[colombiamigra] Fw: [NIEM] Marrocos [com dossiê 'Las muertes de Ceuta']

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  • To: Colombiamigra <colombiamigra@xxxxxxxxxxxxx>
  • Date: Thu, 2 Apr 2015 04:11:49 +0000 (UTC)


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From: "'niem.migr' NIEM.migr@xxxxxxxxx [niem_rj]" <niem_rj@xxxxxxxxxxxxxxxxxx>
To: niem_rj@xxxxxxxxxxxxxxxxxx
Sent: Sunday, March 29, 2015 6:05 PM
Subject: [NIEM] Marrocos [com dossiê 'Las muertes de Ceuta']

 

http://www.theguardian.com/world/2015/feb/11/morocco-destroys-migrant-camps-melilla-spain-border
Morocco destroys migrant camps near border with Spanish enclave Human rights
group says more than 1,200 migrants detained and put on buses to other parts of
the country in raids near Melilla Migrants sit atop a border fence during an
attempt to cross from Morocco to Melilla on Tuesday. Photograph: Angela
Rios/AFP/Getty Images Ashifa Kassam in MadridWednesday 11 February 2015 16.40 
GMT 
Moroccan authorities have begun dismantling makeshift migrant camps near the
Spanish enclave of Melilla, setting fire to the temporary homes of hundreds of
people who were waiting to try to rush the triple fence at the border, human
rights groups have said.
The raids on Mount Gourougou began in the early hours of Tuesday, said the
Pro.De.In Association of Melilla. “They burned everything,” one migrant told
the Spanish radio station Cadena Ser. The man said Moroccan security forces
used force to hold people back as they destroyed the camps. “They hit us on the
arms, legs or on the head. I’m hurt too, they’ve cracked my skull,” he said.
Some people were taken to hospital and hundreds of others were put on buses,
the man said.A 21-year-old migrant from the Ivory Coast told El Diario that he
watched helplessly as authorities swept through the camp. “Several police came
and they burned everything. Everything,” he said. “We couldn’t do anything.
They hit us, and some people are in really bad shape.”A video shot by Pro.De.In
documents the charred remains of the camps. The human rights organisation
Caminando Fronteras said more than 1,200 migrants were detained and put on
buses to other parts of the country.Migrants spend months or sometimes years
living rough as they wait for a chance to jump the border fence at Melilla and
enter Europe.
This week Moroccan authorities said the success of a new immigration policy
meant they could now take a tougher line on illegal migrants using the country
as a base from which to enter Spain and Europe. They said nearly 18,000 people
who applied to a special programme to regularise illegal immigrants had been
successful.“We gave them many opportunities, and now if they don’t want to
stay, Morocco will have to apply the law for the sake of security,” Charki
Draiss, of the interior ministry, said on Monday. He said camps housing
migrants near Melilla and Ceuta, another Spanish enclave, would be dismantled
“very soon”.His words prompted hundreds of migrants to desperately try their
luck at rushing the Melilla fence. On Tuesday Spanish authorities said more
than 600 migrants attempted the crossing, of whom 35 were successful. Five
people were injured, officials said. Separately, a court in Ceuta has summoned
16 Spanish civil guard agents to answer questions about their role in the
drowning deaths of 15 migrants last year.The migrants had been attempting to
make their way into Ceuta by swimming around a manmade breakwater that
separates Moroccan and Spanish waters. Those who made it to land accused
Spanish authorities of trying to keep them at bay by firing rubber bullets at
them and spraying them with teargas. Spain’s interior minister, Jorge Fernández
Díaz, said the agents did fire rubber bullets but “at the water, not at
people”. He denied that the actions of the police played any role in the
migrants’ deaths.

http://www.eldiario.es/desalambre/politica-migratoria-Marruecos-financia-Europa_0_358365013.html
Así es la política de integración de Marruecos que financia Europa La Comisión
Europea asegura que no está dando fondos a Marruecos para gestión de fronteras,
aunque sí 10 millones de euros para una política de integración con claras
deficienciasUna vez finalizado el proceso de regularización de inmigrantes,
Marruecos desmanteló los campamentos próximos a Melilla y alejó a los
subsaharianos de la fronteraEn los centros de detención, la policía marroquí
intenta convencerles de que no vayan a Europa: "Nos dicen que tendremos trabajo
y alojamiento en Marruecos", cuenta AbdulaiElena González - Rabat 19/02/2015
Mohamed VI, rey de Marruecos.
Raoul Mvita tiene una hija de cinco años que no existe. Rebeca se mueve, se
levanta para ir al baño, va a la guardería todos los días, le gusta la leche
con chocolate, le dan miedo las ovejas y los mecheros y, sin embargo,
oficialmente la niña no existe. Nació en una maternidad de Rabat pero no tiene
acta de nacimiento y su tarjeta de residencia marroquí ha expirado, igual que
la de su madre y la de su padre, un refugiado de Congo que no puede volver a su
país porque su vida está amenazada. Esta es la política de integración de
Marruecos financiada por Europa. La tarjeta de residencia de Raoul caducó el
pasado 20 de enero y desde entonces, sin la carte séjour, no puede hacer un
contrato con una compañía telefónica o uno de alquiler. Tiene que renovar los
papeles cada año, una pesadilla burocrática que nunca termina porque la
Administración marroquí es la tormenta perfecta del Vuelva usted mañana, de
Larra y El proceso, de Kafka. Uno nunca sabe a quién hay que acudir, a qué
instancia hay que apelar y a qué funcionario hay que dirigirse. "Esto no es
vida. Así no hay integración posible", dice Raoul, que tiene 41 años y lleva
ocho en Marruecos. La música de la nueva política migratoria de Marruecos da
prioridad a los refugiados, las mujeres y los niños a la hora de regularizar su
situación y facilitar su integración, y para ello cuentan con 10 millones de
euros de fondos de la Unión Europea. La letra, excepto el acceso a los
servicios sanitarios, está sin componer. La estrategia del Ministerio de
Inmigración contempla programas educativos e integración en la escuela,
actividades deportivas y acceso al empleo, pero hasta este miércoles los
inmigrantes regularizados, incluidos los refugiados, ni siquiera sabían qué
hacer para renovar sus tarjetas expiradas. Hasta este miércoles, el gobierno
marroquí no había dado respuesta a este problema. Las autoridades acaban de
anunciar que en esta ocasión las tarjetas se renovarán automáticamente un año
más, sin tener que volver a entregar todos los justificantes iniciales, como un
contrato de trabajo o recibos que demuestren residencia durante dos años. Está
por ver qué va a pasar en la práctica después del anuncio y también en qué se
concreta la política de integración prometida en un país en el que muchos
inmigrantes subsaharianos sienten que no son bien recibidos. Esta semana, una
refugiada de Congo fue atacada por 20 jóvenes que le lanzaron piedras en un
barrio de Rabat. Más allá de la burocracia y de la tarjeta necesaria para poder
pagar el alquiler de un apartamento o comprar una tarjeta telefónica hace
falta, salvo sorpresa o milagro, dinero. Para conseguirlo, lo recomendable es
trabajar. Raoul estudió finanzas y comercio en el Institut Supérieur de
Commerce de Kinshasa, pero aquí los títulos universitarios de Congo no sirven
de nada, así que probó suerte con una afición: la música. Tocó con un grupo
durante unos años en algunos restaurantes y locales con música en directo en
Rabat, como el Grand Comptoir, el bar del hotel Pietri, el Yakout y estuvo
incluso en el Mawazine, el festival internacional de música más importante de
Marruecos, pero los patrones, para poder hacerle un contrato o evitar problemas
con la policía, le pedían los papeles. Y los papeles siempre estaban en proceso
de regularización. Raoul se ríe cuando se le formula la siguiente pregunta.–¿Y
qué hay de los cursos de formación que va a ofrecer ahora el gobierno marroquí
dentro de la nueva política de integración?–¿Cursos de formación? Sí, he hecho
uno de tratamiento de textos, otro de alta tecnología en redes de seguridad
informática y hasta un curso de enfermería. Todos financiados por ACNUR. Llegué
a ser becario en el Ministerio de Finanzas, pero me dijeron que no me podían
contratar, porque había marroquíes con el mismo nivel de estudios que optaban
al puesto. De los 18 refugiados que hicimos el curso de seguridad de redes,
ninguno encontró trabajo. ¿Para qué sirve, entonces, todo ese dinero? La Unión
Europea firmó en diciembre la ayuda de 10 millones de euros para el año 2015
para apoyar la política migratoria y de asilo en Marruecos, en concreto para
garantizar a los niños hijos de inmigrantes el acceso a la escuela y a
servicios básicos y poner en marcha cursos de formación profesional para los
adultos. Doce horas después de que el gobierno marroquí hiciera balance de la
nueva política migratoria, en la que se ha aceptado la regularización de casi
18.000 extranjeros, las fuerzas auxiliares quemaron los campamentos del Gurugú.
