Aunque este correo tiene una página y media, les pido a los malnombristas leerlo, por las experiencias que podemos sacar. Pero antes lean el de Frank. Frank: De tu correo se mezclan dos conclusiones. La primera es que tienes muy buena memoria, y la segunda, que aquello te marcó bastante como para recordarlo con tantos detalles. Como este correo le llegó al grupo, voy a dar también mis impresiones a 18 años de aquello, porque se mezclan los principios con la ética y hasta con la unidad. El presidente de las BTJ provincial en aquel momento era yo, y como tal, fui el principal organizador del viaje, porque las BTJ atendían por la UJC al Polo Científico y habíamos creado un Consejo de Secretarios Generales de la UJC de los centros del Polo. Era el primer viaje que organizaba al Hombrito después que un año antes Mal Nombre pusiera allí el busto del Che. Frank en aquel entonces era miembro del Comité de la UJC del CNIC. Como antecedente les diré que en los juegos deportivos de los que habla Frank, que organicé con los secretarios de la UJC de los centros del Polo, él tuvo un papel relevante, pues entre él y yo nos repartimos cada evento para su organización, incluyendo ser árbitros. Y en esos juegos participaron 11 centros en 17 deportes, toda una olimpíada. Hubo un juego en el que Frank, como árbitro, se vio en el medio de una discusión fuerte entre dos tipos que le excedían un montón en tamaño y en músculos. Pero Frank ahí, manteniendo su posición imparcial. Doy este antecedente de los juegos, porque eso seguramente le hizo más dolorosa a Frank la no participación en la guerrilla del Hombrito-Turquino, pues estaba muy implicado en las cosas que estábamos haciendo con los jóvenes del Polo Científico. Otra cosa importante que organizamos, que demostró la integración que íbamos logrando, fue un seminario de tres días con dirigentes del país. El seminario se dio en el CIGB, pero el almuerzo lo repartimos entre varios centros, lo cuales ponían las guaguas, es decir, un engranaje que involucraba a todos. Todo aquello que hacíamos contribuía, entre otras cosas, a romper barreras de comunicación entre los centros, es decir, a lograr la unidad o integración, que muchas veces se dañaba absurdamente por diferencias de personalidades. La gestión de las supuestas tres guaguas la hicimos un día en el CIGB. En esa ocasión, entre el secretario del CNIC, el del CIGB y yo, pescamos a Chomy en el lobby del CIGB. Le echamos el disparo del transporte y él accedió, lo que no recuerdo es que hayamos hablado de tres guaguas. Es más, dudo que yo me haya prestado para decirle tres guaguas, porque sería una locura en medio del Período Especial. Desde un inicio, el CNIC se apartó de la idea. La explicación que recibí fue que ellos estaban gestionando una guagua por su cuenta, para llevar más gente en el marco del aniversario del centro. Aquello no me gustó, porque atentaba contra los esfuerzos que hacíamos por la unidad, sobre todo entre el CIGB y el CNIC, que junto con el Finlay, eran los centros más grandes en ese momento y los que más diferencias tenían. Al final de la historia, la guagua del CNIC se cayó y la del Polo sí la conseguimos. Tras varias gestiones en función de buscar la guagua, recuerdo una llamada de Chomy como a las doce de la noche a mi casa para confirmármela. Evidentemente, esa parte de la historia no la supo Frank. A pesar de la distancia en el tiempo, me arriesgo a afirmar que los principios de Frank fueron manipulados. También fueron manipulados en otra ocasión, junto con los de casi todos los miembros del Comité de la UJC del CNIC, cuando tuvimos que dividirlo porque el CQF se desgajaba del CNIC y se convertía en un centro independiente. En esa otra ocasión fueron manipulados bajo la bandera de defender una falsa unidad. Quiero hacer una aclaración final. Eduardo y Carlos Sierra no se indisciplinaron. Ellos no le veían sentido a lo que estaba ocurriendo y mantuvieron su interés en ir al viaje, pero siempre alertándome de que no querían irse sin la aprobación del CNIC. Por tal razón, un día llamé al Secretario General del CNIC, le hablé del interés de ellos dos en ir y el mío en que ellos fueron, para al menos tener una representatividad del CNIC. A regañadientes, lo aceptó, creo que porque no tenía razones contundentes para negarse o para entrar en un debate conmigo sobre lo que estaba ocurriendo. Un saldo final. Nada hay más sagrado que la unidad frente a fuerzas grandes, ni nada más difícil de conseguir. Saludos, Sandelis