[dtoinfoetb] Editorial de la Nacion: Reconstruir la autoridad del docente

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 DOMINGO 13 de Noviembre de 2005 - ENVIAR POR E-MAIL


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Facundo Cañete ( fcaniete@xxxxxxxxx ) envía esta nota desde LA NACION LINE. 



Editorial I 
Reconstruir la autoridad del docente

http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=755920 






Muchas veces hemos hablado de la necesidad de que los padres de familia se
acerquen a las escuelas y participen de la educación que reciben sus hijos.
La familia es un actor fundamental del proceso educativo y, por lo tanto, es
necesario que esté en comunicación permanente con los principales
responsables de la experiencia formativa que se vive en el aula. 
Ahora bien, esa participación de los padres en la actividad escolar debe
apuntar a una finalidad integradora y constructiva y, sobre todo, debe
guardar plena coherencia con el necesario respeto por los roles
diferenciados que el docente y el alumno tienen asignados en la escuela. No
es posible que la intervención de los padres de familia se convierta en un
factor que altere la disciplina propia de los claustros y eosione o degrade
los espacios de autoridad y liderazgo que el maestro necesita ocupar en el
aula para cumplir satisfactoriamente su misión. 
En ese sentido, resultaron particularmente afortunadas las recomendaciones
que formuló el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, durante
el reciente Foro de Padres, realizado días atrás en el Colegio La Salle. En
esa oportunidad, Bergoglio dialogó con suma franqueza con más de 900 padres
de familia y produjo definiciones que el conjunto de la sociedad debería
tener en cuenta cada vez que se presenta la necesidad de encauzar
adecuadamente la relación entre los padres de familia y las estructuras del
sistema educativo. 
El cardenal criticó con severidad la frecuente actitud del padre que, ante
cualquier sanción o calificación adversa que recibe su hijo en el aula,
concurre a la escuela a quejarse o a cuestionar la conducta del docente.
Corresponde que los padres hablen de estos temas seriamente con sus hijos,
pero no que cuestionen al maestro.Un padre responsable no puede asumir una
conducta que dañe o lesione con tanta desaprensión la autoridad del docente
frente a su alumnado. 
Lamentablemente, la actitud del padre que asume ciegamente la defensa de su
hijo y concurre a la escuela a protestar por la sanción o la "mala nota" que
le pusieron es cada día más frecuente. 
Según su acertado juicio, los padres que adoptan esa conducta "están
pidiéndole a la escuela que haga lo que ellos no se muestran capaces de
hacer, que es hacerse cargo del hijo en problemas". Es decir, le piden al
colegio que se haga cargo de una responsabilidad que, en rigor, debería ser
asumida antes que nada por los padres en el hogar. 
Se enumeró, también, una serie de principios que los padres de familia deben
respetar cuando examinan la conducta de sus hijos. El primero de esos
principios es el que señala la necesidad de "hacerse cargo de los chicos en
tiempos en que nadie quiere hacerse cargo de ellos". En segundo lugar, los
padres deberían exhortar a esplegar el esfuerzo necesario para liberar a sus
hijos de dos flagelos muy propios de esta época: la banalización y la
mediocridad. 
En otro momento de su exposición, aconsejó a los padres tejer alianzas con
los integrantes de lo que llamó la "familia ampliada": encarar los problemas
educativos de los hijos con el apoyo y el consejo de tíos, abuelos, docentes
y amigos que se muestren dispuestos a participar del esfuerzo por buscar
nuevos horizontes para cumplir esa delicada misión. Es necesario evitar que
los padres descarguen las consecuencias de su impericia o de su inseguridad
sobre las espaldas de los educadores. 
La educación está sufriendo actualmente una aguda crisis de liderazgo. Los
especialistas opinan que el sistema educativo perdió en parte el rumbo luego
del fallido resultado que produjo la ley federal de educación, en parte
porque se consagró un modelo educativo cuyo objetivo central era la
inclusión social, descuidándose por completo la calidad de la enseñanza. 
Es imperoso reconstruir la autoridad del docente en el aula y volver a una
educación que incluya la transmisión de valores y conductas. Para eso es
imprescindible recomponer el perfil del educador y, sobre todo, la firmeza
de su liderazgo moral. En ese contexto, no parece de ninguna manera
conveniente que los padres se dediquen a cuestionar sistemáticamente las
decisiones de los maestros o a protestar contra cualquier medida
disciplinaria que afecte a sus hijos. Si los padres no modifican esas
actitudes, las soluciones estarán cada vez más lejos. 

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