[colombiamigra] Fw: [NIEM] Espanha, Itália e França

  • From: william mejia <wmejia8a@xxxxxxxxx>
  • To: "colombiamigra@xxxxxxxxxxxxx" <colombiamigra@xxxxxxxxxxxxx>
  • Date: Sun, 3 Feb 2013 06:24:47 -0800 (PST)



----- Forwarded Message -----
From: nucleo interdisciplinar de estudos migratorios NIEM <NIEM.migr@xxxxxxxxx>
To: niem_rj@xxxxxxxxxxxxxxxxxx 
Sent: Tuesday, January 29, 2013 6:21 PM
Subject: [NIEM]  Espanha, Itália e França
 

  
 
Expulsões e negativas de
entrada a imigrantes em 2012 na Espanha
Redução da chegada de
imigrantes por via marítima
Qualificação e preparação de
jovens espanhóis para a emigração
Migração e envelhecimento
populacional na Espanha
Tramitação de pedidos de
nacionalidade espanhola
Problemas na política
italiana quanto a refugiados
Debate na França sobre o uso
do véu por mulheres muçulmanas – artigo de Valeria Costa-Kostritsky 
Presença de estrangeiros e
aumento nos preços de imóveis em Paris
 
 

 
 
 
 
Legalcity, 24/01/13:
http://legalcity.es/2013/01/24/espana-expulso-a-10-130-inmigrantes-extranjeros-en-el-2012/
 
 
 
España expulsó a 10.130
inmigrantes extranjeros en el 2012
 
Durante 2012 se produjeron
10.130 expulsiones (personas interceptadas en una localidad española carente de
documentación) mientras que en 2011 se registraron 11.358, por lo que el
descenso se sitúa en el 10,81%, según un Informe del Ministerio del Interior al
que ha tenido acceso Legalcity.
Expulsiones cualificadas
El Ministerio del Interior
creó en 2009* la Brigada de Expulsión de Delincuentes Extranjeros del Cuerpo
Nacional de Policía (BEDEX), cuya misión es la repatriación de delincuentes
extranjeros con numerosos antecedentes penales y/o judiciales, vinculados con
terrorismo, bandas organizadas, violencia de género o cualquier otro hecho
delictivo de especial gravedad y que suponen una amenaza para la seguridad
pública. Estas expulsiones son ordenadas judicialmente y conllevan la
prohibición de entrada en España y en los países miembros del espacio Schengen.
El número de repatriaciones
descendió en 2012 respecto a 2011 debido a la reducción de llegadas de personas
en situación irregular a España. Del total de expulsiones llevadas a cabo en
2012 (10.130), 8.809 fueron cualificadas (-3% respecto a 2011) y 1.321 no
cualificadas (-41% respecto a 2011).
Aunque las cifras son
inferiores a las registradas en 2011, año en el que se produjeron 9.114
expulsiones cualificadas y 2.244 (de un total de 11.358), las cualificadas
continúan aumentando y ya representan el 87% del total frente al 80% en 2011,
mientras que las no cualificadas descienden un 13% frente al 20% en 2011.
Con estas cifras, se
consolida la política ministerial que prioriza las expulsiones cualificadas
(personas vinculadas a actividades delictivas) y no las de extranjeros en mera
situación irregular en España.
Además, si comparamos el
número de repatriaciones de delincuentes extranjeros desde 2009*, éstas
aumentan un 16%. De esta manera, si en 2009 el total de expulsiones
cualificadas se situaba en 7.591, en 2012 esta cifra ha sido de 8.809, lo que
supone un incremento de 1.218 casos.
 
 
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Legalcity, 24/01/13:
http://legalcity.es/2013/01/24/espana-denego-la-entrada-al-pais-a-8-647-personas-en-el-2012/
 
 
España denegó la entrada al
país a 8.647 personas en el 2012
 
Las denegaciones de entrada
(personas rechazadas en los puestos fronterizos habilitados, como por ejemplo,
puertos y aeropuertos) descendieron un 22,04 % el año pasado.  De las
11.092 denegaciones de entrada efectuadas en 2011 se ha pasado en 2012 a 8.647, 
lo que arroja
una diferencia de 2.445 personas, según un informe del Ministerio del Interior.
Readmisiones
Las readmisiones (personas
que han cruzado la frontera entre España y Francia y España y Portugal, y que
han sido interceptadas y devueltas al país del que ha salido en virtud de los
acuerdos con estos dos países) aumentaron un 10,25%, ya que en 2011 se
registraron 1.278 y en 2012 la cifra se sitúo 1.409.
Devoluciones
Las devoluciones (personas
que trataron de entrar en España por puestos no habilitados como fronteras)
descendieron 11,23%. En 2011 se registraron 7.064 casos mientras que en 2012
fueron 6.271, lo que supone una diferencia de 793 personas.
 
 
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Legalcity, 24/01/13:
http://legalcity.es/2013/01/24/un-30-menos-de-inmigrantes-llegaron-en-el-2012-a-las-costas-espanolas/
 
