[chilefuturo] El capitalismo, el fin de la historia y las escuelas de economía

  • From: Iván Alarcón <ivanovich100@xxxxxxxxx>
  • To: chilefuturo@xxxxxxxxxxxxx
  • Date: Mon, 17 Oct 2011 22:20:22 -0300

Estimados:

Bueno, en Argentina hace mucho rato se dieron cuenta que el neoliberalismo
se está cayendo a pedazos, la presidenta está reconstruyendo todas las
instituciones de la república argentina mandando al tarro de la basura todas
las políticas neoliberales implementadas por los gobiernos anteriores a
Kirchner, pero aún tienen un problema no menor... Las escuelas de economía,
siguen enseñando las doctrinas de Milton Friedman y del capitalismo en
general sin cuestionarlas bajo ninguna circunstancia, sobre eso están
trabajando los argentinos para cambiar esta situación pues estos ideólogos
neoliberales y capitalistas siguen siendo contratados y conduciendo las
grandes corporaciones en el país trasandino.

Les adjunto el artículo que se puede leer en página 12, :
http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-179051-2011-10-17.html

¿qué vamos a hacer en Chile al respecto? ¿como cambiamos esta realidad? ¿por
ejemplo, como pudimos aceptar que una persona que obtuvo un doctorado en
EEUU en Economía haya sido presidente de Chile? ¿cómo no nos dimos cuenta
que esto iba a ser nefasto para Chile? y no me refiero a Sebastián Piñera
sino que a Ricardo Lagos.

¿Cómo hacemos para que en nuestras escuelas de economía se haga tabla rasa
de todo lo que enseñan actualmente, que es basura de la peor?

Yo partiría enseñándoles a los futuros economistas de ese otro país que
anhelamos, que la economía no es una ciencia, que no existen fuerzas
naturales que condicionen al hombre a comportarse de cierta forma y que por
lo tanto la búsqueda o la aplicación de leyes generales de la Economía es
una ilusión.
Les enseñaría que la Economía es una construcción humana y que podemos hacer
lo que queramos y construir el país a la pinta nuestra, entre otras cosas

Bueno, dejo abierto el debate si es que quieren opinar por supuesto.

Saludos,

Iván

Un bastión neoliberal que resiste

Los contenidos de la carrera de Economía de la Universidad de La Plata
expresan a una corriente neoclásica en crisis. Distintos sectores presionan
para que se fomente el pluralismo ofreciendo diferentes paradigmas de
conocimiento, pero los avances son escasos.
 <http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-179051-2011-10-17.html>

<http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/economia/2-179051-2011-10-17.html>

*Producción*: Tomás Lukin

debate@xxxxxxxxxxxxxxx
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Promover la pluralidad

Por Lisandro Fernández *

La confección de un plan de estudio como el de la carrera de Economía
encierra múltiples debates, aunque el más sobresaliente es la orientación de
los graduados que se forman en esas facultades y su rol como profesionales.
De la definición de los lineamientos generales del plan, se desprende la
matriz de los futuros graduados, la orientación de las políticas públicas
recomendadas por ellos y la agenda de investigación.

Si se estructura una currícula de manera que en sus materias troncales y en
sus contenidos mínimos sólo contempla teorías, conceptos, modelos y
metodologías afines a una determinada corriente de pensamiento económico,
obviando visiones alternativas sobre los fenómenos estudiados, la producción
de conocimiento que se desprenda de dicho plan y la vocación de sus
graduados responderá a la cosmovisión de la corriente dominante. En la
Universidad Nacional de La Plata (UNLP), sin lugar a dudas, esa corriente es
la neoclásica, hoy cuestionada más que nunca por las catástrofes sociales
que provocó y provoca a lo largo de todo el mundo, por las recetas que de
ella se derivan. Por eso, más allá de que algunos estudiantes (a fuerza de
lucha y organización) o algunos profesores se formen en otras visiones, lo
predominante sigue siendo dicha perspectiva, la cual no da cuenta o hace
abstracción de las complejidades sociales que envuelven a los fenómenos
económicos.