Más de 1.200 inmigrantes subsaharianos, según las ONG marroquíes, fueron
alejados de la frontera y trasladados a 18 centros de detención distribuidos
por el sur del país. Esta obsesión por alejar de Melilla a los inmigrantes y el
importante papel que juega Marruecos como guardián de la frontera europea,
empuja a las ONG y a algunos eurodiputados a poner los ojos en Europa. En una
respuesta parlamentaria el 11 de febrero, el comisario europeo de Inmigración,
Dimitris Avramopoulos, aseguró que la UE no financia actualmente equipos para
el Ministerio del Interior o proyectos de gestión en las fronteras. La
regulación de Agencia de Protección de Fronteras de la Unión Europea (Frontex)
número 1168/2011 contempla la "asistencia efectiva a países fuera de la UE
concerniente a aspectos operativos de gestión de fronteras", incluida la ayuda
financiera. Sin embargo, la oficina de Información y Transparencia de Frontex
confirma a eldiario.es que no hay ningún acuerdo o proyecto con Marruecos en
estos momentos. Fuentes diplomáticas aseguran a este diario que "en el control
de fronteras a Marruecos nunca le falta financiación, que llega de la Unión
Europea". Marruecos y varios países europeos, entre ellos España, también
aportan dinero destinado a los vuelos de retorno voluntario a los países de
origen. Además de la ayuda económica, el pasado 6 de febrero, el embajador
europeo en Marruecos, Rupert Joy, admitió en una entrevista con el portal
yabiladi.com que la UE había ofrecido a Marruecos facilitar la concesión de
visados Schengen -muy solicitados por los marroquíes- con la condición de que
Marruecos aplique el acuerdo de readmisión, que obligaría a Marruecos a aceptar
a miles de inmigrantes. Marruecos no ha querido firmar porque, de hecho, ya
está impidiendo la entrada a Europa de los subsaharianos que intentan saltar
las vallas de Ceuta y Melilla. Legalizar la admisión de miles de personas quizá
requiera algún incentivo más, aparte de los visados.
Detención y amenazas de deportación
Los inmigrantes arrestados en el monte Gurugú próximo a Melilla siguen
retenidos en centros esparcidos por el país, alejados de la frontera. El
colectivo Caminando Fronteras informa de que representantes de las embajadas de
Guinea, Costa de Marfil, Camerún, Senegal y Malí se han desplazado a algunos
centros para preguntar a los inmigrantes si quieren volver a su país. La
policía marroquí, aseguran algunos de los ciudadanos retenidos, intenta
convencerles de que no vayan a Europa. "Nos dicen que tendremos trabajo y
alojamiento en Marruecos", explica a eldiario.es Abdulai, un inmigrante
marfileño, desde uno de los centros, en Youssufia. "Advierten de que si nos
portamos mal, nos deportarán". Entre los inmigrantes detenidos, ACNUR ha
identificado a 14 solicitantes de asilo. La organización Gadem ha constatado
que entre los detenidos hay personas que habían solicitado la regularización.
La nueva política migratoria que Marruecos ha mostrado como una experiencia
pionera en África "es la historia de una probable success story que se está
transformando en una catástrofe anunciada", se lamentaba Hicham Rachidi, de la
ong Gadem, en un artículo publicado en el Huffington Post Maghreb. Por un lado,
las autoridades políticas abren la mano en el proceso de regularización y por
otro, las autoridades policiales detienen a más de un millar de personas,
incluidos menores, para quienes, según el gobierno marroquí, la regularización
es inmediata y sin condiciones. "Contrariamente a lo que ha declarado el
Ministerio del Interior, la integración y la represión son dos políticas
públicas antagónicas", escribía Gadem esta semana en un comunicado. La
organización también pide coherencia a la Unión Europea: se pueden llevar a
efecto los acuerdos comerciales o de seguridad con Marruecos sin dejar de lado
la vigilancia del respeto a los derechos humanos.
A punta de fusil
Los inmigrantes continúan privados de libertad desde el 10 de febrero y
denuncian amenazas y coacciones. Según testimonios recogidos por Gadem, algunos
fueron obligados a subir a los autobuses "a punta de fusil". La explicación que
han dado las autoridades marroquíes a los representantes europeos que se han
interesado por ellos es que los han sacado del monte porque vivían en
condiciones infrahumanas y ahora les ofrecen cobijo. Aseguran que esta vez no
les expulsarán al desierto, como ocurrió en 2005 y 2006. La historia todavía no
ha terminado. En el mejor de los casos, los pocos que alcancen el estatus de
refugiado tendrán una vida como la de Raoul -uno de los 546 refugiados
registrados en Marruecos-, enredado permanentemente en trámites burocráticos y
buscando pequeños trabajos sin contrato para pagar los 1.100 dirhams (unos 110
euros) de alquiler y dar de comer a su familia. El problema sigue siendo la
imposibilidad de trabajar y ACNUR sólo ayuda a las familias más vulnerables.
"¿Qué tengo que hacer? –se pregunta–. ¿Caer enfermo para que ACNUR me dé 80
euros al mes?. Llevo aquí ocho años y me he convertido en un mendigo".
http://lasmuertesdeceuta.eldiario.es/contexto.html#ctxt4
‘Las muertes de Ceuta’ es un proyecto multimedia de investigación que durante
un año ha realizado eldiario.es en tres formatos diferentes: este especial
documental multimedia, el seguimiento informativo diario en la publicación
especializada en derechos humanos Desalambre y la revista 'Fronteras y
Mentiras', que aporta contexto general y análisis al caso.