 
Un 30% menos de inmigrantes
llegaron en el 2012 a
las costas españolas
 
El año pasado llegaron a las
costas españolas 3.804 inmigrantes irregulares mientras que en 2011 lo hicieron
5.411 según un Informe del Ministerio de Interior al que ha tenido acceso
Legalcity.
El dato registrado en 2012 en
Canarias, un 50% menos que en 2011, es el mejor de los últimos 15 años. Con
este nuevo descenso, el archipiélago se sitúa en los mismos niveles históricos
del año 1997.
Desde 2006, la entrada de
personas en situación irregular a las costas españolas  ha descendido un
90,3%, lo que supone los mejores datos de la serie 2001-2012.
En 2012 cayó el número de
llegadas a Ceuta y Melilla al pasar de 3.343 en 2011 a 2.841, lo que supone
una disminución de 502 personas.
Las repatriaciones han
descendido un 16,38% debido a la reducción de llegadas de inmigrantes
irregulares a España, lo que representa un ahorro en el gasto público.
Durante el año 2012 ha descendido la
llegada de inmigrantes irregulares a las costas españolas frente al crecimiento
registrado en 2011. Por medio de embarcaciones, el año pasado entraron en
España 3.804 inmigrantes irregulares frente a los 5.441 que lo hicieron en
2011, lo que supone un descenso del 30 por ciento. La disminución alcanza el
90,3 por ciento respecto a 2006, año en que se registró la llegada masiva de
39.180 inmigrantes irregulares. El período 2006-2012 registra los mejores
resultados de la serie histórica en materia de lucha contra la inmigración
irregular en España.
Se invierte la tendencia de
2011 pasando de un aumento del 18 por ciento en 2011 a una reducción del 30
por ciento en 2012. La presión migratoria desde África continúa y la crisis
económica no ha sido un elemento desincentivador de la inmigración irregular
hacia España. El trabajo constante en el que se destaca la excelente labor
cotidiana de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y el esfuerzo humano
y tecnológico desplegado por el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil,
han conseguido estos buenos resultados en materia de inmigración irregular que
llegaba a las  costas españolas. A ello hay que sumar, la estrecha
cooperación del Ministerio del Interior con los principales países de origen y
tránsito de la inmigración irregular: Mauritania, Senegal, Argelia y muy
especialmente con Marruecos. En 2012, no ha llegado ninguna embarcación a
Canarias con inmigrantes irregulares desde Senegal y tan sólo un cayuco desde
Mauritania.
Entradas de inmigrantes
irregulares en Canarias
Esta tendencia decreciente es
especialmente significativa en Canarias. Si en 2011 llegaron a las islas 340
inmigrantes irregulares, en 2012 lo hicieron 173, lo que constituye un descenso
del 50 por ciento. La misma tónica se registra en la Península y Baleares. Así,
mientras que en 2011 llegaron en embarcaciones 5.101 inmigrantes irregulares,
esta cifra desciende hasta los 3.631 en 2012, por lo que en este caso la
disminución se sitúa en el 29 por ciento.
Una clara perspectiva de la
tendencia decreciente en la entrada de inmigrantes irregulares en la Península,
Baleares y Canarias por medio de embarcaciones la proyecta la comparativa de
los datos registrados en 2012 con los de 2006, año en el que se produjo la
llegada masiva de inmigrantes irregulares. En 2006 alcanzaron las costas de la
Península y Baleares 7.502 personas en situación irregular, mientras que en
2012 lo hicieron 3.625, lo que supone un descenso del 51,7 por ciento.
El caso de Canarias también
es muy significativo en la comparativa de  2006 con 2012. Si en 2006 las
costas de las islas fueron alcanzadas por 31.678 inmigrantes irregulares, el
año pasado solo lo hicieron 173. La diferencia de un año respecto a otro es de
31.505 inmigrantes ilegales, lo que arroja un descenso del 99,5 por ciento.
Este dato registrado en 2012 en Canarias es el mejor de los últimos 15 años.
Con este nuevo descenso, nos situamos en los mismos niveles históricos del año
1997.
Otro dato muy significativo
es el hecho de que en 2012 no haya llegado ninguna embarcación a Canarias con
inmigrantes irregulares desde Senegal y tan sólo un cayuco desde Mauritania.
Entradas de inmigrantes
irregulares en Ceuta y Melilla
En Ceuta y Melilla también ha
descendido en 2012 la entrada de inmigrantes irregulares, que intentaron
acceder a las dos ciudades autónomas a nado, ocultos en vehículos o medios de
transporte o bien vulnerando el perímetro fronterizo. En 2012 llegaron a Ceuta
y Melilla un total de 2.841 de personas en situación irregular cuando en 2011
lo hicieron 3.343, lo que supone una disminución del 15%.Este descenso es más
acentuado respecto a 2001, año en el que entraron 4.969 inmigrantes
irregulares. Esta cifra comparada con la registrada en 2012 supone una
disminución del 42,8%.
Repatriaciones
En cuanto a repatriaciones de
inmigrantes irregulares, el Ministerio del Interior realizó a lo largo del año
pasado 26.457 mientras que en 2011 la cifra se situó en 30.792, lo que supone
una disminución del 16,38 por ciento. Este descenso obedece al decrecimiento
del flujo de llegadas de personas en situación irregular durante 2012.
Denegación de entrada
Las denegaciones de entrada
(personas rechazadas en los puestos fronterizos habilitados, como por ejemplo,
puertos y aeropuertos) descendieron un 22,04 % el año pasado.  De las
11.092 denegaciones de entrada efectuadas en 2011 se ha pasado en 2012 a 8.647, 
lo que arroja
una diferencia de 2.445 personas.
Readmisiones
Las readmisiones (personas
que han cruzado la frontera entre España y Francia y España y Portugal, y que
han sido interceptadas y devueltas al país del que ha salido en virtud de los
acuerdos con estos dos países) aumentaron un 10,25%, ya que en 2011 se
registraron 1.278 y en 2012 la cifra se sitúo 1.409.
Devoluciones
Las devoluciones (personas
que trataron de entrar en España por puestos no habilitados como fronteras)
descendieron 11,23%. En 2011 se registraron 7.064 casos mientras que en 2012
fueron 6.271, lo que supone una diferencia de 793 personas.
Expulsiones
Durante 2012 se produjeron
10.130 expulsiones (personas interceptadas en una localidad española carente de
documentación) mientras que en 2011 se registraron 11.358, por lo que el
descenso se sitúa en el 10,81%.
Expulsiones cualificadas
El Ministerio del Interior
creó en 2009* la Brigada de Expulsión de Delincuentes Extranjeros del Cuerpo
Nacional de Policía (BEDEX), cuya misión es la repatriación de delincuentes
extranjeros con numerosos antecedentes penales y/o judiciales, vinculados con
terrorismo, bandas organizadas, violencia de género o cualquier otro hecho
delictivo de especial gravedad y que suponen una amenaza para la seguridad
pública. Estas expulsiones son ordenadas judicialmente y conllevan la 
prohibición
de entrada en España y en los países miembros del espacio Schengen.
El número de repatriaciones
descendió en 2012 respecto a 2011 debido a la reducción de llegadas de personas
en situación irregular a España. Del total de expulsiones llevadas a cabo en
2012 (10.130), 8.809 fueron cualificadas (-3% respecto a 2011) y 1.321 no
cualificadas (-41% respecto a 2011).
Aunque las cifras son
inferiores a las registradas en 2011, año en el que se produjeron 9.114
expulsiones cualificadas y 2.244 (de un total de 11.358), las cualificadas
continúan aumentando y ya representan el 87% del total frente al 80% en 2011,
mientras que las no cualificadas descienden un 13% frente al 20% en 2011.
Con estas cifras, se
consolida la política ministerial que prioriza las expulsiones cualificadas
(personas vinculadas a actividades delictivas) y no las de extranjeros en mera
situación irregular en España.
Además, si comparamos el
número de repatriaciones de delincuentes extranjeros desde 2009*, éstas
aumentan un 16%. De esta manera, si en 2009 el total de expulsiones
cualificadas se situaba en 7.591, en 2012 esta cifra ha sido de 8.809, lo que
supone un incremento de 1.218 casos.
 
