[chilefuturo] Re: [chilefuturo] Re: [chilefuturo] Los tejes y manejes en España sobre el Cambio Climático

  • From: "PLandsberger" <pedro.landsberger@xxxxxxxxx>
  • To: <chilefuturo@xxxxxxxxxxxxx>
  • Date: Wed, 16 Dec 2009 20:19:34 -0300

Efectivamente, ese impuesto lo veo venir, aunque no sea ahorita.  Bueno veamos 
qué entuerto sale ahora de Copenhague (si es que...)
  ----- Original Message ----- 
  From: Iván Alarcón 
  To: chilefuturo@xxxxxxxxxxxxx 
  Sent: Wednesday, December 16, 2009 7:48 PM
  Subject: [chilefuturo] Re: [chilefuturo] Los tejes y manejes en España sobre 
el Cambio Climático


  Fíjate que, a pesar de que no adscribo al PP, ni mucho menos, tampoco me creo 
mucho esto del calentamiento global. Que 2.000 científicos suscriban el acuerdo 
no significa necesariamente que todas dichas personas hayan desarrollado 
investigaciones profundas en dicho campo, o que siquiera una porción importante 
de dichas personas estén desarrollando investigaciones en dicho tema.

  Lo que sí podría haber detrás, (porque uno siempre anda buscando el complot 
por supuesto o la quinta pata al gato), es la intención de que en el mediano 
plazo, y cuando los ingresos de las más grandes petroleras mundiales empiecen a 
menguar, es establecer una especie de impuesto por calentamiento global, a cada 
uno de los seres humanos del planeta, por medio naturalmente del Banco Mundial, 
el FMI o alguna otra institución bancaria controlada por USA, para pagar el 
gigantesco déficit de la superpotencia mundial y seguir mantendiendo así, los 
privilegios de la dueños del capital.

  Saludos,


  Iván


  El 16 de diciembre de 2009 18:54, PLandsberger <pedro.landsberger@xxxxxxxxx> 
escribió:


          más antecedentes para la polémica.  Saludos .  P.

          ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

         
                  
         
                 SIN ENMIENDA - JUAN CARLOS ESCUDIER 12/12/2009  
         



          Los negacionistas españoles del cambio climático 
         
          Ni el primo de Rajoy ni el propio Aznar, que no tira de la familia 
para esas cosas, han podido refutar lo que es una evidencia científica: el 
planeta se calienta, y por eso se derriten los hielos, aumenta la temperatura 
media del aire y de los océanos y asciende el nivel del mar. Un centenar de 
líderes mundiales, apoyados en las conclusiones de los 3.500 científicos que 
participan en el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU, se han 
convencido de que dicho calentamiento ha sido provocado por la quema de 
combustibles fósiles como el petróleo y el carbón, esto es, por el hombre, y 
para frenarlo están en Copenhague buscando la salida al laberinto de reducir 
las emisiones sin que afecte a sus economías. 

          Frente a ellos, un pequeño grupo de irreductibles estima que las 
causas del calentamiento, de ser cierto, están en la propia Naturaleza, que es 
caprichosa y friolera, y que los ecologistas se han inventado un cuento chino 
para devolvernos a la Edad de Piedra. Se les conoce como negacionistas, y entre 
ellos se encuentra el ex presidente español, quien debió de firmar en su día el 
protocolo de Kioto pensando que se trataba de un acuerdo para comprarle 
ordenadores a Toshiba y ahora expía su pecado.

           Como reafirmación de su tesis de que lo más calenturiento no es el 
clima sino la imaginación de cierta chusma verde y de que existe un complot 
planetario contra el desarrollo y la modernidad, los negacionistas han 
esgrimido últimamente fragmentos de emails interceptados a científicos de la 
Universidad de East Anglia, en los que, supuestamente, se reconocería la 
manipulación de datos de temperaturas para sustentar las alarmantes 
predicciones sobre el calentamiento global. Lo que sigue sin explicarse es cómo 
estos arteros investigadores habrían conseguido hacer retroceder glaciares y 
licuar parte del Polo Norte en el Océano Ártico, aunque no se descarta que todo 
sea un montaje de National Geographic para venderle reportajes a La 2.

           Se ignoran también qué oscuros intereses pueden obligar a mentir a 
la elite científica del mundo acerca de la implicación humana en el cambio 
climático, aunque sí parecen estar bastante claros los que mueven a quienes 
sostienen que el hombre no tiene nada que ver con este proceso y que, en 
cualquier caso, nadie sabe lo que pasará en cien años, ni siquiera si estaremos 
todos calvos. Las conexiones entre éstos últimos y grupos de presión 
financiados por compañías como Exxon Mobil, la empresa más contaminante del 
mundo, son algo más que evidentes, especialmente después de que el diario 
británico The Guardian demostrara hace tiempo que varias fundaciones sufragadas 
por la Exxon, como el American Entreprise Institute (AEI), habían ofrecido 
10.000 dólares a científicos y economistas para que escribieran artículos en 
los que se cuestionaran las conclusiones del grupo de expertos de la ONU. 