Aquí tienes algunos de sus contenidos.


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El crimen de la fortaleza Europa
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La foto más famosa del año, la de José Palazón de la valla de Melilla, resume
muchas cosas. No solo el contraste entre un primer mundo que juega al golf
frente a unos desheredados que se juegan la vida. No es solo el color, esa
pradera verde tan irreal como artificial en el norte de África. No es solo la
actitud de quienes no interrumpen su partido, acostumbrados a esta locura
cotidiana; o lo que debe de pasar por la cabeza de los inmigrantes que, desde
lo alto de la alambrada, ven este sorprendente paisaje. ¿Qué tienen en común la
valla y el campo de golf? Lo más importante: quién paga.
Una foto que representa todo. "Aquel día se produjo un salto y la Guardia
Civil había cortado la carretera. Vi de lejos que un grupo de inmigrantes
estaba encaramado en la parte de la valla más cercana al campo de golf. Cogí el
coche para subir a una montaña y fotografiar la escena". José PalazónEl campo
de golf junto a la valla fue en parte levantado con el dinero de Europa, con
fondos europeos para el desarrollo del turismo. También es esta Europa que
teorizó los derechos humanos la que paga la fortaleza, la que financia la valla
que separa con cuchillas a los ricos de los pobres. La Unión Europea gastó
entre 2007 y 2013 cerca de 2.000 millones en blindar sus fronteras. Es casi
tres veces más que todo el dinero que empleó la propia UE en políticas para
proteger a refugiados y solicitantes de asilo, según Amnistía Internacional. En
España, el contraste es muchísimo mayor: 9,3 millones de euros de la UE para
refugiados frente a 289,4 millones para proteger la frontera; una frontera que
se ha convertido en un enorme desastre humano.Hoy el Mediterráneo es la fosa
común más grande de este siglo, un enorme cementerio con miles de cadáveres. Es
difícil saber la cifra exacta –The Migrant Files calcula cerca de 30.000 en los
últimos 14 años– porque la mayoría de los muertos son anónimos. De cuando en
cuando, el mar escupe algunos cuerpos sin nombre que no llegan ni a un breve en
los periódicos. De cuando en cuando, una tragedia como la de Lampedusa lleva la
muerte hasta los informativos de televisión y arruina la hora de la cena. Los
dirigentes europeos tuercen el gesto, en Italia declaran día de luto nacional,
pero nada o casi nada cambia ni en la política migratoria europea ni en el uso
de las mentiras y el miedo por parte de políticos irresponsables. Los muertos
se olvidan rápido y al poco tiempo hay quien cuestiona la inversión en
patrullas marítimas de rescate de inmigrantes en peligro de ahogarse porque
salvarlos de la muerte crea un “efecto llamada”. No exagero: lo planteó –al año
de Lampedusa– el Gobierno del Reino Unido en una demostración práctica de que
siempre se puede caer aún más bajo. Al menos en Italia hubo luto nacional por
Lampedusa. En España, la respuesta a la tragedia de Ceuta fue una mentira tras
otra. Mentiras oficiales. Mentiras de Estado. Cinismo, manipulación y un
discurso xenófobo calcado al del Frente Nacional francés, donde cualquiera que
cuestione las ilegales devoluciones “en caliente” o la negligencia de la
Guardia Civil –que acabó con 15 muertos en Ceuta– es un hipócrita o un
perroflauta idealista y utópico. “Que me den la dirección y les enviamos a los
que saltan la valla”, responde el ministro del Interior, Jorge Fernández, en
una respuesta idéntica a la que suele dar Marine Le Pen cuando critican su
xenofobia. “Que digan a cuántas personas están dispuestos a acoger y, si no lo
hacen, que se callen y den menos lecciones”.La trampa en las lecciones del
ministro Jorge Fernández y Marine Le Pen –o Manuel Valls, o David Cameron– es
que hay un montón de grises entre su extremo y el “buenismo” (como ellos lo
llaman, como si lo suyo fuese “malismo”) que ellos caricaturizan. A su
demagogia se responde fácilmente con datos. No hay “invasión” alguna –ni
“avalanchas” ni “asaltos” en la frontera, como exageran algunos medios– porque
España lleva ya varios años con tasas de inmigración negativas: son muchos más
los que se van que los que entran. No está tampoco probado que las cuchillas en
la valla sirvan como elemento disuasorio para unas personas que han llegado
hasta allí a pesar del desierto, de las palizas de la policía marroquí y de una
vida clandestina: solo sirven para infligir cortes inhumanos en los
inmigrantes, y eso sí que está demostrado, a pesar de lo que dice el ministro
Fernández cuando argumenta que son solo “heridas superficiales”. Ni siquiera
son Ceuta y Melilla las puertas de entrada más comunes de la inmigración en
España: es el aeropuerto de Barajas.Como recuerda Amparo González Ferrer en
este número de la revista de eldiario.es, el volumen global de migraciones no
es mayor ahora que en los años 60. La migración ilegal no se arregla blindando
aún más las fronteras, sino con migración legal y políticas de cooperación que
arreglen el verdadero problema: no son las personas que buscan una vida mejor,
sino la enorme desigualdad y pobreza. Incluso alguien tan poco sospechoso de
perroflauta como el exministro del Interior griego y ahora comisario de
Inmigración de la UE, Dimitris Avramopoulos, tiene claro que la Europa
fortaleza no es la solución y que lo que está pasando en nuestras fronteras es
un desastre humano. Un crimen.
Las mentiras que nos contaron la verdad
Juan Luis SánchezCompártelo en twitter Compártelo en facebook Las muertes de
Ceuta demostraron que un Gobierno puede mentir a los ciudadanos para esconder
ilegalidades y violaciones de derechos humanos. Pero que ya no cuela. Esto no
pasó. Según las primeras versiones del Gobierno, la Guardia Civil nunca tuvo
que actuar durante la tragedia de Ceuta, ni ningún inmigrante llegó a la costa
española. En la imagen, los agentes españoles recogen cadáveres en Ceuta. EFE /
Reduan Dris Regragui
Bienvenidos al viaje de la verdad. Abróchense los cinturones y afinen la
mirada, no pierdan detalle porque vamos a hacer un recorrido por las páginas
del parque jurásico de la política, por los juegos del hambre de la frontera,
por los pasillos del lado oscuro donde no se ve venir el despertar de la
Fuerza, por la isla donde habita el humo negro de la mentira. Verán dinosaurios
resistiendo la extinción mientras pisan, muerden y siguen creyendo que el
terreno es suyo; verán periodistas y ciudadanos lanzando flechas contra los
espejismos electrificados del Gobierno, verán su cúpula de versiones oficiales
venirse abajo, en directo y por televisión.