 
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Paralelo 36 Andalucia,
24/11/12:
http://www.paralelo36andalucia.com/salas-de-emigracion/ 
 
 
Salas de emigración
 
Entrada escrita por R.Solis
 
Raúl Solís | Escribo desde
una inmensa sala de estudios de la Universidad de Sevilla. Más de 200 jóvenes
se preparan sus exámenes de diciembre. Nos preparamos, quizás, las últimas
asignaturas para optar a la titulación que nos servirá como pasaporte a la
emigración. Somos la generación perdida de un país que nunca amortizará la
inversión educativa hecha en sus jóvenes. Esta sala de emigración, como tantas
otras, es la terminal de salida de cualquier aeropuerto español. Es la sala
donde habita la derrota de la generación de mis padres y donde ha muerto el
sueño colectivo de la España antifranquista que creyó que el futuro no sería
nunca más en blanco y negro.
 
Ana tiene 22 años. Es de San
Roque, un pequeño pueblo de Cádiz. Su madre y su padre son parados de larga
duración. Su beca sirve para ayudar a la frágil economía familiar. Su
vestimenta es austera y estudia Ingeniería Química. En sus ratos libres,
estudia alemán: la lengua del imperio. En un descanso, comenta con sus amigas
que se quiere ir a Alemania en septiembre, nada más licenciarse. Muestra su
intención con alegría, ni por asomo deja entrever que es una exiliada del
modelo económico, pero su yo más interno sabe que será una emigrante como lo
fue su abuelo. Huye de la desesperanza, eso sí, con un título universitario, un
ordenador de última generación, conocimientos de alemán y la seguridad de que
conseguirá trabajar de ingeniera química.
A mi lado estudia Roberto. Un
chico de 24 años al que le falta dos asignaturas para licenciarse en
Arquitectura. Es un muchacho de su tiempo. Viste como visten los jóvenes
alemanes, ingleses o norteamericanos. Es un habitante de la aldea global pero
sufre las consecuencias de vivir en el sur. Desconoce que su imagen es la
imagen de la derrota, de la modernidad enclaustrada en la homogeneidad. Su
madre está parada. Su padre aún conserva un trabajo que le da la oportunidad de
estudiar sin trabajar. Soy capaz de saber qué piensa porque intuyo que piensa
lo mismo que yo: no esperamos obtener un título, estamos a la espera de que nos
den el pasaporte hacia el exilio económico.
Ignacio ya se fue. Acabó
Periodismo el año pasado y se dio unos meses para intentar encontrar un empleo
con alta en la Seguridad Social y con un sueldo superior a 600 euros. Aguantó
ocho meses. Aceptó hacer algunas prácticas “por si acaso me contratan al
terminar”. Sólo suplió el puesto de trabajo del último periodista despedido en
un ERE que ejecutó a los periodistas más libres de la redacción. Ignacio se fue
mentalizando que nunca sería periodista con derechos laborales en esa redacción
que decapitaba a sus ocupantes. Terminó sus prácticas. Trabajó tres meses más
de camarero en un pub. Ponía copas a cambio de juntar los euros suficientes
para emigrar a Argentina. Juntó lo suficiente y se embarcó con destino Buenos
Aires.
Allí vive. Escribe de vez en
cuando y me informa de que es muy posible que logre un empleo en poco tiempo.
Eso sí, “con lo que ganaré aquí, sólo me podré pagar un vuelo a España cada dos
o tres años”. Trabajará como un occidental pero será remunerado como un
ciudadano en vías de subdesarrollo. Ignacio nunca aceptó ni dijo que se iba
obligado, travistió la necesidad en deseo. “Argentina es el país de mis sueños,
anhelo vivir allí desde pequeño”. Él y yo sabemos que es mentira. Es un
ejercicio inteligente para no asumir que somos expulsados. Hemos interiorizado
que las personas migrantes viajan en pateras, no en aviones con el portátil
encendido.
Ayer escribí a Ignacio, para
explicarle que estoy yendo todos los días a la sala de estudio donde nos
conocimos estudiando. Le dije que estoy preparándome las cuatro últimas 
asignaturas
que me quedan para obtener mi pasaporte de periodista. Le expliqué que estoy
organizando mi vida para poder irme la próxima primavera a Bruselas.
Él sabe, como yo, que llevo
mucho tiempo soñando con vivir y trabajar en Bruselas y que el periodismo 
europeo
es lo que realmente me hace feliz. Lo hemos hablado muchas veces. Aunque él
sabe, como yo, que nos hemos engañado para no aceptar que somos emigrantes de
la modernidad. Sería aceptar una derrota que no hemos estudiado en ningún
temario. Ana, Roberto, Ignacio y yo mismo, sabemos que las miradas que se
pierden en las salas de estudio de las universidades, son miradas de derrota
colectiva, perdidas en unas modernas y tecnológicas salas de estudio que
administran los turnos de salida hacia la emigración.
 
