Samuel protege la identidad del hombre de 32
años que tras cinco saltos más consiguió entrar a España y espera la resolución
de su solicitud de asilo, que presentó con el apoyo de la ONG Accem. La
imagen que describe, de los agentes españoles trasladando a migrantes por el
entramado fronterizo, retrata las denominadas "devoluciones en caliente": las
autoridades devuelven a una persona que ha entrado de manera irregular a España
sin las obligadas garantías legales. Abren las puertas de la valla que
comunican Europa y África y los expulsan inmediatamente. Como si no hubieran
llegado nunca. Hasta ahora, España incumplía la Ley de Extranjería, el convenio
bilateral con Marruecos y multitud de tratados internacionales porque, si
devuelves a alguien sin preguntarle por qué ha venido, quizá estás poniendo su
vida en riesgo.Tras la nueva reforma del Gobierno, continúa vulnerando incluso
la Ley de Seguridad Ciudadana que pretendía ampararla: la presión social obligó
al Ejecutivo a añadir una frase en el texto que obliga al cumplimiento de la
legislación internacional, que a su vez prohíbe las devoluciones que se están
efectuando hasta el momento. El camino que marcaba hasta ahora la ley debería
haberlo conducido a una comisaría. Allí, la Guardia Civil está obligada a
ofrecer la asistencia de un abogado y un intérprete. Si la persona sufre
persecución u otros motivos que lo hagan susceptible de pedir asilo, puede
solicitarlo así como expresar cualquier otra cuestión. Una vez en España, los
migrantes deben ser identificados en todos los casos. Si no prueba que tiene
motivos para ser refugiado, entonces puede iniciarse su trámite de expulsión.
Pero a Samuel no lo escucharon. Ni siquiera le preguntaron su nombre. Lo
soltaron de nuevo "al otro lado". Volvía a repetir una secuencia marcada por el
miedo: los perros de la policía marroquí de madrugada, las palizas, las
cuchillas que han marcado su rostro y su cuerpo. Porque no iba a cesar de
intentarlo. Cinco saltos más. Dentro. Su pasado ahora queda plasmado en una
petición de asilo. Los meses sobreviviendo en las montañas de Marruecos. La
ruta previa por Nigeria, Níger y Algeria. Que en Camerún trabajaba como
carpintero y amaba a un hombre. Y que el descubrimiento de su relación le valió
la persecución por parte de su propia familia y sus paisanos. El Código Penal
de Camerún condena las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.
"Puedes ir cinco años a la cárcel, pero la gente también te puede matar. Te
ponen la cuerda al cuello o incluso prenden fuego", explica. Tuvo que saltar
cinco veces más para denunciarlo. Las expulsiones inmediatas como la de Samuel
son las que el Gobierno  ha pretendido legalizar  mediante una enmienda en la
recién aprobada Ley de Seguridad Ciudadana, algo ilegalizable según las
organizaciones sociales. Los expertos señalan, incluso, que es
inconstitucional: la Carta Magna reconoce el derecho al asilo y obliga al
Estado a cumplir los tratados internacionales.
Los 23 de la playa de El Tarajal
Las devoluciones en caliente han sido negadas por todos los gobiernos. Ante
unas imágenes que las demostraban, el ministro Jorge Fernández Díaz llegó a
admitir que "en casos puntuales" se incumplía la ley. Hasta el pasado 6 de
febrero. Después de más de una década de expulsiones sin garantías, la muerte
de 15 personas en la playa de El Tarajal de Ceuta situó bajo el foco la
actuación policial y supuso el reconocimiento de esta práctica. Las víctimas
mortales de Ceuta destaparon otro número: los 23 migrantes que la Guardia Civil
devolvió en caliente a Marruecos. Sin identificación, sin ser oídos por un
abogado. Incluso había vídeos que mostraban cómo algunos apenas podía
mantenerse en pie cuando eran abandonados por los agentes españoles. Fernández
Díaz tuvo que admitir las devoluciones, pero en esa ocasión negó cualquier
ilegalidad. El Gobierno cambiaba el concepto de frontera: los migrantes no
entran en España hasta que no superan la totalidad del entramado fronterizo,
incluido el cordón policial. A estos rechazos inmediatos les siguieron otros a
plena luz del día, captados por todas las cámaras, ya sin ocultarlo. La
explicación de Interior no convenció a un juez de Melilla, que ha imputado al
coronel jefe de la Guardia Civil de la ciudad autónoma, Ambrosio Martín
Villaseñor, debido a un posible delito de prevaricación por permitir y ordenar
las expulsiones. El Gobierno mantiene que no actúa fuera de la ley, pero diseñó
una vía para legalizar las devoluciones que no ha logrado ampararlas. La Ley de
Seguridad Ciudadana permite devolver a los extranjeros detectados en Ceuta y
Melilla "mientras intentan superar los elementos de contención fronterizos",
siempre que se respete "la normativa internacional de Derechos Humanos y de
protección internacional de la que España es parte". He aquí la clave citada
por los expertos consultados: las expulsiones en caliente realizadas hasta
ahora en las vallas vulneran la normativa internacional. Por tanto, afirman, a
no ser que cambien el modo de efectuarlas a través de la inclusión de
garantías, se seguirán cometiendo sin amparo legal.