El día 6 de febrero de 2014, mientras amanece, 15 personas mueren en la
frontera de Marruecos y Ceuta.El 6 de febrero de 2014, a primera hora de la
mañana, el Gobierno de España emite un comunicado oficial que dice que durante
la madrugada 400 personas han tratado de “asaltar” el puesto fronterizo y la
valla de Ceuta y que han sido “repelidos” por la policía marroquí. Que las
fuerzas de seguridad españolas “en ningún caso han intervenido”. Que Marruecos
se ha encargado de todo. Que ningún inmigrante ha conseguido entrar en
territorio español. Y que sí, que ha muerto un número indeterminado de
personas, pero que se han ahogado mientras nadaban para rodear la valla sin que
hubiera episodio alguno de violencia y que los guardias españoles se han
enterado de lo que ocurría a través de contactos por radio y teléfono con las
autoridades marroquíes. Marquen este párrafo con un boli mientras leen porque
habrá que volver a él al final del artículo.Pasan las horas. La versión oficial
de los hechos se publica en la mayoría de los medios de comunicación. Qué pena,
ha muerto gente en aguas marroquíes. Vaya. Cómo va a tener la culpa España de
nada de eso. Bueno, ¿hablamos de otra cosa?Pasan las horas y a las cinco de la
tarde se publican en eldiario.es los testimonios de inmigrantes supervivientes
que acusan a los agentes de la frontera de cargar contra ellos y
específicamente a la Guardia Civil española de lanzarles botes de humo y
pelotas de goma cuando estaban en tierra y luego en el agua. ¿Por qué? ¿Por qué
se quedan ancaramados en lo alto de la valla, también en Melilla? ¿Oor qué
corren hacia comisaría en cuanto se deciden a bajar? Porque si un agente les
coge en el camino, le expulsará sin explicaciones. Nunca habrá existido. Sergi
CámaraInterior cambia la versión oficial tras la publicación de este artículo.
Un portavoz dice que lo único que se han usado son “armas de fogueo” desde el
lado español del puesto fronterizo, lejos de los inmigrantes, y que “eso no
hace nada, solo ruido”.A las siete de la tarde surgen más testimonios de
testigos diciendo que hubo disparos de bolas sobre el grupo que intentaba
cruzar a nado. Y que es en ese punto donde se producen todas las muertes, por
ahogamiento y aplastamiento. Algunos consiguieron pasar al otro lado y llegaron
a la playa. Pasan las horas. El ministerio de Interior tiene que volver a hacer
declaraciones oficiales para admitir que también hubo de pelotas de goma y
botes de humo. Pero insiste: solo se han usado en tierra y fue después cuando
parte del grupo se metió en el agua para bordear la valla a nado. Y que ahí ya
la Guardia Civil no tuvo nada que ver y se ahogaron porque no llevaban
flotadores.Y entonces se utiliza el comodín de la violencia. El uso de
antidisturbios fue proporcionado porque “se trataba de un asalto masivo con
violencia nunca vista”: “Han tirado piedras contra todo lo que han pillado”.Han
pasado 10.00 desde el primer comunicado oficial y el Ministerio del Interior ya
ha difundido tres versiones diferentes. La línea roja de lo que están
dispuestos a admitir está clara: no hubo ninguna actuación española ni en la
valla, ni en el agua, ni en la playa de Ceuta.Con esta tercera versión oficial
del día, a pesar de los testimonios que apuntaban en sentido contrario, los
grandes medios de comunicación hacen titulares e infografía explicando lo que
había ocurrido en Ceuta. Violencia masiva. Respuesta proporcional. –Las muertes
son una tragedia, sí, pero involuntaria. Shit happens. ¿Hablamos de otra cosa?
–No.Para la mañana siguiente, ya tenemos fotos donde, sorpresa, aparecen los
guardias civiles españoles junto a la valla, en el espigón y en la playa, justo
después de las muertes. Ante la confusión, los periodistas preguntamos si
podemos ver las imágenes de las cámaras de seguridad que suele haber en los
puestos fronterizos. A las 11.00 del 7 de febrero, un portavoz de la Guardia
Civil dice que en la zona de las muertes no hay cámaras. Nos dicen que en una
frontera no hay cámaras de seguridad.Como eso no se lo cree nadie, muchos
periodistas no nos lo creemos. Unos minutos después la Guardia Civil recula
ante las preguntas: sí que hay cámaras, sí. Pero nos dicen que no ha dado
tiempo de ver aún las imágenes. Después de 24 horas desde la muerte de más de
una decena de personas y con cinco versiones diferentes de lo ocurrido, ¿a
nadie le había dado todavía por mirar las cámaras de seguridad?¿Se han usado
pelotas de goma para contener la llegada de los inmigrantes que llegaban?
“Pelotas de goma en la mar, no”, dice el director de la Guardia Civil 30 horas
después de los hechos. El 8 de febrero añade: “ningún inmigrante pisó el suelo
español”. Testimonios en eldiario.es dicen ese mismo día lo contrario.A falta
de cámaras oficiales, llegan las ciudadanas. A las 14h se difunde un vídeo
grabado desde un edificio próximo a la playa. El vídeo corrobora otra mentira
oficial: sí había guardias civiles junto a la valla y junto al agua durante la
tragedia. Y más importante: un numeroso grupo de inmigrantes llegó a la playa
española, rodeando a nado el espigón fronterizo, y los guardias civiles los
condujeron inmediatamente al otro lado. Estas imágenes son la prueba más clara
y descarnada que se había visto hasta la fecha de lo que conocemos como
“devoluciones en caliente” y que no son más que una expulsión inmediata e
ilegal del que llega, sin darle la oportunidad de justificar –como marca la ley
nacional e internacional– por qué está desesperado por entrar y sin ser
atendido de posibles heridas o hipotermia o ataque de nervios, sobre todo
teniendo en cuenta que 15 personas habían muerto a su lado unos minutos antes.