 
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El Pais (Espanha), 14/12/12:
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/12/14/actualidad/1355484360_092670.html
 
 
España, cada vez más
envejecida
 
El censo del INE constata que
la edad media ha pasado de 40 a
41,5 años en diez años
 
Solo hay dos personas en edad
de trabajar por cada una en situación no activa
 
Raquel Vidales Madrid 
 
Por cada dos personas en edad
de trabajar hay ya una en situación no activa. Es el dato más preocupante que
se extrae del último censo elaborado por el Instituto Nacional de Estadística 
(INE), publicado hoy con
datos de 2011, que revela que la edad media de la población española ha
aumentado en 1,5 años en la última década, de 40 en 2001 a 41,5 en 2011. Eso
significa que también se ha incrementado la tasa de dependencia, que es la
relación entre ciudadanos no activos (menores de 16 y mayores de 64) y los
considerados no activos (de 16 a 64), que en 2010 se situaba en 0,485 y en 2011 
subió a
0,500. Es decir, que ahora solo hay dos personas en edad de trabajar para
mantener a cada menor o jubilado.
El dato, que ya sería
preocupante en un contexto de bonanza económica, puede generar alarma en este
momento de crisis. “Hace cinco años, cuando los ingresos del Estado eran altos,
las arcas públicas podían compensar este aumento de la tasa de dependencia para
mantener las pensiones. Pero ahora ya no es así, con lo que la carga para los
trabajadores es cada vez mayor”, asegura Jeroen Spijker, investigador del
Centro de Estudios Demográficos (CED) de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Si a esta coyuntura añadimos la evidencia de que el gasto sanitario y en
dependencia aumenta con el envejecimiento y que el Gobierno está recortando
precisamente en estas partidas, el panorama pinta aún más negro.
El
gasto en pensiones crece mientras bajan los ingresos del Estado
No obstante, según advierte
el experto del CSIC Antonio Abellán, hay que analizar con cuidado la tasa de
dependencia. "El riesgo es que se utilice para asustar: demasiados mayores
para que cuadren las cuentas. La sostenibilidad del sistema de protección
depende por supuesto de la demografía, pero también de la productividad de los
que están trabajando y del número de ocupados. Es decir, habría que poner el
acento más en crear empleo para esos activos que no pueden trabajar y lo
desean, y en aumentar la productividad, que en mirar hacia el grupo de personas
mayores y su abultada cifra.
Dos razones claras explican
de manera general este proceso. Por un lado, el continuo
descenso en la tasa de fecundidad, que en este momento se sitúa en 1,35
hijos por mujer, según los últimos datos del INE. Y por otro, el aumento de la
esperanza de vida, cifrada en 79,1 años para los hombres y 84,9 para las
mujeres. Y una tercera causa explica el agravamiento en la última década: el
envejecimiento de la generación del baby boom español, nacida entre los años 40
y 70 del siglo pasado.
El
aumento del número 
de extranjeros no ha podido 
frenar el proceso
No hay perspectivas de que el
proceso se vaya a detener en los próximos años, fundamentalmente por la mejora
de la salud y porque la gente mayor envejece de una forma cada vez más activa.
Por otro lado, habrá que esperar a ver qué efecto tienen algunos cambios de
hábitos de las mujeres en las últimas décadas, especialmente porque la
generación que ahora es mayor no fumaba. “Posiblemente esta variable reduzca la
diferencia de esperanza de vida entre hombres y mujeres, aunque no sabemos si
esta llegará a modificar el parámetro general”, comenta Spijker.
Las zonas más envejecidas son
el noroeste peninsular, mientras que las más jóvenes se encuentran en las islas
y el sureste. Destaca Asturias, con una edad media de 46,3 años. Desde 2001, la
comunidad que más ha envejecido es Canarias, seguida de Galicia, Extremadura y
Asturias.
Inmigración masiva. Ni
siquiera la importante
entrada de extranjeros en la última década, mayoritariamente más jóvenes,
ha podido frenar el envejecimiento. Según los datos publicados hoy, el 1 de
noviembre de 2011 la población española alcanzó los 46.815.916 habitantes, casi
seis millones más de los que registraba el censo anterior del INE, elaborado en
2001. Esto supone un incremento del 14,6%, el mayor en una década registrado en
España, que en realidad no se debe al aumento de españoles sino a la llegada de
miles de inmigrantes.
En concreto, la población
extranjera creció en más de tres millones y medio, hasta alcanzar los 5,2
millones. Destaca el incremento de rumanos y marroquíes en términos absolutos y
el de paraguayos, bolivianos y rumanos en términos relativos. En cambio, el
número de españoles subió mucho menos: de poco más de 39 millones en 2001 a 
41,5 en 2011.
El noroeste crece menos. El
incremento de población se ha producido en todas las comunidades, aunque se ha
distribuido de una manera muy desigual. Las islas y el Levante han registrado
un mayor incremento, mientras que en el noroeste peninsular ha sido menor.
En cuanto a las provincias,
Guadalajara con un incremento del 47% ha sido la que más ha crecido seguida de
Girona con un 33% y Tarragona con un 32%. Solo cuatro han perdido población:
Zamora, Ourense, Lugo y Palencia.
Auge de las ciudades
medianas. Los datos muestran también una tendencia ya observada en el censo de
2001: que la población disminuye en los municipios pequeños, pero también en
los grandes, mientras que aumenta en los medianos. Los de 50.000 a 100.000 son 
los
que presentan el crecimiento más acusado, con un incremento de población del
38,4%.
Los municipios donde más ha
descendido la población en cifras absolutas son Cádiz, que pierde 9.349
habitantes, Ferrol (A Coruña), con 6.260 menos, y Mieres (Asturias), que pierde
5.294. Los que más han crecido en términos absolutos son Madrid (+259.922
habitantes), Barcelona (+107.129) y Palma de Mallorca (+68.243).
El éxodo rural continúa. La
población en los municipios de menos de 2.000 habitantes bajó un 6,2%, de un
total 2.997.457 en 2001 a
2.811.268 en 2011. La mayor pérdida la registraron los de 1.000 a 2.000 
habitantes,
con un descenso del 7,9%. Los de menos de 100 habitantes son una salvedad: su
población aumentó en casi 8.000 personas, un 12,9%.
 