Legislar contra derechos
Alain Diabanza intentó entrar por la valla de Ceuta en tres ocasiones, siempre
en grupo. "Es la forma que hay de poder pasar, si lo intentan varias personas
al mismo tiempo", apunta. La tragedia de Ceuta le encogió el estómago porque,
al final, entró en España a nado por el mismo espigón en 2005. "Podía haber
sido yo", repite una y otra vez. Se echó al mar de madrugada por miedo a una
devolución en caliente: "En una de las primeras que vi, traían a un chico con
la espalda abierta por las cuchillas". Alain huyó de República Democrática del
Congo en 2002 cansado de "difundir las mentiras de la dictadura" a sus alumnos.
Una vez en España, también cursó una petición de asilo, que fue denegada. Sin
embargo, admite que el día que entró en España cambió su vida. "Trabajo,
cotizo, tengo sanidad y conocí a mi mujer". Alain/ Foto: Carlos Díaz Las
devoluciones en caliente impiden que personas como Samuel y Alain, potenciales
refugiados, pidan protección en España. Un derecho recogido no solo en la
Constitución sino también en el Convenio de Ginebra, entre otros tratados. No
se puede legalizar la vulneración de derechos ya reconocidos, recuerdan desde
el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). "Los
ciudadanos que llegan por Ceuta y Melilla no pueden tener menos derechos que
los que acceden por otro punto del país", apunta María Jesús Vega, de ACNUR
España. El coste humano de expulsar a estas personas, algunas menores de edad,
también debería ser una línea roja para las autoridades, apuntan en Amnistía
Internacional (AI) y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Alain
temía una devolución porque "podías tener suerte y que solo te pegaran o no
tenerla y que te metieran en un camión para deportarte". El principio de no
devolución prohíbe devolver a ciudadanos a un país donde sus vidas corren
peligro. Ninguna de las organizaciones contactadas recuerda otro país que haya
intentado legalizar estas devoluciones. "Las hacen pero no han intentado
aprobarlas", indica María Serrano, de AI. En  la ONG esperan que la justicia
frene "esta vulneración de los derechos humanos". Desde CEAR plantean "promover
un recurso de inconstitucionalidad" dado que la mayoría del PP ha logrado
aprobar la enmienda, apunta su responsable de Incidencias, Nuria Díaz. Alain
recuerda que estos impedimentos solo provocarán más heridas, destruirán más
vidas, pero no frenarán la llegada de migrantes. "En este lado solo me muero.
Si salto, hay dos opciones: muero o me salvo. Hay más oportunidades", resume.