Hace unos días, en este mismo diario las autoridades del Departamento de
Economía de la UNLP dieron cuenta de una propuesta de reforma que –en rigor
de verdad– no es tal, ya que mantiene intactos los lineamientos generales de
la economía neoclásica y por ende sus implicancias de política.

En primer lugar, si bien la propuesta mantiene cursos de Sociología,
Historia Social e Historia del Pensamiento Económico, lo único que hace es
sostener lo que ya está. De más está decir que lo hace debido a los fuertes
cuestionamientos y críticas que desde diferentes sectores se vienen
formulando en respuesta al intento original de borrarlas del plan o –en caso
de no ser posible– llevando a los estudiantes a otra facultad para
estudiarlas, estimulando así la creencia arraigada en esta casa de estudios,
acerca de que dichas disciplinas no tienen nada que ver con la economía.

En segundo lugar, el ámbito plural en el que supuestamente se inscribe la
discusión es falaz en doble sentido. Por un lado, la pluralidad brilla por
su ausencia en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP, ya que los
espacios promovidos por docentes, estudiantes y graduados que fomentan el
pensamiento crítico como la Escuela de Economía Política y las Jornadas de
Economía Crítica, entre otros, son sistemáticamente ninguneados y
boicoteados por las autoridades que permanentemente les niegan apoyo. Por
otro lado, la propuesta actual del Departamento de Economía no fue el fruto
de un proceso o debate sincero, pues el mismo se formuló entre un selecto
grupo de docentes para presentarse luego en sociedad: así los ejes del
“debate” giran en torno a los trazos gruesos que la propuesta oficial ya
delineó.

En tercer lugar, de poco sirve incorporar cursos de economía laboral,
finanzas y/o economía ambiental si no se ponen en discusión las teorías que
son necesarias y adecuadas para abordar estos problemas. Por ejemplo, en
economía laboral si estudiamos bajo el paradigma de la competencia perfecta,
llegaremos fácilmente a la conclusión de que el salario mínimo y los
sindicatos generan desempleo, típica respuesta neoclásica a los problemas
laborales.

Por todo esto, entendemos que el plan de estudio de Economía debe dar cuenta
de las complejidades de la disciplina y no cerrarse a una visión única que,
para colmo, ha probado ser claramente insuficiente para comprender y cambiar
la realidad. Para eso, es indispensable:

1) Contar con una formación plural que jerarquice el contrapunto entre las
principales corrientes que nutren esta ciencia: desde marxismo y
estructuralismo hasta poskeynesiano y kaleckiano pero también neoclásico. De
esta manera, los estudiantes podrán tener una visión integral de los
problemas, abordajes y propuestas, pudiendo a partir de ello formar una
opinión propia.

2) Ponderar e incorporar las materias con contenido social, perspectiva
histórica y/o filosófica. De esta manera lo/as graduado/as podrán insertarse
en el ámbito público o privado, teniendo un claro entendimiento de la
realidad político-social en la cual se desempeñan y sobre la cual van a
intervenir.

3) Brindar herramientas que permitan repensar los métodos de enseñanza y las
líneas de investigación en nuestras universidades, a fin de reorientar la
producción del conocimiento, hoy más preocupada por justificar las políticas
de ajuste que por dar cuenta de las necesidades sociales.

Dado el resurgimiento de las propuestas neoliberales como única solución a
la crisis mundial, urge que los centros de formación en economía en
Argentina pongan el acento en la pluralidad de ideas y el estudio de las
complejidades sociales, y así poder evitar las viejas (y fracasadas) recetas
aplicadas a los problemas ya conocidos.

* Graduado de la Facultad de Ciencias Económicas (UNLP), integrante de la
Agrupación Unidad de Graduados de Ciencias Económicas y miembro del Centro
de Estudios para el Cambio Social.
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Una de cal y dos de arena

Por Miguel Zanabria y Antonia Sbattella *

Desde hace más de diez años se alzan voces calificadas reclamando la reforma
de la enseñanza en economía, tarea claramente urgente ante la falta de
respuesta de la teoría estándar a los desafíos de la crisis mundial y de
comprensión al crecimiento de economías como Argentina, que considera
“pecados” políticas exitosas. Sin embargo, no se trata de cambiar una
ortodoxia por otra, sino ampliar la variedad de enfoques aceptando sus
complementariedades, haciendo de la pluralidad un valor y apelando a que de
un diálogo entre visiones a menudo contrapuestas surgan las respuestas
creativas, necesarias para abordar nuestros problemas y que nos sirvan para
no repetir las ideas que nos imponen desde aquellos países que hicieron lo
contrario a lo que dicen.