 
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Legalcity, 24/01/13:
http://legalcity.es/2013/01/24/ya-se-estan-resolviendo-unas-5-mil-solicitudes-diarias-de-nacionalidad-espanola/
 
 
Ya se están resolviendo unas
5 mil solicitudes diarias de Nacionalidad Española
 
No quedó en saco hueco el
Plan Intensivo de la Nacionalidad Española que el año pasado el Ministerio de
Justicia firmó  con el Colegio de Registradores para agilizar los trámites
de los expedientes. Según ha sabido Legalcity de fuentes de la Dirección
General de los Registros y del Notariado se están resolviendo un promedio de 5
mil expedientes diarios.
Según estas fuentes se han
tramitado fuera del plan intensivo los expedientes aún pendientes de los más de
150.000 presentados en 2009 y cantidades residuales de años anteriores, si bien
de ellos aún quedan 14.000 pendientes de informes o de aportación de
documentos, debido a su mayor complejidad.  Asimismo se han digitalizado
450.000 de los 475.000 expedientes de nacionalidad actualmente existentes,
entre ellos el 100% de los expedientes que estaban presentados en el momento de
iniciarse el plan.
Cada mes se reciben
aproximadamente 12.500 nuevas solicitudes de nacionalidad, que serán sometidas
al plan intensivo de tramitación una vez se termine con los expedientes
atrasados de años anteriores.
El Plan Intensivo de
Nacionalidad puesto en marcha en junio de 2012 es uno de los mayores proyectos
tecnológicos acometidos por el Ministerio de Justicia, tanto por lo que a
modernización de la Administración Pública se refiere como por el compromiso y
la responsabilidad que ésta mantiene con sus ciudadanos, así como por su
envergadura e implicaciones.
Tal y como se anunció desde
el Ministerio al poner en marcha este plan, los expedientes acumulados durante
los pasados años, a los que se seguirá dando trámite por riguroso orden
cronológico, estarán resueltos antes del verano de 2013.
 
 
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New York Times, 26/12/12:
 
 
In Italy, Shantytowns of
Refugees Reflect Paradox on Asylum
 
By ELISABETTA POVOLEDO
 
ROME — The abandoned
university building on the outskirts of Rome, colloquially known as Salaam
Palace, was once a sparsely populated makeshift shelter where new arrivals from
Africa — fleeing war, persecution and economic turmoil — squatted to create
their own refuge. 
Over the years, scattered
mattresses were joined by sloppily plastered plywood walls, slapdash doors and
scavenged furniture. Today, an irregular warren of tiny rooms includes a small
restaurant and a common room. On a recent cold afternoon, a hammer clinked as a
bathroom was added to a one-room apartment where an oven door had been left
open for heat. 
More than 800 refugees now
inhabit Salaam Palace, and its dilapidation and seeming permanence have become
a vivid reminder of what its residents and others say is Italy’s failure to 
assist
and integrate those who have qualified for asylum under its laws. 
Salaam Palace and an
expanding population in shantytowns elsewhere are the result of what refugee
agencies say is an Italian paradox surrounding asylum seekers. 
“Italy is quite good when in
the asylum procedure, recognizing 40 percent, even up to 50 percent of
applicants in some years,” said Laura Boldrini, the spokeswoman for the United
Nations High Commissioner for Refugees in Italy. “What is critical is what
comes after.” 
She and others involved in
aiding refugees say that neglect and absence of resources add unnecessary
hardship to already tattered lives and are creating a potential tinderbox for
social unrest. 
Italy has just 3,150 or so
spots in its state-financed asylum protection system, in which refugees receive
government assistance. Waiting lists are impossibly long, leaving many to fend
for themselves. 
“If you’re not lucky to get
one of those, you’re on your own. You have to find a way to support yourself,
learn the language, get a house and a job,” Ms. Boldrini said. 
That has certainly been the
experience of those in Salaam Palace. Some have been living in the building
since early 2006, when it was occupied by a group of refugees with the help of
an organized squatters’ association. 
Most had fled war and other
hardships in Sudan and the Horn of
Africa. Nearly all have refugee status, or some form of protection, but they
have been unable to find steady work in Rome. Italy’s economic crisis has made
that challenge all the harder. 
“We escaped one war to find
another kind of war — 800 people crammed in a palazzo,” said Yakub Abdelnabi, a
resident of Salaam Palace who left Sudan in 2005. 
Last summer, Nils Muiznieks,
the Council of Europe commissioner for human rights, visited Salaam Palace, and
according to a council report issued in September, “witnessed the
shocking conditions in which the men, women and children were living in this
building, such as one shower and one toilet shared by 250 persons.” 
Apart from volunteers, the
residents had no guidance to help them find work, go to school or deal with
administrative burdens, the report said. “This has effectively relegated these
refugees or other beneficiaries of international protection to the margins of
society.” 
Local authorities can demand
documents for social assistance, documents that are often impossible for the
refugees to obtain. Occasional government-financed aid projects have had
negligible effect, residents said. 
Though immigrants are granted
access to medical care, many are leery of navigating Italy’s labyrinthine
national health system, which is why on a blustery December day, medical
students had volunteered to provide flu shots to some residents of Salaam
Palace, in a makeshift clinic amid cigarette butts and empty beer bottles. 
“This is the worst time of
the year, when the risk of epidemic is high,” said Dr. Donatella D’Angelo, the
president of a volunteer association that provides weekly health care at Salaam
Palace. 
In recent weeks, she and her
team of volunteers have provided more than 100 flu shots to residents. “It’s a
drop in the bucket,” she said. “Look at the conditions they live in and tell me
if they’re not likely to transmit the flu to each other.” 
Those with health complaints
are referred to state hospitals and clinics, but the doctors can do little
about the psychological frailty that overcomes many. 
“Depression, in various
forms, is normal here,” said Dr. Marta Mazza, a volunteer. 
Because of its geography, Italy
is more exposed to migration from Africa, and it has called on other European
Union countries to help bear the burden. Even so, the country has lagged in its
own response, refugee agencies say. 
“It has never invested in a
system that’s structural,” said Ms. Boldrini, of the United Nations High
Commissioner for Refugees. “Every year is treated as if it’s any emergency.” 
Under European Union rules,
asylum seekers must stay in the country in which they entered Europe, and can
be sent back if they go elsewhere. Many residents of Salaam Palace say they
sought something better, in France, Britain or Germany, but found themselves
back in Rome. 
“No one believes that we can
live like this in Italy,” said Bahar Deen Abdal, 28, a nattily dressed
Sudanese man who has lived in Salaam Palace for four years. “This place, it’s
like being in jail.” 
Another 900 refugees in Rome
live in equally, if not more, squalid conditions, according to a recent report,
with one group occupying a shantytown along the Tiber. 
As far as priorities go,
assistance to the refugees ranks low on the government’s list of priorities
when Italians are absorbed in their own economic struggles. Yet refugee
agencies argue that Italy has every incentive to assist asylum seekers. 
“Of course it means a
financial effort,” said Christopher Hein, director of the Italian Refugee
Council.” But refugees could be transformed into taxpaying citizens, Mr. Hein
said. “We think the investment is worth it.” 
Those at Salaam Palace try to
make do. There is a canteen, run by residents, where basic needs, including
injera, the Ethiopian and Eritrean bread, as well as some tomato sauce and
spaghetti, can be found. 
Yohannes Bereket, 35, was
granted refugee status three years ago after fleeing his native Eritrea, where
he had apprenticed as a shoemaker. Residents of Salaam Palace can hardly afford
bespoke shoes. So today he ekes out a living mending clothes and cobbling the
occasional sole. 
“At least I have a place to
sleep,” he said. “It’s not great, but I do what I can.” 
 