http://defenderaquiendefiende.org/comunicado-exigimos-la-derogacion-de-leyes-que-atentan-directamente-contra-los-derechos-humanos/

Comunicado: Exigimos la derogación de leyes que atentan directamente contra los
derechos humanos
El 26 de marzo de 2015, en el Congreso de los Diputados, el Partido Popular
aprobaba con su mayoría absoluta la reforma del Código Penal, la Ley de
Seguridad Ciudadana y la Ley Antiterrorista en contra de la gran mayoría de
grupos parlamentarios. Este proceso nos sitúa en una realidad de estado
autoritario, policial y represor que entiende la disidencia y la movilización
ciudadana como un “enemigo”.Desde la coalición Defender a quien Defiende
denunciamos el retroceso en las libertades que suponen ambas leyes. El derecho
a la libertad de reunión pacífica y expresión quedan restringidos y la protesta
social se criminaliza. Se incrementa la discrecionalidad y las sanciones
económicas, por encima de las decisiones judiciales; se amplia el concepto de
terrorismo incluyendo cualquier acto que altere la “paz pública”; y una nueva
enmienda a la ley de extranjería española que limita aún más los derechos de
las personas migrantes y refugiadas.En Enero de 2015, durante el segundo Examen
Periódico Universal de la ONU a España ya se puso de manifiesto la preocupación
por la falta de libertades civiles y políticas, y medidas como la prisión
incomunicada. También, el comisario europeo de derechos humanos, Nils
Muiznieks, mostró inquietud ante las “restricciones” planteadas por el
Ministerio de Interior “en una sociedad democrática” en esta materia. De hecho,
Naciones Unidas ha vuelto a pedir la retirada de estas Leyes que “amenazan con
violar derechos y libertades fundamentales de los individuos” y “socavan los
derechos de manifestación y expresión” en el país. La advertencia ha sido
lanzada esta semana por cinco relatores miembros de los Procedimientos
Especiales, el mayor órgano de expertos independientes en el sistema de la ONU
para los Derechos Humanos.España ha ratificado cerca de 19 convenios en materia
de derechos humanos desde 1977, incluyendo el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos y el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos
Humanos y Libertades Fundamentales. Pese a ello, el país sufre hoy un retroceso
democrático que nos sitúa en un contexto que no se vivía desde hace 40
años.Ambas normas entraran en vigor el 1 de julio, por tanto, desde hoy
mismo:EXIGIMOS la derogación de leyes que atentan directamente contra los
derechos humanos y que sitúan a España en uno de los mayores retrocesos
democráticos desde hace 40 años;APUNTAMOS la necesidad de tener en
consideración las demandas de la sociedad civil, los movimientos sociales y las
organizaciones no gubernamentales para redactar y/o aprobar normas legales que
limitan libertades. Sobre todo, teniendo en cuenta que cerca de 82% de la
población española pide cambiar o retirar leyes como la de Seguridad
Ciudadana.ANIMAMOS a todas las personas a utilizar la no cooperación y la
desobediencia civil, en todas sus dimensiones, como método legítimo para
demostrar nuestro rechazo a dichas leyes, sin miedo a la represión y con
determinación para seguir conquistando derechos y libertades por un país más
justo social y políticamente.
[enviado por Anna Stauffer]
http://www.eldiario.es/desalambre/xenofobia-anuncios-Busco-Solo-espanolas_0_362564739.html
"Busco asistenta del hogar. Solo españolas" Los expertos reconocen un aumento
de la xenofobia en las ofertas de empleo y recuerdan que el Código Penal es muy
laxo al respectoRed Acoge ha documentado varios anuncios de empleo en portales
digitales donde incluyen: "Absténgase extranjeros"Mil Anuncios.com, una de las
páginas donde se alojan este tipo de anuncios, se limita a explicar que todos
los anuncios que no cumplen la ley "se retiran automáticamente"Hugo Domínguez
       12/03/2015 Una camarera de origen latino se dispone a preparar café
en un bar / foto: EFE (archivo)
Nada más llegar a España, Doina –nombre ficticio– se registró en un portal de
empleo donde especificó sus aptitudes como asistenta doméstica. Las ofertas no
tardaron en llegar y a los pocos días de pisar suelo español ya disfrutaba de
una nómina. Diez años después, a las dificultades para lograr un empleo
derivadas de los altos índices de paro se ha añadido otro obstáculo. Muchos
anuncios de trabajo le exigen un requisito imposible de conseguir: ser
española. Algunas de las ofertas de empleo emitidas por particulares han pasado
de mostrar indiferencia ante el origen geográfico de un candidato a marcar como
requisito indispensable que el aspirante sea español. Doina lo ha vivido en su
propia piel, su nacionalidad ha pasado a ser determinante. Con la crisis
económica, han caído en picado las peticiones de trabajo que antes se
acumulaban en la bandeja de entrada de su correo, y algunos de los escasos
anuncios clasificados que aguantan el chaparrón captan su atención por una
frase: "Absténgase extranjeros". "Ahora me encuentro con anuncios donde solo se
piden españolas", cuenta al teléfono la aspirante, que en Internet se define
como "chica rumana, ordenada, puntual y con disponibilidad inmediata". Estos
comportamientos xenófobos han encendido las alarmas en la ONG Red Acoge. "No
solo ocurre con las asistentas, también lo hemos identificado en ofertas de
carniceros o de camareras", detalla Inés Díez, responsable del área jurídica de
la organización. Detrás de esta conducta está, según la abogada, el desempleo.
