SANTA CLARA-: Una compañera de trabajo me convido a almorzar mientras estaba de
visita en su casa. Antes de que yo aceptara, ya tenia frente a mi unos
entrantes deliciosos: aceitunas, cebollitas blancas y unos diminutos pepinos,
atravesados por unos palillos de madera. Todo tenia cara de "afuera", de ser
importado, con una elaboracion cuidada e ingredientes de alta cocina.
En el refrigerador se divisaba un envase gigantesco con snacks de primer mundo:
quesos, jamones, jaleas, dulces de finisimas pastelerias y mucho mas prometian
un abarrotado menu.
Y es que el esposo de mi amiga trabaja en uno de los resorts "todo incluido"
(all inclusive), que Cuba ha construido en Cayo Santa Maria, un conjunto de
islitas exclusivas a mas de 100 kilometros al norte de Santa Clara, al centro
del pais. No es cocinero, ni mucho menos labora cerca de los alimentos. Sin
embargo, logra burlar las prohibiciones de extraer suministros de aquel
paraiso vacacional y su mesa ya no luce como la de todos los cubanos: es una
mesa buffet.
Quieres esto, gustas esto otro, proponian, atiborrandome de comida, mientras
yo no paraba de pensar la paradoja que vivia: ¡estaba almorzando en los cayos
sin estar en los cayos! Servilletas, jugos, cubiertos y platos con logos Melia
me lo recordaban a cada instante.
Robar alimentos, bebidas, aseo y otros productos de los hoteles cinco estrellas
se ha vuelto una practica comun en los trabajadores cubanos del turismo,
quienes, ante tanta abundancia, muerden la manzana de la tentacion para
llevarse lo que jamas podran adquirir honradamente con sus salarios.
Buscan las mas diversas formas para burlar los controles y traspasar esas
delicias, desconocidas fuera de esos islotes. No son vulgares ladrones, ni
rateros sin escrupulos. Se trata, simplemente, de cubanos que, al igual que el
resto de sus "compatriotas", tratan de sacarle al Estado lo que por derecho les
niega, en busqueda de una mejor vida.
Malabares ilicitos
El turismo cubano, renglon que esta llamado a sacar de la bancarrota a la
economia nacional, tiene en los cayos una mina de oro. El grupo empresarial
Gaviota S.A., propiedad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), es dueño
y señor de esos dominios y, naturalmente, se embolsilla el grueso de las
ganancias, aunque los hoteles sean administrados por firmas extranjeras.
En los peajes, oficiales de boinas rojas velan porque quienes ingresen posean
las pertinentes reservaciones en los carisimos hoteles cuatro y cinco
estrellas, unica forma de traspasar la "frontera", que divide estos parajes de
encanto con la Cuba real.
Ademas, los vigilantes de verde olivo son responsables de controlar todo lo que
entra y sale de los cayos. Alla inspeccionan los omnibus que transportan
trabajadores y cuanto vehiculo parezca "sospechoso".
"Los trabajadores tenemos una via para sacar lo que los turistas nos regalan o
cualquier cosa que nos den. Eso si, el jefe te tiene que firmar un papel de
autorizo, que debes enseñar si te paran o revisan en el peaje", afirma una
joven mucama.
Al indagar como los trabajadores extraen la comida, Adrian Fuentes, un
excamarero de los cayos, cuenta que la forma mas comun es escondiendo los
alimentos debajo del uniforme. "La gente se arriesga, no tiene miedo. Lo que
mas se llevan es carne casi siempre. Algunos sacan aceite, salchichas,
mantequilla, A veces los cocineros se amarraban la carne en los pies y luego
casi no podian caminar".
Jesus Arencibia, quien ha laborado como almacenero en varios hoteles, confirma
la "estrategia" cubana para extraer productos: "En mi hotel habia una mujer con
unos senos enormes y ahi metia pomitos de yogur y cuanto le cupiera", refiere.
La causa de este contrabando tiene una raiz esencialmente economica, pues,
aunque parezca contradictorio, los salarios mensuales en los cayos no estan al
nivel de las ganancias del sector. Por ejemplo, un camarero como Adrian, con 4
años de experiencia, "cobraba sobre los 300 pesos (12 dolares) al mes, mas 10
CUC y las utilidades que recibiamos en temporada alta. Trabajaba seis dias a
la semana y descansaba uno en diferentes turnos, o iba 24 horas y descansaba un
dia entero".
Atan a los cubanos a estos agotadores y tan mal pagados empleos las propinas y
el dinero que puedan hacer al comercializar lo que sacan. "Las propinas son
buenas si estas en temporada alta" añade Adrian - en temporada baja, no. Se
comparte casi siempre entre todos los que trabajan contigo. Hay lugares que le
llaman "a la americana", o sea, individual. Por supuesto, el personal de
oficina no tiene propina y entonces el personal que la gana debe pagar algo al
mes para esas personas que no la reciben.
Adrian recuerda como uno de sus dias mas prosperos aquel en que regreso a casa
con 40 CUC de propina, mas del doble de su ingreso mensual. "Por eso las
personas conservan sus puestos", indica. Este camarero, que ha laborado en dos
instalaciones de Cayo Santa Maria, cuenta que una vez, cuando se acercaba un
huracan, los empleados "se llevaron armarios de camas, planchas, de todo", pues
en medio de la voragine que siempre generan eventos como este, la vigilancia se
relaja.
Pese a que las instalaciones estan minadas de camaras y personal de seguridad,
los cubanos establecen pactos de complicidad con los centinelas, una llave que
abre la primera de las puertas de control.
"Una vez mi hijo queria sacar una botella de ron, del bueno. El trabaja alli
como piscinero y el de la puerta le dijo que echara el ron en un pomo plastico
y asi lo podia pasar mejor, pero al final, metio la botella en un carro y
logro sacarla". La cosa alla funciona asi: tu le resuelves al custodio y el te
ayuda, revela Antonio Mederos.
Adrian corrobora que el acuerdo mas efectivo es con los guardias de tu propio
hotel, pues "con los que controlan la salida del cayo es mas complicado.
Tambien pasa que en el peaje no siempre revisan igual, depende de los que
trabajen. Cuando ellos quieren revisan bien, cuando no, solo pasan y no miran
mucho".
La negativa de extraer cualquier producto o articulo figura desde el contrato
mismo que firman los trabajadores al ser contratados, luego de un largo proceso
de investigaciones realizado por Gaviota S.A.
Las sanciones por el trafico ilicito de cualquier producto estan en
dependencia de la gravedad del delito. La "mancha" en el expediente puede
excluir del sector a los trabajadores por 4 años, o incluso, para siempre.
Jesus, al igual que los miles de trabajadores de los cayos, se expone y
desafua cada dia el "orden" establecido, a expensas de un despido definitivo o
separacion temporal de su trabajo. "Hay personas que si sacan demasiado. Yo
solamente traigo escondido unos pomitos de yogur para mi hija pequeña. Los que
venden en la shopping son muy caros y no estan tan sabrosos".
Mientras, en la calle el mercado negro ofrece queso Santa Maria, latas de
vegetales en macedonia, estuches con tocino y la carta de presentacion, para
que el cliente no dude de la calidad, es que viene de los cayos, y eso en Cuba
es como si viniera de otro pais.
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No es lo mismo ser ciego a caminar la vida con ojos vendados. *DS*