Los guardias hacen un cordón y los empujan al otro lado de nuevo, a zona
marroquí. Algunos, muy débiles, van tropezándose por el camino.El Gobierno dice
que no ha mentido sobre aquello de que ningún inmigrante había conseguido
cruzar a España porque España no empieza tras la valla o en la playa de Ceuta
sino cuando uno consigue escabullirse de las autoridades. Algo que llamaron
“línea fronteriza retráctil”. España no empieza en España; España empieza en la
Guardia Civil.El 10 de febrero, acorralado por algo que no suele pasar –los
medios empiezan a no creerse la versión oficial de Interior sobre lo que ocurre
en la frontera– el Gobierno difunde un vídeo de las cámaras de seguridad de la
frontera. Esas que no existían. El vídeo resume en tres minutos varias horas de
actividad. Está editado por el Ministerio para dejar solo las partes que le
interesaba mostrar: aparece primero, de noche, un grupo muy numeroso de
inmigrantes corriendo desde Marruecos hacia el puesto fronterizo; luego, ya de
día, se ve cómo los inmigrantes que se han quedado del lado marroquí lanzan
piedras contra el lado español.El resto, lo dejan fuera del montaje. No se ve
nada del uso del material antidisturbios por parte de España. No se ve nada de
las cargas de la policía marroquí para defender la frontera española. No se ve
ni cómo ni en qué momento los inmigrantes deciden meterse en el agua. No hay
ninguna imagen del momento de la muerte de las 15 personas ahogadas o
aplastadas intentando cruzar a nado. No se ve nada del cumplimiento legal y
humanitario de las obligaciones de las fuerzas españolas en la frontera y por
supuesto nada de las devoluciones ilegales. Una de las primeras teorías que
estudia cualquier alumno de comunicación audiovisual es la del efecto Kuleshov:
la percepción del público de cualquier imagen está condicionada por lo que sus
ojos hayan visto justo antes, hasta el punto de que el significado cambia por
completo. En este caso, la imagen final de un grupo de personas lanzando
piedras no produce el mismo efecto sobre el que la mira si inmediatamente antes
está la de la carrera de cientos de personas hacia la frontera, como es el
caso, que si es el del uso de antidisturbios contra personas que acaban
ahogadas. Justo lo que el montaje de Interior no enseña.Aún así –porque para
hacer el mal también hay que tener talento– en el montaje del Gobierno se
escapan algunos detalles que son la confesión de varias mentiras. Un ejemplo:
en el vídeo se ve que los inmigrantes llevaban flotadores artesanales puestos
en la cintura desde el primer momento. El director de la Guardia Civil había
dicho que era imposible que sus agentes pincharan nada, como sostienen varios
inmigrantes, porque “los inmigrantes no llevaban ni manguitos ni
flotadores”.¿Cómo va el viaje? ¿Han perdido la cuenta de mentiras y versiones
oficiales? No se preocupen. Nosotros también. Una semana después de las muertes
de Ceuta, el ministro se ve obligado a dar explicaciones en el Congreso. Y su
comparecencia demuestra definitivamente que tanto su ministerio, la Delegación
del Gobierno y la Guardia Civil han mentido durante toda una semana. Admite que
los agentes españoles sí dispararon pelotas al agua y cartuchos de fogueo
mientras los inmigrantes nadaban. Lo hicieron con “objetivos disuasorios”, para
que esas personas no pasaran a aguas españolas. Hubo 15 muertes, pero el
ministro niega cualquier relación “causa-efecto” porque se dejó de disparar en
cuanto hubo atisbo de “riesgo”. –Vale, pesaos, ya está, ya habéis conseguido
que el ministro admita que se mintió. ¿Podemos hablar de otra cosa? –No.
Durante los días siguientes a la comparecencia del ministro, descubrimos que al
reconocer algunas mentiras el ministro incurrió en otras tantas y omitió partes
determinantes en su extenso relato parlamentario. El 21 de febrero, un viernes
y por la tarde, Interior cuelga en su web los brutos del vídeo completo de las
cámaras de seguridad. Vuelve a ser un material del que se extraen conclusiones
muy claras que contradicen todas las versiones oficiales dadas. Por ejemplo: la
Guardia Civil lanzó botes de humo desde el espigón fronterizo que cayeron
directamente sobre la zona donde nadaban los inmigrantes que se ahogaron.
También podemos ver cómo, en contra de lo que dijo el ministro, los disparos de
pelotas de goma no eran todos al aire ni haciendo “trayectorias oblicuas” sino
apuntando directamente al agua. Y también que una patrullera española entra en
la zona marroquí, donde todo estaba sucediendo, cosa que siempre negó el
ministro y el director de la Guardia Civil. La justificación para no auxiliar a
los que se ahogaban había sido que, al suceder en aguas marroquíes, la barcaza
española no podía entrar ahí. Pero entró, y no ayudó.El vídeo termina con una
escena triste. La Guardia Civil lleva a pie a los inmigrantes que habían
conseguido llegar a nado a la playa española, exhaustos y heridos, hasta una
puerta que hay en la valla fronteriza. Abren la verja y los sueltan al otro
lado, como el portero que suelta a un borracho en la puerta de una discoteca.
Que sea ilegal es casi lo de menos.Ahora vuelva usted al párrafo marcado con
boli y relea cuál era la versión oficial que el Gobierno intentó hacernos creer
a todos.Como han podido ver en este viaje, las mentiras a veces son las mejores
aliadas para contar la verdad. Qué difícil habría sido que se demostrara que la
actuación de las autoridades españolas el 6 de febrero fue ilegal,
antihumanitaria y hasta punible si no fuera por la ayuda de los que están
acostumbrados a mentir y que les crean. Sin su obstinación por creer que la
audiencia responderá a resortes alarmistas, facilones y tramposos. Sin el
ridículo, en directo y por televisión, de los que creen que la impunidad es
eterna y que el periodismo de Estado, ese que se cree la versión oficial
simplemente porque es oficial, sigue vigente.Ya no más. Las dolorosas mentiras
sobre las muertes de Ceuta han insertado en la agenda política y en la
sensibilidad social un nuevo código para interpretar lo que sucede en la
frontera. Y no hace falta ser muy de izquierdas para eso. Puede uno estar a
favor de una gestión restrictiva de las fronteras, pero no a costa de la
muerte. Porque lo contrario a que alguien 15 personas mueran en la frontera no
es la libre circulación; lo contrario es que no mueran. De lo otro, hablamos
después.–Ha pasado un año ya. Dejadlo ya. –No.
Yo estuve allí
Gabriela SánchezCompártelo en twitter Compártelo en facebook
Un año después de la muerte de 15 personas en aguas fronterizas de Ceuta, los
supervivientes no olvidan. Y su versión difiere notablemente de la oficial.
Tras cruzar a Europa, algunos están dispuestos a hablar ante el juez.
“Yo lo vi. Yo estuve allí”. Estuvo aferrado con un dedo a un hueco entre las
rocas de un espigón que se convirtió en el infierno. Estuvo rodeado con un
flotador fabricado con botellas, mientras a su alrededor caían pelotas de goma.
Mientras el gas lacrimógeno que respiraba y su pánico al agua le dejaban casi
inconsciente, asegura. Iker estuvo, como Mor, Charles o Louis, junto a los que
ya no están. “La Guardia Civil apuntaba hacia las personas”. “El humo les
ahogaba”. “No dispararon a su cuerpo, pero sí a su flotador. ¡Pam! Y se fue. Se
hundió... Lo vi”.Mientras la investigación judicial continúa a paso lento, los
supervivientes del seis de febrero se resisten a olvidar allí donde se
encuentran un año después. Francia, Alemania, España, Marruecos. Muchos de los
testigos han logrado su objetivo de llegar a Europa. Otros siguen esperando.
Este diario ha seguido su rastro. Su testimonio es clave para reconstruir los
hechos en la causa abierta por el juzgado de instrucción número 6 de Ceuta.
Como dicen, ellos estaban allí. Y la mayoría de sus testimonios coinciden.
Fuentes jurídicas deslizan una “inminente” personación de testigos
presenciales. Algunos de los participantes en el intento que acabó con la vida
de 15 personas se unirán a la denuncia, confirman.Mor estuvo allí, pero ahora
está en Alemania. La cicatriz de su brazo le recuerda lo ocurrido. La Guardia
Civil, denuncia, le golpeó con la porra mientras trataba de sortear el espigón.
En la zona marroquí. “Los españoles entraron por la puerta de la valla a la
zona de Marruecos”. La versión oficial lo niega. Los agentes afirman que no
utilizaron sus defensas y se limitaron a actuar en España. Aunque en los pocos
audios de las conversaciones de radio mantenidas aquella mañana se escucha:
“Cuidado con los mehani –gendarmes marroquíes–. No les vayáis a dar a ellos”.