Tiempo atrás, algunos parados de origen español hubieran descartado un puesto
para atender detrás de una barra, pero ahora, con más de cuatro millones de
personas en paro registradas, el panorama ha dado un vuelco. "Es un hecho
novedoso lo que está ocurriendo", abunda Díez. Cuando la Red Acoge detecta una
de estas ofertas de empleo primero intenta que el empleador la retire. "Algunos
responden bien y reculan. Se justifican diciendo que no se habían dado ni
cuenta cuando lo escribieron. Sin embargo, otros se lo toman mal y responden
diciendo que ellos tienen libertad para hacer lo que quieran", dicen desde la
ONG. Esta contestación es similar a la que ofreció Tamara –nombre ficticio–
cuando eldiario.es contactó con ella.
"Es mi anuncio, y yo hago lo que quiero"
Al exponerle la denuncia de la Red su voz amable se trunca, y se vuelve a la
defensiva. Mediante un anuncio en la página web Mil Anuncios, Tamara intentaba
dar con una señora, con experiencia contrastada, que cuidara de sus hijos y que
se encargara de mantener limpia su casa. A todo esto añadía una pauta más: no
podía ser extranjera. "Es mi anuncio, y yo hago lo que quiero. No tengo por qué
explicar la razón ni las intenciones. Considero que no está mal", zanjó. Una
captura de pantalla facilitada a eldiario.es por el equipo de la Red Acoge
donde se observa un anuncio xenófobo. / Red Acoge Su anuncio sigue los mismos
parámetros que la mayoría de los documentados por la Red Acoge. Como se puede
observar en la imagen, primero se suelen enumerar las características para
optar al puesto, esto es, la experiencia adquirida, el género y la edad, y a
este perfíl se le incorpora, normalmente entre paréntesis, y sin que sea
excesivamente vistoso, la aclaración de que solo quieren españoles. En la
mayoría de casos prescinden de una retórica directa como puede ser el
"absténgase extranjeros", y se limitan al "solo españoles" o a secas
"españoles".
Un fenómeno "todavía muy pequeño"
La socióloga del CSIC Ana María López comparte el diagnóstico de la Red Acoge,
aunque cree que estamos ante "algo todavía muy pequeño", si bien apostilla que
no se debería pasar por alto. La experta centra su discurso en la lacra del
paro como la responsable de estos tics racistas, aunque expone una causa más:
el efecto llamada. "Cuando la gente ve que en algunos anuncios solo buscan
españoles, se produce un mimetismo y siguen los mismos pasos", cuenta Ana,
quien destaca que, aun así, en España los sentimientos de rechazo derivados de
la crisis no se han producido en la misma proporción que en otros países
vecinos. Si acabase la crisis, apunta, este tipo de actos probablemente también
desaparecerían. Para la socióloga es algo coyuntural "que debe ser objeto de
una regulación específica". A este respecto, ya existe una legislación pero la
línea que separa la ilegalidad de la reprobación moral es muy fina. El artículo
512 del Código Penal expone: "Los que en el ejercicio de sus actividades
profesionales o empresariales denegaren a una persona una prestación a la que
tenga derecho por razón de [..] su pertenencia a una etnia, raza [...]
incurrirán en la pena de inhabilitación especial para el ejercicio de
profesión, oficio, industria o comercio, por un período de uno a cuatro años".