 
====================================== 
 
Open Democracy, 28/11/12:
http://www.opendemocracy.net/5050/valeria-costa-kostritsky/france-and-veil-%E2%80%93-dark-side-of-law
 
 
France and the veil – the
dark side of the law 
 
Valeria Costa-Kostritsky 
 
French anti-veil laws are steeped
in racism and have opened the door to abuse against Muslims, argues Valeria
Costa-Kostritsky . 
In 2004, France introduced
the law on “secularity and conspicious religious symbols in schools” which 
banned
wearing conspicuous religious symbols in French public primary and secondary
schools. Its supporters argued that this was keeping with the long-established
principle of laïcité – the separation of Church and State – but it was clear to
all that Muslim girls were the principal target of the law. How did this happen
and what does it tell us about contemporary France? A story in five parts.
Leaving school 
“When the headmistress saw
that I was wearing a veil outside school she told me that I couldn't wear my
long skirt. She said I was to dress properly, with jeans and a top, or to leave
school. So I left.” Nineteen year-old Aurélie, from Paris, knew that there were
no grounds to expel her from school – the 2004 law that bans wearing
“conspicuous religious symbols” in French schools only applies to headscarves,
it doesn't extend to long skirts – but she couldn't face the confrontation.
“She [the headmistress] was telling me all sort of things, that I wouldn't find
work, that God wouldn't feed me. A counsellor told me she was saying nasty
things about Muslims in the staff room. I thought it was unfair”, she says,
“Why could I not be free to practise my religion and go to school?”
Since then, Aurélie has taken
up a paid correspondance course and is training to be a child minder. She
managed to pay for it by finding work and minds two little girls for a (non
Muslim) family. Of her employers, she says: “They don't care that I'm wearing a
veil and never asked any questions. They're just very open. A few times, one of
the little girls has told me: Aurélie, you've got beautiful hair, why do you
hide it? –  but I won't go into it with her. I don't want to put her into
my religion – everyone has to choose freely.”
Aurélie, whose Catholic
family comes from Ivory Coast, converted to Islam when she was 16, as did two
of her siblings.  Many members of her family object to her wearing a veil.
“It took me a long time to decide to do it,” she says, “I used to be really
into boys – a boys' girl – but then I thought, if I am to meet a man, it
doesn't have to be in a nightclub.” The teenager objects to laws banning the
veil. “Forbidding religious symbols doesn't make sense. Of course, France is a
secular country, but when nuns are wearing a veil in the street, everybody
smiles at them, and when it's Muslim women, it's another story.” 
The media storm
Pierre Tevanian teaches
philosophy in high school. He is a writer, a member of collective Les Mots sont 
importants (“Words are important”)
and has been one of the leading figures of the secular opposition to the veil
ban in France. When I meet him in his Belleville apartment, he tells me how a
series of isolated cases opposing headscarf-wearing girls and their teachers in
the 90's became a national debate in France after 9/11. In a climate of
economic crisis and growing islamophobia, it led to a quasi-unanimous national
consensus.
In April 2003, Nicolas
Sarkozy, then Interior Minister, attended the biggest Muslim annual meeting in
France (the “UOIF”) and declared that women had to unveil themselves for
identity photos. He was booed by the audience, which made the headlines – and
was deemed outrageous. From then, media attention grew. “There were constant
debates about the veil, the veil, the veil, the veil”, recalls Tevanian. In
July 2003, president Chirac set up a Parliamentary Commission to reflect upon
the application of laïcité (the separation of Church and State, a principle
that has been enshrined in French law since 1905). Named after its chair,
Bernard Stasi, the commission consisted of 20 members.
But the more people talked,
be it in talk-shows or in front of the Commission, the less they seemed to talk
about what the problem really was: a girl, wearing a headscarf, in a classroom.
“There was a high level of generalisation, a lot of discussion about Iran or
Afghanistan”, says Tevanian. In this general conversation, the veil was
depicted as a unequivocal symbol of oppression, and the main argument against
it appeared to be a feminist one. When I speak to her on the phone,
Marie-Pierre Martinet, general secretary of Planning Familial, a leading
feminist organisation in France, which has worked for decades to enable women
to have access to sex education, contraceptives and abortion, tells me that
“all religions impose a domination of men over women” and that “the veil is a
symbol of this domination”. In practice, of course, she puts her views on the
veil aside when she welcomes hijab-wearing women who need help in one of the
Planning centers – but on a theoretical level, her unease remains. For most
French feminists, a veiled feminism just can't be.
Racist stereotypes 
Karima Ramdani, a 31 year-old
sociology researcher currently completing a PhD on the history of indigenous
women during colonisation, remembers her reaction to the 2003 debate: “When I
saw the image of submissive veiled women that was pushed by the press, I was
startled. It didn't correspond to the veiled women I knew, some of them from my
family, some of them my friends. So I started researching the image of the
veiled woman and found out that during Algerian colonisation, the veil had been
used as an argument by the French to justify the civilising merits of
colonisation – the image of a meek submissive veiled woman seemed to date from
that time. During the Algerian war, a ceremony where women took off their veils
was even staged by the French occupier to show they were liberating Algerian
women.” The veil, Ramdani adds, wasn't considered a problem when women – some
of them veiled – joined their husbands who had emigrated to France to work in
the 1960's and the 70's. “This generation was a silent one,” she says. “They
would work and keep their mouth shut. It was only after the descendants of
immigrants marched against racism and stood up for their rights in the 1980's,
that problems appeared.” Among the new generation that had grown up in France
but was still not perceived as French, many started questioning what being Arab
meant – and some of them looked for answers in religion, says Ramdani. 
For Ramdani, a new stereotype
arose thanks to people like Fadela Amara, a long time member of the Parti
Socialiste, who created the Ni Putes Ni Soumises feminist organisation 
(“Neither Whores Nor Submissive”) in 2003, to oppose
violence against women in the suburbs, contributed to creating new clichés.
“She contrasted the image of the beurette, the young French Arab woman who
wears mini-skirts and wants to be freed, with the image of an oppressed veiled
woman.” Laïcité and the ban of headscarves in school would be the magical
solution to the problems facing French suburbs and French schools. “Fadela
Amara racialised violence against women,” says Tevanian, “just after the first
extensive national study on violences against women came out – a report that 
showed that this violence
was well-spread in all society. And, to people watching tv, she gave the