Tras su publicación ganó más fuerza la posible actuación del Instituto Armado
en el lado más próximo a donde, según la versión oficial, se produjeron las
muertes. El secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, lo zanjó:
“En algún momento se ve que la embarcación está en la línea divisoria. Entiendo
que lo dice por eso. También lo puede decir en un sentido irónico, exagerado,
lo que sea, no lo sé”. Ahí quedó.Pero el camerunés lo vio, reitera. No olvida
la cara de uno de los agentes. “Podría reconocer al que me pegó más fuerte”,
dice con contundencia en un testimonio recogido por Stéphane M. Grueso.
Sostiene que se introdujo en el agua en un primer grupo de cerca de 30
personas. Delante de él nadaba Ousman Kenzo, relata. Lo volvería a ver minutos
más tarde entre los cuerpos sin vida alineados en la playa. Mor centraba su
atención en cruzar al otro lado. Piedra a piedra, no sabe nadar. Pisó suelo
español, pero le devolvieron en caliente. Es menor de edad, pero no le
preguntaron. Tiene 17 años y en la actualidad está tutelado por la
administración alemana. Contra la violencia en la frontera. Babacar, ciudadano
senegalés que lleva 10 años en España, se manifiesta en Madrid pocos días
después de la actuación de la Guardia Civil en la tragedia de Ceuta de febrero
Juan Luis SánchezLa impotencia le obliga a tomar un papel y situar sus
recuerdos en un mapa. Un círculo desigual coloca la embarcación de la Guardia
Civil entre aguas españolas y marroquíes. La única movilizada con antelación.
La única, también, cuyas características impiden su acceso a zonas cercanas al
espigón o a la costa, según las declaraciones de la tripulación. Es la
justificación oficial de la falta de auxilio en los primeros instantes. Allí no
estaba ni Salvamento Marítimo, ni Cruz Roja. Nadie les avisó. Las embarcaciones
del Instituto Armado más adecuadas para este tipo de rescates llegaron cuando
“casi no había inmigrantes en el mar”. No se les llamó a tiempo.Durante estos
primeros momentos, se producen los instantes más dramáticos, cuando podrían
haber tenido lugar las muertes, según las fuentes oficiales, los agentes en
servicio y algunos de los inmigrantes. “Un número importante de ellos estaba
agolpándose en la misma punta, creando un embudo donde se puede ver cómo se
empujan y apelotonan”, describe un capitán en el informe de diligencias
entregado al juzgado de Ceuta. En este instante se produjeron disparos hacia el
agua. Aquí ambas versiones distan en un detalle fundamental. La Guardia Civil
niega haber apuntado hacia los inmigrantes. Los agentes en servicio aseguran
que siempre “pretendían” mantener una distancia “prudencial”. Todos los
supervivientes contactados por eldiario.es afirman que algunas pelotas de goma
impactaron sobre sus cuerpos o flotadores. Las imágenes gubernamentales no
aclaran estas acusaciones pero sí demuestran que los agentes lanzaron al menos
un bote de humo sobre un grupo abundante de personas que nadaba en aguas
marroquíes. También pueden observarse disparos de pelotas de goma desde el
espigón fronterizo muy cerca de los inmigrantes que ya se encontraban en zona
española. Algunos agentes apuntaban hacia abajo. Sí se confirma que no se
cumplían los 25 metros garantizados por el ministro del Interior.A pesar de la
importancia de conocer lo ocurrido durante los primeros minutos, la información
sobre estos es la más difusa. Las imágenes oficiales no lo muestran con
claridad. La acusación popular solicitó a la jueza las grabaciones de las
cámaras instaladas en vehículos, que, según descubrieron, no habían sido
entregadas. La acusación popular defendía que, por su ubicación, esas imágenes
podrían contener ese momento. La Guardia Civil ha respondido a la titular del
juzgado que tales grabaciones no existen. Según han declarado, a partir de las
cinco de la mañana, esas cámaras dejaron de grabar porque el operador que las
manejaba, indican, tuvo que cubrir otro puesto de refuerzo en frontera.El
origen de la orden de emplear material antidisturbios hacia el agua también ha
desaparecido. A pesar de que el informe del Instituto Armado concluye que “no
se dio una petición de autorización como tal”, muchos agentes declaran haber
recibido directrices. El jefe del grupo de antidisturbios reconoce dar
instrucciones sobre “cómo emplearlo” para “no dañar” a los inmigrantes. El
capitán de la Compañía de Ceuta empuñó una de las armas y disparó tres pelotas
de goma para dar ejemplo. Los agentes no detallan la “autorización” pero las
mencionan. Defienden que su objetivo era “canalizar” el trayecto de los
inmigrantes y “salvaguardar su integridad” evitando que nadasen hacia el fondo.
Días después del 6 de febrero se decidió prohibir el uso de material
antidisturbios hacia el agua a través de una orden verbal.Dos fuentes con
contactos en el Instituto Armado de Ceuta apuntan más alto: “Eso era una
decisión politizada. Las órdenes venía de arriba y eran muy claras. Que no
pasen a nuestro lado, que se queden en tierra de nadie. Buscaos la vida, pero
que no crucen”, detalla una de ellas a eldiario.es. “Las órdenes de evitar su
paso por todos los medios y de no actuar, de no auxiliar. El servicio marítimo
de la Guardia Civil está totalmente capacitado, es su labor. Pero había una
orden”, añade. Se le pregunta por el destino de las pelotas de goma y responde,
mirando hacia abajo, como si se avergonzase de su contestación: “Los agentes
con los que he hablado defienden que las lanzaron en parábola, para marcar la
línea fronteriza y todo eso... Pero, en confianza, alguno reconoce que sí, que
dispararon hacia ellos”, desliza. La Delegación del Gobierno de Ceuta niega
estar detrás de la supuesta directriz. No tienen ni competencias ni
conocimientos para dictar tales órdenes, aseguran desde su portavocía a
eldiario.es. Este periódico ha contactado con la Dirección General de la
Guardia Civil para contrastar las nuevas informaciones y acusaciones
desprendidas de los testimonios pero han rechazado hacer declaraciones. La
investigación judicial va despacio. Dos organizaciones de la acusación popular
denuncian obstáculos impuestos por la jueza instructora del caso y su
“pasividad” a la hora de solicitar diligencias. La magistrada ha solicitado el
envío del causa a la Audiencia Nacional por “ falta de competencia” del juzgado
ceutí. La acusación popular considera que “quiere deshacerse del caso”.Charles
–nombre ficticio– destaca el agobio que el gas lacrimógeno provocaba en la
gente. “Se mete en tus ojos en tu boca, parece que no puedes respirar... No sé
explicarlo. Te sientes mal. Ellos lanzaron gas lacrimógeno y botes de humo
dentro del agua”, advierte en un piso del barrio tangerino de Boukhalef. Él
sigue esperando y las fuerzas flaquean. Desde Alemania, Mor también lo
menciona. En España, Iker se toca los ojos y la garganta al describir lo que
sintió mientras lo respiraba, tras la fatiga de la carrera anterior. Creen que