"Es difícil tipificar el delito con ofertas de particulares"
Para la jurista Inés Díez, el Código Penal es laxo con los particulares. "Es
difícil tipificar el delito si se trata de una persona física, sin embargo,
está pensado para castigar a funcionarios o las empresas". Es decir, una
empresa que iniciara un proceso de selección nunca podrá publicar un anuncio
con connotaciones xenófobas. A nivel internacional, existen precedentes. Un
juzgado francés condenó al fabricante de productos cosméticos Garnier y a la
empresa de trabajo temporal Adecco por aplicar criterios racistas en la
contratación de vendedoras de productos capilares en el año 2000. ¿Es algo
transversal o solo ocurre con las ofertas de empleo? Esteban Ibarra, presidente
de Movimiento contra la Intolerancia, observa este fenómeno como "una campaña"
que ocurre en distintos ámbitos "como la ayuda de comidas o el trabajo, con el
mantra de primero los españoles". "Pese a todo no ha crecido la mentalidad
xenófoba, no hay un brote", valora Ibarra. La otra pata de la mesa son los
portales digitales que sirven como plataforma para que los particulares alojen
las ofertas de empleo. Desde Mil Anuncios.com, una de las más distinguidos en
el sector, responden que no tienen "ningún interés en tener anuncios ilegales
en la web. Por ese motivo, inciden en que "los anuncios que no cumplen con las
condiciones de uso de la página y son denunciados se borran automáticamente".

http://www.eldiario.es/norte/euskadi/Empleada-emigrante-expuesta-sexual-laboral_0_344015694.html
Empleada del hogar e inmigrante, 'candidata' a explotación laboral y sexual El
22% de las mujeres extranjeras que trabajan como empleadas domésticas reconocen
haber sufrido acoso sexual en su espacio de trabajo. Casi la mitad de las
consultadas asegura que al ofertar sus servicios, incluyendo el teléfono, han
recibido muchas llamadas de tipo sexual.A este hostigamiento se suman las
precarias condiciones laborales que padecen, recrudecidas si están en régimen
de internas.Natalia González de Uriarte 11/01/2015
Una empleada del hogar en Getxo, Bizkaia. / EfeEl padecimiento para las
mujeres emigrantes que trabajan como empleadas domésticas es doble: además de
soportar   precarias condiciones laborales que rozan, en algunos casos, la
explotación, han de lidiar a diario con el acoso sexual de sus empleadores.
Según el estudio elaborado por la consultoría Sortzen, especialista en
igualdad y empoderamiento y la asociación  Mujeres con Voz, un 22% de mujeres
migradas trabajadoras que trabajan como empleadas del hogar reconoce haber
sufrido acoso sexual en su espacio de trabajo y el 27% declara haber sido
víctima de insultos sexistas, sexuales y/o racistas en espacios públicos. Un
45% de las consultadas asegura que al ofertar sus servicios, incluyendo el
teléfono, ha recibido muchas llamadas de tipo sexual. El 16% revela haber sido
víctima de tocamientos de naturaleza sexual y el 27% asegura que ha sido
abordada por la calle para recibir propuestas de realizar trabajos sexuales.
El 24% relata que al solicitar un trabajo les comunicaban que el puesto incluía
la realización de "algún tipo de trabajo sexual" con los hombres que tenían que
cuidar, como "masturbación para calmar la ansiedad o la agresividad o sexo para
contener a ancianos o enfermos mentales". Según datos de esta investigación,
realizada entre 122 empleadas domésticas inmigrantes en Euskadi, el 64% de las
que reconoció haber vivido acoso sexual cree que esta situación tiene relación
con su condición de mujeres migradas.
Hostilidad, racismo y clasismo
Y estos datos, a juicio de las autoras del estudio, no contemplan la verdadera
realidad. "Las mujeres migradas que trabajan como empleadas de hogar y,
particularmente las internas, padecen más situaciones de acoso de las que son
capaces de nombrar y reconocer. La percepción de ser víctimas de acoso sexual,
de hecho, es mucho menor que la vivencia del acoso", explica Norma Vázquez,
psicóloga de Sortzen. El acoso se esconde, se silencia y queda difuminado. "Lo
ven más como un problema ligado a las condiciones en que viven ellas como
migradas y que, por tanto no comparten con las mujeres autóctonas, que a su
condición como mujeres. Creemos que esto se relaciona con el hecho de que el
acoso sexual se presenta en un ambiente de hostilidad teñida de componentes
racistas y clasistas que, en muchas ocasiones opaca el componente sexual porque
las humillaciones son tantas y tan diversas enmarcadas en una situación de
explotación, que las empleadas de hogar relegan esta parte de su victimización"
explican en el estudio. "Todo ello conduce a una peligrosa normalización de
ciertas conductas de acoso, las más leves como el acoso telefónico, y a la
invisibilización o minimización de las más graves como el abuso sexual o la
invasión de la intimidad", advierten. El estudio incorpora testimonios reales.