impression that the ban on the veil was what the suburbs wanted.”
Most feminist associations
failed to defend the rights of veiled girls, says Ramdani, because they saw the
veil only as a symbol of oppression. “Feminists did not rise to a challenge
that would have shown they were interested in what happens to all French
women”, she says. “ We were in a country that was to pass a law
establishing positive values of colonialim, yet it was as if they could
envision only one feminism, and only one way for women to be emancipated.” But
new feminist groups sprang up during the fight against the 2004 law, such as Une
Ecole Pour Tous Et Toutes (“A school for all”), where young and old, veiled and
non veiled women, experienced feminists and newcomers took part. More recently,
in her book Libérez le
féminisme ! (“Liberate feminism”), Morgane Merteuil, representative of the 
Strass (a trade union for sex
workers) argued for a feminism that would be open to all, and accept veiled
women, as well as prostitutes in its ranks. 
Laïcité? 
Jean Baubérot, a
historian and an expert in the sociology of religion, is the only member of the
Commission Stasi who abstained from the vote recommending a ban. He remembers
the isolated case that sparked the scarf controversy in 1989, when three girls
were suspended for refusing to remove their scarves in class in Creil. “Then,”
he says, “the Conseil d'Etat issued a judgment ruling that proselytism didn't
lie in someone's clothing but in someone's behaviour. I didn't agree with the
shift It essentialises religion and prevents thinking. Based on the way a
person dresses we peremptorily imagine the way she lives. To me, this seemed
naïve and even obscurantist.”
For Tevanian, the
2004 law marks a reactionary departure from the concept of laïcité, a
conservative revolution. “People kept saying that we had to go back to laïcité,
go back to the French politician Jules Ferry, which was a fallacious rhetoric,”
he says,”the fact that a new law had to be created showed that we weren't going
back to anything, but revising something.” According to him, laïcité, as it was
applied in France since the separation of Church and State in 1905, “guarantees
the neutrality of the agents of the State, but not of the users of a public
service. Like in a football match – it's the pitch that needs to be neutral,
not the players, who need to be free to elaborate their game.” For Tevanian,
shifting the obligation of neutrality to the users breaches the first article
of the 1905 law, which guarantees freedom of conscience and freedom of worship.
It also denies the right to education for all. “Proselytism,” he adds, “that is
to say, trying to convince the other, is, as long as you don't try to
intimidate the person in front of you, fundamental in a democracy.”
A decade of abuse 
Following the 2004 law
forbidding religious “conspicuous religious signs at school” (of which 3 Sikh
boys were the collateral victims during the first year of application),
Tevanian and others decided to make their own assessment of the law. They
counted the girls who had been expelled for wearing the veil but also those who
had resigned or failed to show up at the start of the school year and
interviewed those who had agreed to take their veil off. Very quickly, they
found numerous abuses of the law: cases where veiled girls had been denied the
right to sit at an exam or to enrol at university, cases where veiled mothers
had been barred access to a school when they had come  to pick up their
child's end of term report – or barred from accompanying a school outing. And
also cases where banks and gyms had refused access to veiled women. Actions
against the veil had multiplied in higher education, in the workplace and in in
public spaces 
Anti veil sentiment was not
confined to the right. When the far-left Nouveau
Parti Anticapitaliste stood the headscarf-wearing Ilham Moussaid as a
candidate in a local election in 2010, indignation rose from inside and outside
her party. In an interview with Marianne magazine, Jean-Luc Mélenchon, leader 
of the Front de Gauche, condemned Moussaid
candidacy: “Political debate mustn't take place on religious ground. Someone
who takes part in an election must represent everybody and not only those whose
religious convictions she shares.” France seemed to have forgotten having had a
few cassock-wearing MPs, among which the famous abbé Pierre. At the end of
2010, Moussaid left the NPA and has retired from public life. She politely
declined to be interviewed for this piece.
The 2004 ban also opened the
door to other restrictions. The project of a law banning full-face veils from
French streets arose during Sarkozy's presidency – Baubérot, the historian,
tells me why he opposed it. “There was something dishonest about this law. All
legal experts agreed that it would be impossible to argue on the grounds of 
laïcité,
since we were talking about public space, so instead 'security' was used as an
excuse. When I gave evidence to the Parliamentary Commission set up to reflect
on the law, I said I didn't think people should have to constantly give proof
of who they are.”  The scholar mischieviously points out that Eric Raoult,
responsible of the Commission and author of a report defining the full-face 
veil as a rejection of the values of the Republic is
currently being
investigated by the police for domestic violence against his wife,
allegedly sparked by an argument about the way she dressed - too revealingly,
apparently.“To me this is symptomatic of the level of hypocrisy surrounding
this law,” says Baubérot. “It was never intended to defend the freedom of these
women.
Successive veil bans have
resulted in a rise of abuse directed at veiled women. Lila Charef, legal officer
at the Collectif contre l'Islamophobie,
who runs a hotline helping victims of islamophobic acts, notes that the
attackers generally refer to the  existence of a law and to the concept of
laïcité. I spoke on the phone to Nina, who was assaulted while she was in a fun
fair in Nantes with her kids, in September 2010, and she told me: “I felt a big
blow and thought the merry-go-round had stopped. It was only when I saw this
man saying: Now you're respecting the law that I realised what had happened –
he had pulled my veil violently.” On that day, Nina called the police,
immediately stating that she was wearing a full-face veil and therefore
breaking the law, but was calling because she had been the victim of an assault.
She is currently waiting for her attacker to be prosecuted. For her, the ban
has done the opposite of what it said it would do: “It was meant to liberate
women but it has forced us to stay home. In the past, the fact that I was a
wearing a face-covering veil never dictated where I would go. I'd go to the
movies, to the bowling, to the ice-skating rink, on holidays to India... Now I
have nightmares at night about what happened and I stay at home a lot more.” To
university-educated Nina, who's been a convert for 10 years, there is a
difference between women who are forced to wear the veil and women who, like
her, choose to do it (her husband told her that he would rather she wore cute
beige skirts and a veil that leaves her face exposed). “If you're forced to
wear the veil,” she says, “it loses all meaning. I am for every gothic kid to
wear whatever he pleases, and for every woman to be free to do whatever she
wants.”
 