esa fue una de las causas de la muerte de sus compañeros. Los agentes reconocen
que emplearon botes de humo hacia el agua.Su rostro se pone aún más serio para
relatar cómo murió su “primo hermano”, Michele. Reconoce estar convencido de la
razón de su muerte. Una pelota de goma o bala de plástico. “La Guardia Civil no
disparó a su cuerpo, pero sí a su flotador. ¡Pam! Y se fue para abajo”,
sentencia sin perder la serenidad, con la mirada clavada en los ojos de quien
pregunta. Varios testimonios mencionaban neumáticos pinchados durante las
labores de rechazo del Instituto Armado, el Gobierno lo niega. El vídeo oficial
muestra a un agente marroquí arrastrando lo que parece una embarcación
hinchable sin aire en la orilla, pero se desconoce cómo se desinfló.La ciudad
de Ceuta, sin embargo, parece tratar de olvidar aquella mañana. Hablar de las
muertes del Tarajal en las calles ceutíes produce cierta sensación de
incomodidad. Muchos se niegan. “Me puede traer problemas”, repiten. Alguno
responde con un rotundo: “No me interesa”. Excepto contados activistas ceutíes,
como los integrantes de la ONG Pedagogía Ciudadana, las pocas personas que
aceptan profundizar disminuyen el volumen de su voz. Piden ocultar su nombre en
caso de publicar sus palabras. Miran a los lados durante la conversación, o
reculan, y optan por zanjar la charla. No hablamos de guardias civiles
afectados, nos referimos a taxistas, vecinos, profesionales de medios de
comunicación que podrían haber accedido a más detalles de los difundidos, pero
prefieren callar.“Cuesta hablar porque la gente tiene miedo. El ‘ver, oír y
callar’ es muy típico en Ceuta. Es la actitud que hay tener”, dice un ceutí
buen conocedor de los entresijos de la ciudad. Pero ¿a qué tienen miedo? No hay
respuesta concreta. Hablar implica dirigir la mirada a la Guardia Civil. Cerca
de un tercio de los empleados públicos son policías, guardias civiles o
militares. Es común tener un familiar, un amigo o un conocido cercano
perteneciente al cuerpo. El Instituto Armado ha salvado miles de vidas y su
trabajo en la frontera está muy bien valorado, especialmente entre los
habitantes de las ciudades autónomas.En este punto la Guardia Civil, los
ciudadanos ceutíes, el Gobierno y los supervivientes de la tragedia de Ceuta
están de acuerdo. Los inmigrantes tampoco se podían creer lo que veían. “No
sabía qué hacer. Nosotros siempre vemos a la ‘Guardia’ como los buenos; cuando
vi lo que hacían, di la vuelta y regresé a nado a la playa”, dijo Stéphane días
después de la tragedia de Ceuta.Mor rompe a llorar. Ya está en Alemania, es
menor y, por el momento, no puede ser expulsado. Va al colegio y participa en
las actividades extraescolares de su instituto. Pero, mientras observa las
fotografías de sus compañeros fallecidos, frena su relato de los hechos.
Esconde su cabeza entre sus manos. Y se desborda, una vez más: “Hay que hacer
algo”.
Marruecos, el guardián de las llaves
Elena GonzálezCompártelo en twitter Compártelo en facebook España no se atreve
a reprender al vecino del sur en materia de inmigración. “A veces es difícil
justificar ciertas cosas, pero todo sea por la cooperación”, admite un
funcionario. El último desencuentro costó 48 horas sin vigilancia al otro lado
de la frontera. GTRESONLINE / GJBA Marruecos no conviene hacerle enfadar. Es la
frase que repiten funcionarios del Ministerio de Interior, diplomáticos y
políticos españoles en cuanto se apaga la grabadora. Con los micrófonos
encendidos, el mensaje oficial, que se invoca sin descanso como un mantra, es
destacar, subrayar, recalcar –elíjase el verbo al gusto del ministro, delegado
del Gobierno o diplomático– la “estrecha colaboración entre España y
Marruecos”. La traducción del axioma es que ni España ni Europa se atreven a
reprender al vecino del sur en materia de inmigración. Marruecos tiene en su
mano la llave de varias puertas y una de ellas se abrió el pasado agosto.A las
tres de la tarde del martes, 12 de agosto, Aliyu se las había ingeniado para
conseguir un bote y reunir a toda prisa a 10 personas más. La “promoción de 48
horas” en las costas marroquíes le cogió por sorpresa y cuando pudo llegar al
agua, el mar estaba embravecido y no pudo salir. Durante esas 48 horas, los
tangerinos no daban crédito a lo que veían: decenas de inmigrantes
subsaharianos corrían por las calles cargados con lanchas, a la vista de todos,
sin que ningún gendarme les cortara el paso. 1.300 personas alcanzaron las
costas andaluzas porque nadie estaba vigilando en las marroquíes. Se da por
hecho, según fuentes de la seguridad española, que lo que Rabat llamó
“disfunción” en la vigilancia fue desidia por decreto, una consecuencia del
alto que la Guardia Civil le dio al rey Mohamed VI cuando viajaba a bordo de su
yate en aguas de Ceuta unos días antes. Huyendo del recuerdo de los tiempos de
invierno diplomático con Marruecos durante el Gobierno de Aznar, el ministro
del Interior, Jorge Fernández Díaz, ni siquiera se atrevió a calificar lo
sucedido de “incidente”. Lo llamó “los hechos” y viajó presto a Marruecos para
apaciguar las aguas, agitadas con el enojo de su rey. “A veces hay dificultades
para justificar ciertas cosas, pero todo sea en aras de la buena cooperación”,
señala un funcionario español. El Gobierno de España es consciente de que no se
puede permitir ni un desliz diplomático. Desde hace ya varias legislaturas, la
postura de España frente al conflicto del Sáhara es intachablemente neutral en
público, aunque desde los despachos de Madrid se facturen carantoñas al plan de
autonomía propuesto por Marruecos. La prensa marroquí recogía a finales de año
la visita a Madrid de una delegación de periodistas durante la cual el diputado
popular José María Beneyto les aseguró que en la cuestión del Sáhara “la
posición del Parlamento español es próxima a la de Marruecos”.Ambos países
viven una luna de miel en las relaciones bilaterales. Negocio obliga. En cifras
comerciales, Marruecos ya es el segundo cliente de España fuera de la UE, sólo
por detrás de Estados Unidos. Cada vez más empresas y profesionales españoles
buscan en Marruecos una salida laboral que no encuentran en España y la
prioridad en la nueva política exterior española es la recuperación de la
economía mirando, en este caso, al sur.El ministro de Defensa, Pedro Morenés,
señalaba en diciembre pasado, durante la presentación del informe de Real
Instituto Elcano España mirando al Sur: del Mediterráneo al Sahel, que el área
es “prioridad estratégica para España” y zona de “oportunidades” aunque
advertía de que es un “cinturón de inestabilidad”. Las autoridades de Marruecos
calculan que en torno a 1.200 marroquíes han dejado el país para ir a combatir
a Siria o a Irak y un tercio de ellos procede de las provincias de Tetuán y
Tánger, muy cerca de Ceuta. ¿Qué hacemos con ellos? Zapatero elevó las vallas