Entre las que no reconocieron ser víctimas de acoso sexual, sus relatos
expresan lo contrario: “El señor que me contrató para limpiar la casa, ofreció
pagarme más si me quedaba con él”; “el abuelo al que cuidaba hablaba de mi
cuerpo con cierto morbo”; “el hijo de donde trabajaba, llegó a entrar a mi
habitación”, “eran insinuaciones a toda hora”.
Situación irregular
Las vejaciones de otra índole están a la orden del día: “No me dejan salir
sola de casa a no ser que sea para bajar la basura, ni me permiten usar el baño
para asearme”; “tengo las manos estropeadas y heridas de no utilizar guantes
para los quehaceres, porque en la casa se niegan a comprarlos porque dicen que
son demasiado caros”; “tuve que trabajar después de una operación de cataratas
tras la cual no vi ningún día de descanso”; “me acusaron de robar dos
polvorones y a partir de ese momento pusieron cámaras de vigilancia por la
casa”.Ante esta tesitura, son pocas o ninguna las que denuncian por miedo a
desvelar su situación irregular. De entre las que reconocieron haber sufrido
abusos, únicamente una de ellas se animó a presentar una denuncia y lo hizo
meses después del episodio. "Sus empleadores las amenazan con denunciarles
ellos por su situación administrativa irregular. Además tampoco confían en la
Policía. Nos comentaron el caso de una mujer que se atrevió  a denunciar el
acoso sexual de su empleador, pero al no tener papeles, le dijeron que mejor lo
dejara pasar. Los agentes le aconsejaron que tratara de reconducir la situación
con el empleador y no levantó la denuncia. Es algo frecuente. No se considera
violencia de género y los agentes no se saben cómo proceder", explica Vázquez.
Colectivo vulnerable y desprotegido
Las empleadas del hogar migradas son un colectivo vulnerable y desprotegido
ante la violencia sexista. Desde asociaciones como Sortzen ofrecen apoyo a
estas mujeres, desde asesoría legal, acompañamiento psicológico, asesoramiento
a ayuntamientos y personal de trabajo social. Hace dos años inauguraron el
servicio "Con vos" para las extranjeras que sufran acoso sexual en los ámbitos
público y privado, en la calle y en los espacios laborales. La iniciativa, está
impulsada por diferentes colectivos de mujeres con el apoyo del Gobierno vasco.
Se trata de un servicio de atención presencial, telefónico (900 82 88 90) o por
correo electrónico (convos@xxxxxxxxxxx), al que las emigrantes pueden recurrir
para pedir información o compartir las situaciones de acoso sexual que viven.
El 87% de trabajadoras de hogar en Euskadi son extranjeras, y el 46% de ellas
trabaja en régimen de internas. Más de un tercio está en la economía sumergida,
el 77% de las internas tiene jornadas de más de 60 horas y varias llegan hasta
las 24 horas diarias, todos los días de la semana.


