Realmente desde hace 2 o 3 semanas ya se esta hablando cada vez más de las
costuras de las pelotas Rawlings con que se juega este 2017 en MLB pues al
sobresalir menos que antes la pelota es mas lisa y al parecer esta
provocando Muchas ampollas en los lanzadores y posiblemente demasiados
jonrones. Oficialmente MLB dice estar investigando esto con el fabricante y
demás pero aquí les mando un texto sobre el tema bastante interesante. Es
curioso la web las mayores.com que la versión oficial en español de MLB.com
no haya todavía publicado nada sobre esto o al menos yo no lo he visto.
Enjoy it!!
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A quién le importa?
RIAN WATT
Jul 12 2017, 1:31pm
Photo by Noah K. Murray-USA TODAY Sports
Los jonrones están volando en los parques de Grandes Ligas. Los aficionados
y los periodistas ya lanzan sus teorías de la conspiración de que la pelota
de juego ha sido alterada. Y la neta: ya era tiempo de hacerlo.
Ya no hay duda: la pelota en Grandes Ligas está alterada.
Investigaciones independientes y por separado de FiveThirtyEight y The
Ringerhan confirmado lo que se sospechaba por meses: que el reciente furor
de cuadrangulares en Grandes Ligas no es casualidad, ni tampoco es el
resultado de ajustes en la mecánica de los bateadores.
En otras palabras, Yonder Alonso podría estar intentando batear más
elevados, seguro, pero Yonder Alonso no arma una revolución de
cuadrangulares por sí solo. Aunque los bateadores han ajustado sus swings,
los cambios en la construcción física de la pelota de juego han contribuido
a bajar el coeficiente de arrastre y le han dado al bateador promedio unos
metros extra (y quizás muchos metros más) en el vuelo normal de la pelota.
Ya es tiempo: Grandes Ligas debe aceptar y reconocer que hizo el cambio.
Analistas como Rob Arthur, autor del estudio que se publicó
en FiveThirtyEight, han enfatizado hasta el cansancio que no existe
evidencia que sugiera que Grandes Ligas modificó la pelota de juego en
forma intencional para que se conecten más cuadrangulares. La pelota podría
ser ligeramente diferente, sí, pero eso no necesariamente es indicio de una
conspiración.
Ayer habló en Miami el comisionado de Grandes Ligas, Rob Manfred, y dijo
esencialmente la misma cosa. En sus 30 años de permanencia en el beisbol,
Manfred enfatizó que "nunca ha escuchado una conversación en la que los
dirigentes sugieran que deba alterarse la pelota de forma intencional". Y
luego, de forma extraña, sugirió que la alteración podría estar... en los
bates. Sí, ok.
Sin embargo, el discurso y el punto en la opinión pública recae en que si
Grandes Ligas decidió hacer una alteración en la pelota, y si Grandes Ligas
decidió mantener en secreto dicha alteración, entonces sí hay algo que está
mal en ello.
Pero no creo que sea el caso.
Si Grandes Ligas quiere alterar la pelota, a Grandes Ligas se le debe
permitir alterar la pelota, sin tener que revelarlo. Y si la pelota cambió
sin que esa fuera la intención de Grandes Ligas y ese cambió les gustó, no
tienen que informárnoslo. Grandes Ligas no es el gobierno federal, y no nos
debe apertura. No nos debe transparencia.
No nos debe más que entretenimiento, bajo los mismos estándares de decencia
y ética que esperaríamos de cualquier otro miembro de la sociedad civil.
Mientras los 30 equipos jueguen con la misma pelota, ¿a quién le importa si
la pelota es marginalmente diferente a la que se utilizó en 2014?
Que no se malentienda que defiendo a Grandes Ligas contra todos, pues
Grandes Ligas sí tiene una responsabilidad de informar y actuar en este
caso, aunque esa responsabilidad no sea hacia los aficionados. Esa
responsabilidad es hacia sus jugadores, que han luchado y ganado el derecho
de negociar de forma colectiva los términos de su contrato con la liga, y
que tienen un interés manifiesto en la construcción física de la pelota,
pues al final, es su principal herramienta de trabajo.
Si Grandes Ligas modificó la construcción de la pelota y no les informó a
los jugadores sobre esa modificación, de forma maliciosa o no, entonces hay
toda la razón para que el sindicato de peloteros reclame la falta de
transparencia e información en el asunto. No es un tema terso. Los
lanzadores, claramente, tienen un interés profesional en un cambio que ya
está provocando un caos en la cantidad de jonrones que reciben. También
hayalguna evidencia de que hay un mayor riesgo de ampollas con las nuevas
costuras más bajas de la pelota.
¿Y los aficionados? Ellos pueden exigir transparencia si quieren y Manfred
podría complacerlos y ser más abierto, pero no veo una razón particular
para que Grandes Ligas tome una postura más defensiva sobre el asunto.
En lo que a mí concierne si alteramos la pelota en lugar de alterar a los
jugadores para que los aficionados vean más cuadrangulares sin tener que
ver también a peloteros inflados por las hormonas de crecimiento y los
estreoides, entonces yo estoy de acuerdo con eso. Incluso, alteremos la
bola aún más. ¿Cuántos aficionados ganó el beisbol en la época de los
esteroides? ¿Cuántos niños en los 90 se iban a dormir con las imágenes
heroicas de Sammy Sosa y Mark McGwire en sus cabezas? Los cuadrangulares
son un gran entretenimiento.
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Y una pelota alterada es mejor, seguro, que la política antidopaje
hipócrita de hace dos décadas que satanizó a los peloteros por tomar
decisiones para las cuales tenían todo el incentivo del mundo, y de las
cuales Grandes Ligas se sirvió con la cuchara grande mientras al mismo
tiempo castigaba a los peloteros. Así que sí, sería bueno que Grandes Ligas
fuera transparente con el proceso bajo el cual se alteró la pelota, y aún
mejor que emita comunicados oficiales en lugar de descartar el tema.
Esa posición, reconozco, requiere una disposición para aceptar que el
beisbol vive permanentemente en una burbuja al estilo de los Simpsons,
cuando el cumpleaños 11 de Bart llegó y se fue una docena de veces, y
seguía siendo imposible decir si Roger Maris era mejor bateador que Scooter
Gennett. Hay razones para pensar que una de las cosas que más se disfrutan
en el beisbol es el poder comparar a jugadores de distintas épocas, y para
eso se necesita que sea algo predecible, al menos parcialmente, por lo que
los cambios repentinos de esa magnitud hacen que eso se vuelva imposible. Y
quizás esas razones sean reales. Soy un entusiasta de la historia del
beisbol, pero el hecho es que me encantan tanto los jonrones en este juego
que puedo olvidarme de las comparaciones históricas.
Hay muchas razones hoy en el mundo como para de verdad estar enojado. No
dejemos que la alteración de la pelota de beisbol sea una de ellas.