 
============================== 
 
Courrier International,
18/10/12:


 
Immobilier : qui fait grimper
les prix ? / Setor Imobiliário: quem faz subirem os preços?
 
Contrairement aux idées
reçues, les étrangers ne sont pas les premiers responsables du prix élevé des
logements parisiens.
 
The Atlantic | 
Alex E. Proimos | 
 
Le meilleur de l’Amérique
s’en va à Paris”, écrivait le romancier Francis Scott Fitzgerald, qui se
congratulait au passage. On pourrait aujourd’hui reconsidérer cet hommage à
Paris en disant que les riches de l’Amérique s’en vont à Paris. Les riches du
reste du monde font de même – et les Parisiens ne sont pas contents. 

Le prix moyen d’un appartement à Paris a connu une augmentation énorme au cours
des quinze dernières années : de 150 000 euros en 1999 il est passé à 375 000
euros en 2008. Le ministre du Logement qualifie la pénurie de logements de 
“crise
majeure”. Cette ville connue pour son cosmopolitisme se retrouve à court de
logements bon marché, et le refrain est le suivant : “Si les prix montent,
c’est la faute des étrangers !” 

Pour les Parisiens, les acheteurs étrangers font monter les prix, gaspillent un
espace précieux et portent atteinte à l’animation de la ville. Pour Aurélie
Sotura, qui a rédigé un mémoire sur le sujet, les coupables sont clairement
identifiés : “Ce sont les acheteurs – étrangers et français – qui vivent à
l’étranger qui font monter les prix, pas les étrangers qui vivent à Paris.” 

Ces “embourgeoiseurs invisibles” ne sont pas uniquement parisiens, mais
provoquent également la controverse à Berlin [voirCI n° 1137, du 16 août 2012]. 
Cependant
le marché du logement parisien, c’est comme le marché berlinois sous stéroïdes
: la ville elle-même est neuf fois plus petite que Berlin mais sa population
représente les deux tiers de celle de la capitale allemande. La réglementation
parisienne en matière de construction fait partie des plus strictes jamais
inventées. Sa complexité est sans égale dans le monde développé, et l’intérêt
qu’elle présente pour les investisseurs étrangers semble inépuisable. La
tendance est plus nuancée que ce que pensent les Parisiens : au premier
trimestre 2011, seulement une transaction sur dix-neuf impliquait des
étrangers. En revanche ceux-ci représentaient 50 % des acheteurs pour les
appartements de plus de 4 millions d’euros, et le chiffre passait à 85 % pour
les appartements de plus de 10 millions d’euros. Il y a même une “deuxième
génération” de propriétaires étrangers qui achètent, revendent et rachètent. 

A la semaine 

Ces prix élevés correspondent souvent aux appartements anciens des quartiers du
centre, qui sont les plus prisés des acheteurs étrangers. Dans le Ier 
arrondissement,
près d’un appartement sur six avait été acheté par un étranger en 2010. 

Comme ceux qui viennent à Paris pour chercher fortune, ceux qui viennent parce
qu’ils sont riches se regroupent en général par nationalité. Les Américains
aiment le Marais et le centre de la rive gauche, tant courus par leurs
compatriotes littéraires d’antan. Les Belges, les Britanniques et les Suisses
tendent également à acheter dans ces quartiers centraux. Les Russes se
retrouvent plus à l’ouest, autour du Champ-de-Mars, et l’argent du Golfe afflue
sur les boulevards du XVIe arrondissement. 

Contrairement aux vagues d’étrangers qui sont venues à Paris avant eux,
artistes, exilés et immigrés, ces nouveaux acheteurs ne s’installent pas. Selon
Aurélie Sotura, seuls 6,9 % des acheteurs étrangers utilisent leur appartement
parisien comme résidence principale et ils n’ont pas particulièrement envie de
proposer des baux de longue durée aux Français, ce qui est un gros point de
friction pour les autorités. Un accroissement des locations de longue durée
dans le centre de Paris atténuerait la pénurie de logements et ferait baisser
les prix dans le reste de la ville. 

Les propriétaires, étrangers comme français, ont d’autres intérêts. Il est 
beaucoup
plus rentable de louer un appartement à la semaine qu’à l’année. “En louant un
appartement 70 % du temps, on obtiendrait un revenu annuel trois fois supérieur
à celui généré par une location de longue durée”, rapportait le New York Times
en 2010. De plus, les baux de longue durée sont risqués : il peut être très
difficile de récupérer son bien quand on a affaire à des locataires
récalcitrants. 

Réguler le marché 

Pour des raisons évidentes, les autorités françaises répugnent à mettre un
terme à l’expansion de l’immobilier. Le maire socialiste de Paris s’est
cependant montré disposé à imposer des limites pour préserver le tissu urbain. 
 
 
[notícia enviada por Rogério
Haesbaert]
 
 

-- 
[mensagem organizada por Helion Póvoa Neto]

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