Clochard à Majorque, c’est pas le paradis / Mendigo em Maiorca, não é o paraíso
Segundo estimativas, são 2.000 alemães sem-teto em Maiorca
 De Majorque
Des milliers de touristes arpentent le décor de carte postale du centre-ville
de Palma de Majorque. Un flot humain bordé de miséreux. Autour de la Plaza
Major, les Africains proposent des contrefaçons Gucci et autres fausses montres
de marque. Sous les porches des églises, de vieilles femmes originaires
d’Europe de l’Est font une quête agressive avant de bénir celui qui met la main
à la poche. Et aux abords des places du centre-ville, les Allemands font la
manche. En dehors des pays germanophones, on ne trouve sans doute nulle part en
Europe autant de sans-abri allemands qu’à Palma de Majorque. Selon les
estimations, ils seraient 2 000. Le sujet met manifestement mal à l’aise les
instances officielles. Contactés, ni le bureau des étrangers de Palma ni le
consulat allemand de l’île ne souhaitent s’exprimer sur la question, ils
renvoient vers le ministère des Affaires étrangères à Berlin, lequel n’est pas
disposé non plus à prendre position. C’est probablement difficile : les SDF
sont rarement comptabilisés.Monde parallèle. Pourtant, être sans-abri à Palma
n’est pas plus romantique que dans le reste du monde. En juillet 2014, le SDF
René Becker est décédé sur un banc de l’aéroport de Palma. Natif de Mayence, il
était mort depuis six heures déjà lorsqu’un passant l’a découvert, selon les
informations du quotidien Diario de Mallorca. L’île de Majorque est une
destination de vacances, le “17e Land d’Allemagne”. Le soleil, les doigts de
pied en éventail. Les Allemands qui s’y installent cherchent en général un
petit coin de paradis à l’écart de la grande ville de Palma, par exemple à Port
d’Andratx, où la marina regorge de yachts luxueux, ou dans une finca
[propriété] dans les terres. Ce petit monde parallèle germanophone s’est
développé à Majorque à partir des années 1950, avec les premières offres du
voyagiste Neckermann. Ses facettes sont multiples, et certaines très
sombres.Les Allemands sans le sou se retrouvent parfois à la rue, comme
Manfred, originaire de Dortmund. Cela fait dix ans qu’il est sur l’île, et
trois mois qu’il fait la manche. Il dit avoir été peintre. “Et puis, un jour,
je regarde mon compte et je m’aperçois que ma femme a tout pris.” Avant de
disparaître. D’après les chiffres d’avril 2014 de l’Insee espagnole, on
recensait 30 000 Allemands sur l’île, sur un total d’un peu plus de 1 million
d’habitants. Pourtant, d’après le Mallorca Zeitung, un journal local de langue
allemande, ce chiffre représente à peine la moitié des Allemands qui se sont
installés à demeure sur l’île et qui fréquentent souvent des lieux, commerces
ou cafés, qui vivent à l’heure allemande.Ceux dont les affaires tournent mal
rentrent la plupart du temps en Allemagne. On peut se retrouver à la rue de
bien des manières. L’alcool et la drogue y sont souvent pour quelque chose.
Pourtant, Manfred, 57 ans, ne sent pas le schnaps. Il a l’air presque gaillard,
le cuir bruni par le soleil. Il confie : “Ici, on a tout simplement plus de
chances de survivre qu’ailleurs.” Survivre dans les rues de Palma – “une ville
magnifique” – n’est pas une partie de plaisir, mais c’est plus facile
qu’ailleurs. Il n’y fait jamais aussi froid qu’en Allemagne et il y gèle
rarement la nuit, même en hiver. Martin, 27 ans, est plus pragmatique. “C’est
beau, Majorque, mais pas si tu vis dans la rue”, tranche-t-il, lui qui souhaite
rentrer le plus vite possible en Allemagne.Originaire de Stuttgart, il dit être
là depuis deux mois et demi et avoir du mal à dormir. Il n’a pas d’emplacement
attitré pour la nuit et change constamment d’endroit : bancs publics, entrées
de banques ou d’immeubles. De manière inattendue, les rues de Palma – où
abondent commerces et cafés pour touristes venus d’Allemagne, où Claudia
Schiffer et Boris Becker font des apparitions régulières – recèlent un petit
monde parallèle qui parle allemand. Les laissés-pour-compte de la société, qui
se muent en spectateurs des hordes de vacanciers. Désabusé, un religieux qui
travaille pour une soupe populaire explique : “En général, les SDF originaires
d’Allemagne repartent, ou ils meurent ici. Comme tous les autres.” —Claus Vetter
Publié le 1er mars 2015 dans Der Tagesspiegel (extraits) Berlin
[enviado por Rogério Haesbaert]




http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/03/12/andalucia/1426193095_218497.html

Los emigrantes del siglo XXI

Más de 37.600 andaluces se han ido al extranjero en los últimos seis años

-
Antonio Jesús Mora Caballero Sevilla 12 MAR 2015 - 21:44 CET

Juan Pedro Segura, en un mercado navideño de Colonia (Alemania).Han sustituido
el tren por las compañías aéreas de bajo coste, el petate por la maleta con
ruedas, las cartas escritas a mano por las videoconferencias... Aparentemente,
los emigrantes del siglo XXI poco tienen que ver con los de décadas pasadas.