          Interesada filantropía de la petrolera

           ¿Quiere esto decir que cuando Aznar afirma que los ecologistas son 
los nuevos comunistas y que el calentamiento de la Tierra no es una verdad 
científica es que está a sueldo de alguna petrolera? Pues no exactamente, 
aunque alguna relación existe. En noviembre del pasado año, la revista Interviú 
publicó un reportaje sobre la fructífera carrera empresarial del ex presidente, 
empleado de Murdoch en la News Corporation, en cuyo accionariado sobresalen 
varios magnates texanos del petróleo como Fayed Sarofim, Charles Wilson y 
Alfred C. Glassell Jr (ex presidente de Texaco). Y daba cuenta además de sus 
actividades como conferenciante, ligadas tanto a la Heritage Foundation, otro 
think tank regado por la Exxon, como a la ya citada AEI, entre cuyos 
colaboradores figuran altos cargos de la Administración Bush como Dick Cheney o 
Richard Perle. Para un exhaustivo conocimiento de los tentáculos de esta 
compañía y sus relaciones con científicos estudiosos y asociaciones variopintas 
es imprescindible pasearse por www.exxonsecrets.org, una web creada por 
Greenpeace para desenmascarar la interesada filantropía de la petrolera.

           No es casualidad, por tanto, que el núcleo de los negacionistas 
españoles se aglutinen en torno a FAES -colaboradora de la AEI- y al Instituto 
Juan de Mariana, una institución creada para dar a conocer los beneficios de la 
propiedad privada y de la libre iniciativa empresarial que asegura ser 
independiente y no aceptar subvenciones de ningún Gobierno o partido político, 
pero sí de la Atlas Economic Research Foundation, otro satélite de Exxon, 
gracias a cuya "generosa aportación económica", el Instituto financia algunas 
de sus actividades. Existen además conexiones entre miembros del Instituto y de 
la AEI, que giran alrededor de su presidente Gabriel Calzada, profesor asociado 
de la Universidad Rey Juan Carlos, cuyo pensamiento sobre el cambio climático 
puede resumirse en esta frase: "El calentamiento global se ha convertido en una 
religión y los calentólogos en una secta dispuesta a mentir todo lo que haga 
falta con tal de lograr sus objetivos".

           El Juan de Mariana fue fundado en 2005. Su acto inaugural, según dio 
cuenta en su día el diario El País, consistió en un seminario sobre el 
Protocolo de Kioto en el que participaron la presidenta de Madrid, Esperanza 
Aguirre, el presidente de Libertad Digital, Alberto Recarte, y dos 
representantes del Competitive Enterprise Institute y del European Entreprise 
Institute, organizaciones ambas financiadas por la Exxon. El primero de ellos, 
Christopher Horner, abogado conservador norteamericano, giró además visita a 
FAES. En un reciente reportaje, La Vanguardia le atribuía la siguiente crítica 
a las conclusiones de los expertos sobre el cambo climático: "Con la base de un 
modelo falso, no es momento de poner a nadie en riesgo de perder el empleo".



          Lobby de eléctricas españolas

           Según denunció el director de Greenpeace España, Juan López de 
Uralde, Horner habría mantenido contactos con Recarte, consejero de Endesa, 
para constituir un lobby de eléctricas españolas contra Kioto, algo que Endesa 
negó en su momento. Lo que sí parece acreditado es que Horner, responsable de 
otro grupo de presión denominado Cooler Heads Coalition, empeñado en "disipar 
el mito del cambio climático", ha tratado de impulsar en Europa una especie de 
coalición de empresas para frenar la estrategia de reducción de emisiones 
contaminantes, siguiendo el mismo esquema que la industria más contaminante ha 
seguido en Estados Unidos.

           Lo que se ventila en Copenhague no es evitar el fin del mundo, ni 
siquiera retrasarlo, sino conseguir limitar el aumento de las temperaturas por 
debajo de los 2º centígrados. No hay duda de que en Siberia agradecerían cuatro 
grados más y hasta es posible que la cebada se diera mejor en las estepas. Lo 
que se trata de evitar es que aumenten las sequías, que peligre la 
superviviencia de entre un 20 y un 30% de las especies de plantas y animales, 
que la acidificación de los océanos acabe con la biodiversidad marina, que 
regiones densamente pobladas de Asia se vean azotadas por más inundaciones, que 
desaparezcan pequeños territorios insulares, que las olas de calor disparen el 
número de muertes y de incendios, que las mayores concentraciones de ozono 
eleven la frecuencia de enfermedades cardiorrespiratorias, que se pierda un 30% 
de los humedales del planeta o que, en España, haya menos agua y aumente la 
desertización, se reduzca la producción hidroeléctrica, se acabe con el turismo 
y disminuyan los rendimientos de los cultivos.

           Parecen riesgos demasiado grandes para quedarse de brazos cruzados. 
Si todo fuera una invención de los "campeones de la idea del Apocalipsis", como 
sostiene Aznar, reducir la emisión de CO2 a la atmósfera no dejaría de tener 
beneficios para la salud, al tiempo que significaría haber resuelto nuestros 
problemas de dependencia energética. Si no lo fuera, permanecer impasibles 
sería un suicidio colectivo. Elijan la opción que les parezca mas conveniente.


         
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