de Ceuta y Melilla de tres metros a seis. "No podíamos abrir las fronteras,
habrían entrado cientos de miles", afirma. GTRESONLINE / S.PalaciosLa
proximidad y la posible vuelta de los combatientes a territorio marroquí
preocupa tanto en Rabat como en Madrid. Las fuerzas de seguridad de ambos
países han desmantelado al menos tres células yihadistas en el último año y
España también coopera con Marruecos formando a sus agentes y compartiendo
información. Esta colaboración es aún más estrecha –más que nunca– en la lucha
contra la inmigración irregular, una exigencia española y europea que viene de
lejos. En el otoño de 2005, 14 inmigrantes subsaharianos murieron –algunos
tiroteados y al menos dos cayeron del lado español– intentado cruzar a Ceuta y
a Melilla. Durante las tres semanas siguientes, las fuerzas de seguridad
marroquíes detuvieron a más de 4.000 personas –incluidos solicitantes de asilo
registrados por ACNUR– y Rabat asumió la responsabilidad por seis de las
muertes junto a la valla de Melilla, pero nadie hizo lo mismo desde Madrid. “No
podíamos abrir la frontera porque habrían entrado cientos de miles y, ¿qué
hubiéramos hecho con ellos?”, evoca en conversación con eldiario.es el
expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. “La única manera de
controlar las fronteras es el uso de métodos que con alto riesgo pueden dañar
los derechos humanos. Es una tensión moral enorme, un dilema terrible”. Quizás
Marruecos no cumpliera, en alguna ocasión, esas exigencias de respeto a los
derechos humanos: “Como todos, como nosotros”, justifica Zapatero. La respuesta
del Gobierno socialista fue elevar las vallas de las ciudades autónomas de tres
a seis metros de altura. La de Marruecos, continuar con las expulsiones de
subsaharianos a Argelia y al desierto y las redadas periódicas y las palizas
junto a las vallas, recogidas en los informes de Amnistía Internacional y Human
Rights Watch. A ojos de Europa, lo que pasa en Marruecos se queda en Marruecos
y hasta hace bien poco, al reino magrebí no parecía importarle su imagen en el
exterior. Pero las primaveras árabes cambiaron el paisaje. El rey Mohamed VI
logró esquivar la ola de protestas en el norte de África promulgando una
Constitución en 2011 más aperturista sobre el papel, aunque su aplicación
práctica es criticada. Marruecos quiere ser visto como un ejemplo de
estabilidad y construcción democrática en el Magreb y en África y esta imagen
no es compatible con la de un estado represor, la que dio Médicos Sin Fronteras
en un informe de abril de 2013 en el que se relataban todo tipo de abusos y
vejaciones por parte de las fuerzas de seguridad marroquíes. El documento
vinculaba la “extrema violencia” en las fronteras a la “nueva etapa de
relaciones hispano-marroquíes” y la “excelente cooperación en materia de
seguridad”. Fue la puntilla de un largo historial de denuncias.En septiembre de
2013, el Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH), un órgano de carácter
consultivo nombrado por el rey Mohamed VI, decidió reaccionar y puso en marcha
la nueva perspectiva humanitaria de la cuestión migratoria: un plan de
regularización de extranjeros que, a pesar del esfuerzo de la administración,
está teniendo un éxito muy limitado entre los subsaharianos, ya que una gran
parte no quiere quedarse en Marruecos y, además, los requisitos impuestos son
casi imposibles de cumplir. Las ONG marroquíes confían en que los criterios se
suavicen y se amplíe el plazo para presentar solicitudes.El plan sí ha traído
beneficios para los refugiados y solicitantes de asilo: “Antes de septiembre de
2013 veíamos arrestos continuos. La policía destruía sus documentos y se les
deportaba a Argelia. De un día para otro, todo cambió en buena parte del
territorio”, explica Marc Fawe, portavoz de ACNUR en Marruecos. Lo que no ha
cambiado, sin embargo, es el norte, donde las fuerzas auxiliares no dan paseos
en balde y al final de la mano tendida por los despachos, los inmigrantes se
encuentran con un bastón. Los perímetros fronterizos de Ceuta y Melilla se
rigen por otra ley y no entienden de nuevas políticas migratorias. Se blindan a
toda costa. “No podemos criticar que un gobierno controle sus fronteras. Es un
derecho legítimo”, asegura a eldiario.es Dris El Yazami, presidente del CNDH. A
Yazami, un exopositor que en los últimos años se ha aproximado a los círculos
del palacio real, cuesta arrancarle las palabras “a veces se hace un uso
excesivo de la fuerza”. “Lo que le pido a Europa”, continúa, “es que nos ayude
a financiar una política migratoria de integración. Frontex no es la solución”.
En julio pasado, la Unión Europea destinó a Marruecos 890 millones de euros
durante el período 2014-2017 para “potenciar el acceso equitativo a los
servicios sociales y apoyar la democracia y el Estado de Derecho”.Marruecos
sigue siendo un socio privilegiado de la Unión Europea. Están en juego el
control de fronteras, la seguridad y acuerdos de pesca como el que se firmó el
año pasado, que permite faenar en sus aguas a barcos de España, Portugal,
Países Bajos, Lituania y Letonia a cambio de 40 millones de euros anuales.
“Marruecos conoce bien los miedos de los europeos y sus negociaciones con
Europa son bastante equilibradas”, confiesa un funcionario europeo en Rabat.
Marruecos puede ser el amo de llaves, pero nunca el criado. Sin embargo, Rabat
también ha hecho concesiones dolorosas. En los últimos dos años, se han
disipado los disturbios en las fronteras de Ceuta y Melilla que solían
protagonizar grupos que reclamaban la soberanía marroquí de las ciudades. Y aún
hay más. En abril de 2014, Marruecos inició la construcción de una valla
coronada de concertinas que discurre paralela al perímetro fronterizo de
Melilla. Ante la opinión pública marroquí, defensora contumaz de la integridad
territorial, es difícil justificar que se está construyendo una frontera junto
una ciudad –Melilla– que reclaman como suya. Hace meses que el partido Istiqlal
registró en el Parlamento marroquí la pregunta sobre la valla, pero aún no ha
aparecido en el orden del día de las sesiones. Los inmigrantes subsaharianos no
son completamente ajenos a esta partida de Risk. Los más veteranos del suelo
marroquí, los que conocen las vallas, las lanchas y los barrios-guetto, son
conscientes de que Marruecos y España juegan en el bando europeo y ellos en el
africano. También saben que la única solución que da Europa es la de seguir
militarizando sus fronteras, con Marruecos como gendarme. “Sí, a medio plazo lo
seguirá siendo”, vaticina Zapatero. Lo que temen es que con la externalización
de las fronteras europeas, de las cuales forma parte la nueva valla marroquí,
Marruecos ejerza dentro de ellas de Señor Lobo: el que soluciona problemas. Si
Europa no los ve, no existen.

[mensagem organizada por Helion Póvoa Neto] 
__._,_.___ Enviado por: "niem.migr" <NIEM.migr@xxxxxxxxx>
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