Pero les une una decisión: han tenido que abandonar su ciudad en busca de un
empleo o de sus sueños profesionales. En los últimos seis años, más de 37.600
andaluces se han marchado al extranjero, según el Instituto Nacional de
Estadística (INE). Sin tener en cuenta la nacionalidad, casi 235.000 personas
se han ido de la comunidad.Juan Pedro Segura (Vilches, Jaén, 30 años) reconoce
que tuvo mucha suerte. A la semana de terminar Arquitectura Técnica, encontró
trabajo en Granada en una constructora. Era 2007 y aún la burbuja inmobiliaria
no había estallado. “A los tres años me despidieron y, ante las pesimistas
perspectivas, decidí mejorar mi inglés para irme al extranjero”, señala. Un año
después una oferta de empleo de una empresa de Colonia (Alemania) le cambió la
vida. Al igual que a Segura, la caída de la construcción afectó a Miguel Ángel
Infante (Casares, Málaga, 28 años), quien trabaja como encofrador en Thüringer
(Alemania). ampliar foto Deborah Domínguez, por el centro de Zurich
(Suiza).ADVERTISEMENT Por edad, casi la mitad de los andaluces que se han
marchado en estos seis años tiene entre 25 y 39 años, según los datos del INE.
Desde 2008 a 2013, el número de emigrantes por año ha pasado de 3801 a 8061,
siendo entre 2012 y 2013 el periodo en el que más creció. Precisamente, ese
año, Deborah Domínguez (Ronda, Málaga, 28 años) convirtió su trabajo temporal
como diseñadora y vendedora de bisutería en Zurich (Suiza) en su nueva
profesión. “Tras cerrar el periódico digital en el que trabajaba, decidí
aceptar la oferta de un familiar. En principio solo iba los veranos, pero la
situación no dejó de empeorar y fue entonces cuando decidí establecerme
definitivamente”, señala.Pero la emigración no solo entiende de empleo [la tasa
de paro ronda el 34%] sino también de metas. “Antes de finalizar mi doble
licenciatura, tenía claro que si quería un trabajo acorde a mis capacidades y
bien remunerado tenía que irme fuera de Andalucía”, reconoce Juan Manuel
Sánchez (Sevilla, 26 años), quien hoy trabaja en una firma internacional de
abogados en Rotterdam (Holanda). “Además de por la falta de oferta para
doctores, me marché porque para un investigador es importante conocer cómo
funciona la ciencia en otros países”, explica la doctora en Neurociencia Laura
Torres (Gibraleón, Huelva, 32 años), quien trabaja en un laboratorio de
Colonia. ampliar foto Laura Torres, en el laboratorio alemán en el que trabaja.
La falta de inversión en materia de investigación también fue la razón que
obligó a Jesús Ángulo (Sevilla, 45 años) a marcharse a Norwich (Reino Unido).
“Encadené becas y contratos hasta que no existían más posibilidades”, explica
este doctor en Ciencias Químicas, quien marca como punto de inflexión la
reducción “drástica” de la oferta de plazas de empleo público. Esta también fue
una de las razones que llevó a Noelia Gilord (Almería, 27 años) a marcharse a
Alemania. “Mi intención es trabajar como profesora de español y, por qué no,
promover la cultura andaluza”, afirma.La mayoría de los emigrantes
entrevistados coincide en señalar que su intención es volver a Andalucía,
aunque desconocen cuándo. Y cuestiona las medidas que, de cara a las elecciones
del 22 de marzo, proponen todos los partidos para promover el regreso de los
emigrantes. “Me gustaría seguir aquí unos cuantos años, tengo posibilidades de
ascender y quiero seguir mejorando mi preparación”, señala José Alberto
Castellano (Granada, 30 años), quien trabaja en una empresa de telecomunicación
en Roma. Aunque no todos piensan regresar. “Igual hago como los ingleses y
vuelvo cuando me jubile”, afirma desde Londres la periodista Alicia Villegas
(Granada, 31 años).

[mensagem organizada por Helion Póvoa Neto]




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