En el ámbito de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad
Nacional de La Plata se abrió la discusión para modificar los planes de
estudio. Para actuar en este debate, un grupo de estudiantes, graduados y
docentes de esa facultad conformamos las cátedras Nacionales y Populares.
Quienes las integramos somos investigadores, profesores, empleados del
ámbito público y privado no gracias al adoctrinamiento del pensamiento
único, sino pese a él. Tuvimos que autoformarnos, nutrirnos de la práctica
profesional y de política económica, buscar conocimientos complementarios en
otras universidades nacionales e internacionales. Ante nuestras vivencias
pretendemos que los futuros estudiantes no tengan que pasar por la misma
experiencia: queremos que la universidad forme profesionales útiles al país
y a su pueblo.

La respuesta de las cátedras a la propuesta de las autoridades del
Departamento de Economía ha generado un cimbronazo, que llega incluso al
seno de las autoridades de una facultad donde la ausencia de debate ha sido
la norma. Frente al retroceso que suponía la propuesta original, uno de los
objetivos básicos que nos planteamos fue el de abrir el debate sobre qué
tipo de economista deben formar las universidades públicas. Esto contrasta
con la visión de los sectores liberales más duros de las autoridades de la
facultad que condicionan el pluralismo y dejan en claro desde el origen la
rigidez de su proyecto. Por ejemplo no adoptando ninguna propuesta surgida
de las reuniones que mantuvieron con profesores y alumnos a pesar de que se
expresaron numerosas críticas. Sólo se produjo una tibia reacción a partir
de la movilización y masividad de las actividades realizadas y la
presentación de propuestas alternativas.

La contrapropuesta oficial da marcha atrás en la intención de eliminar los
contenidos históricos y sociales (en la original se eliminaban dos de las
tres materias que cubren esos contenidos en el plan actual). No hace falta
explayarse sobre cuáles son los problemas de una formación que desatienda
estos aspectos. Desde las Cátedras vemos con buenos ojos que hayan revisado
esta posición, aunque haya sido forzado por las circunstancias y no por
fruto de la convicción. Sí creemos, no obstante, que se deja intacta aún la
matriz de concepción teórica que domina la formación del egresado actual, en
la cual los fenómenos económicos son la sola manifestación de la elección
individual y racional de agentes desprovistos de la consideración de
aspectos institucionales e históricos específicos a cada país, los cuales
son determinados por la acción colectiva y validados por la política. Así,
no es de extrañar la explicación simplista y sesgada ideológicamente de
complejos procesos sociales dada por el paradigma en el que se basa la
formación: si hay desempleo será porque existen rigideces institucionales
que no permiten que funcione el mercado, por ejemplo.

Creemos que el futuro graduado de una universidad solventada por todos los
argentinos debe ser capaz de analizar y aportar soluciones al problema
histórico de nuestro país: el subdesarrollo. Debe permitirse una formación
pluralista, que dé cabida a aquellas concepciones téoricas que permitan
abordar los problemas de un país que enfrenta fuertes asimetrías productivas
y sociales debido a su forma de inserción periférica en el mundo. No basta
con introducir en la bibliografía textos de los ’80 de autores neoclásicos
honestos intelectualmente como Joseph Stiglitz. Son necesarios los aportes
más recientes de los mismos en los que frente a la crisis cuestionan la base
del enfoque dominante. Autores que reconocen hoy lo que economistas como
List o Hamilton sostuvieron desde el siglo XIX: que la política de
generación de capacidades tecnológicas nacionales, la protección selectiva
del mercado interno y/o lograr precios juzgados como “incorrectos” desde la
perspectiva neoclásica, pueden ser claves para el desarrollo.

* Cátedras Nacionales y Populares.

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