[MN] De Sandelis

  • From: Miguel Sandelis <sandelis88@xxxxxxxxx>
  • To: malnombre <malnombre@xxxxxxxxxxxxx>
  • Date: Mon, 22 Dec 2014 17:19:11 -0500

Felicidades a todos los maestros malnombristas; al Wilfre, Roque,
Liset, Liz, Irmita, Hery, Juliet, Ale Lage, Mariela, Danay y al Ñaña,
y a Ana, Janett, Yaser y Alberta que lo han sido, y disculpen si se me
queda alguno, pero para ellos también va.

Échenle un vistazo a esta linda crónica de un santiaguero sobre el
concierto más emotivo de Silvio (y mira que los hay) en el parqueo del
Latino, donde estuvo Mal Nombre ampliamente representado. Fíjense al
final en el detalle turquinero del autor.

Antes de la crónica, les recuerdo que nos acercamos a la fiesta del
primero de enero y les digo que tendremos sorpresas para las
competencias, que no solo van a ser deportivas, sino también
artísticas.

Sobre el Pico San Juan, les digo que saldremos el viernes 2, a las 8
a.m., desde los amarillos de la Autopista Nacional y les sugiero este
módulo:
•       Una lata de arroz por persona
•       Un paquete de espaguetis cada 2 personas
•       Una lata o caja de puré de tomate cada 4 personas
•       Especias por persona
•       Una barra de dulce guayaba de $ 5 cada 2 personas
•       Una barra de maní de $ 5 cada 2 personas
•       Panes o galletas (sin exagerar)
•       Algo de leche en polvo (el que pueda)
•       1/2 lata de azúcar por persona
•       Un tin de sal cada 4 personas
•       Una lata de carne, perros calientes o sustitutos cada 4 personas

Hay que llevar suficientes envases para agua (sin exagerar), que los
necesitaremos.

Saludos,

Sandelis

TURQUINAUTA                21 de diciembre de 2014              SANTIAGO DE CUBA

PEQUEÑA CRÓNICA DE UN CONCIERTO GIGANTE

Rafael Cruz Ramos*

LAS PERSONAS COMENZARON a gritar ¡Fidel!, ¡Fidel! y yo miré a todos
lados buscándolo hasta que lo vi subir al escenario en cinco cuerpos,
en cinco formas de heroísmo, y se plantó gigantesco en los zapatos de
Ramón, se transformó en los hombros de René, en la cabeza enhiesta de
Gerardo, en la lucidez callada de Fernando, en la Euforia de Tony. Las
personas seguían gritando porque también lo veían y Silvio le dio voz
cuando cantó El Mayor, ese himno del amor y de la patria.

Entonces, como un sortilegio mágico, ya no estaban en una noche de
plaza rodeados de miles, sino en una isla cósmica, gigantesca,
rodeados de millones y todos gritaban ¡Fidel!, ¡Fidel! Desde las
galaxias y los horizontes las voces se volvieron nuevamente música.
Ramón tomó el micrófono y nos dijo a todos Necios, esa palabra que
desde los 90 tiene un nuevo significado; algo así como mentar las
vergüenzas y los empujes.

Los Cinco, los miles, los millones cantaron, juraron, exigieron a las
palmas y a las mareas, a las puestas de sol y a los logaritmos del
riesgo, que bajo todas las estrellas caídas o los volcanes desatados,
nada ni nadie nos va a poner un dogal, un código de barras o una
yunta. Que la muerte nos sorprenderá con la misma camisa de la vida,
del juramento, del trueno y de la mínima flor.

Y las personas gritaban ¡Fidel!, ¡Fidel! Los cantantes tenían barbas y
los músicos rombos rojinegros en las gorras, los millones tenían las
manos grandes, los ojos de pícaro rebelde, las voces que encantan y
liberan. Ya nada podía impedir que llegara La Era parturienta: desde
las tinieblas del hueco, desde las hogueras del rencor y La Era no
solo fueron unos acordes de guitarra y percusión, sino un nacimiento
de soles sin ataduras, una ALBA que viene desde las montañas, una
redención andina, sierramaestrina, que nos envuelve a todos como a los
pájaros y árboles voladores, para hacer nacer un corazón popular, en
la nueva tierra.

Allí estaba Fidel, sin los años y con los años, joven y longevo como
un abuelo rejuvenecido que se sabe de memoria la Pequeña Serenata
Diurna; porque él es el inspirador de un “país libre que solamente
puede ser libre” y es, a la vez, la resurrección maravillosa de todos
los muertos a los que le debemos esta noche de libertad, de alegría,
de reencuentro. Esta noche destinada a cargar nuestros amores en
hombros y gritar a todo pulmón con Silvio, con Los Cinco, con Fidel
“soy feliz, soy un hombre feliz y quiero que me perdonen por este día,
los muertos de mi felicidad”.

Selección en Internet: Marta O. Carreras Rivery

*Dr. en Medicina Veterinaria; Máster en Economía Política; escritor
premiado por la UNEAC. Cuenta con 47 escaladas al Pico Turquino.

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